En estos tiempos que corren, cada vez son más las personas que deciden coser su propia ropa. Además de ahorrarnos algunos euros, podemos realizar nuestras propias creaciones dando un toque de originalidad a nuestros looks.
Si no tenemos el equipamiento adecuado, en esta web podemos hacernos con la máquina de coser que mejor se adapte a nuestras necesidades. Aunque no lo parezca, contar con los mejores medios nos ahorrará trabajo y esfuerzo, además de darnos los mejores resultados.
Puede que te interese este mundo, pero no tengas claro cómo enfrentarte a tu primera creación. Por eso, vamos a descubrir cómo coser las sisa de un vestido de forma sencilla.
Nos ponemos manos a la obra para coser la sisa de nuestro vestido
Cuando estamos empezando a coser, una de las ideas más sencillas y pintorescas es crear nuestro propio vestido. Además, con la llegada del calor, estas prendas se tornan en imprescindibles, por lo que tendremos una pieza de nueva temporada hecha con nuestras propias manos.
A la hora de coser la sisa de un vestido, una de las partes que más preocupan a quienes están empezando en esto, tenemos tres posibilidades distintas, por lo que debemos prestar atención.
Colocar un bies
Si queremos colocar un bies podemos optar por hacerlo por nuestra cuenta o comprarlo ya realizado. Lo mejor, en caso de que no tengamos demasiada práctica todavía, es comprarlo ya hecho para que el proceso nos resulte mucho más sencillo.
Cuando tenemos el bies, solo tenemos que abrirlo por la mitad, pegarlo al borde de la tela y fijarlo ayudándonos de alfileres por las dos caras, pasando una costura. Así, nos aseguramos de que quede igual por ambos lados. El resultado da un aire profesional.
Hacer o colocar unas vistas
Otra posibilidad que tenemos para coser la sisa es hacer unas vistas. En este caso, tenemos que coger el patrón y trazar la sisa trasera y delantera en un papel. Trazamos la curva y dibujamos una segunda curva en paralelo a la primera, separándolas unos siete centímetros. Después, las unimos a través de una línea recta. De este modo, obtendremos una vista tanto de la sisa delantera como de la trasera.
Cortamos dos piezas de cada vista, cogemos una delantera y otra trasera, y las unimos. Repetimos el proceso con las otras dos. Ahora, tendremos que colocar la pieza sobre la sisa, siempre por fuera del vestido, cuidando que las dos caras se toquen y haremos coincidir la curvatura superior de la vista con la de la sisa. Colocamos alfileres y pasamos la máquina con paciencia. Finalizamos remetiendo hacia dentro el otro borde y cosemos a mano con mucho cuidado. En el exterior no deben apreciarse las puntadas.
Hacer un dobladillo
Esta última posibilidad suele ser una de las más sencillas y más elegidas. Junto con la del bies, es la recomendada para trabajar en telas finas, dejando a un lado el hacer vistas, cosa que se puede tornar algo más complicada para quienes carecen de experiencia.
La idea es hacer un dobladillo doble. Primero haremos uno más pequeño y, después, doblamos de nuevo. De este modo, nos aseguraremos de que no se pueda deshilachar.
Una forma práctica de estrenar nuevas prendas
Aunque al principio pueda parecer complicado, lo cierto es que, a través de la experiencia, nos daremos cuenta de que no se tarda demasiado en cogerle el truco. Hacer un vestido de sisa, de hecho, es una forma excelente de comenzar en el mundo de la costura.
Desde el momento en el que veamos que somos capaces de hacerlo, tendremos la posibilidad de estrenar nuevas prendas para la temporada veraniega sin necesidad de ir iguales que todo el mundo. Es decir, tendremos piezas originales realizadas con nuestras propias manos, lo que nos aportará un extra de satisfacción.
Coser, un método terapéutico
Para muchas personas coser es un oficio que se está perdiendo con el paso de los años, debido al auge de las grandes cadenas de moda. Antes, sin embargo, era la forma que tenían las personas de estrenar ropa. Sobre todo, aquellas que no contaban con los medios suficientes para adquirirla en las tiendas.
En la actualidad, se reivindica la importancia de este oficio que, además, puede resultar terapéutico. La razón es que se obtiene una gran satisfacción cuando vemos que hemos sido capaces de realizar un trabajo desde cero con nuestras propias manos, algo que siempre debemos tener en cuenta antes de ponernos manos a la obra.
Además, despertará nuestra mente y nos obligará a estar concentrados durante un espacio de tiempo determinado. De este modo, nos centraremos en crear y dejaremos de lado las preocupaciones. Todo ello, por supuesto, siempre que tengamos el equipo adecuado con el que no haya lugar para los errores.
En definitiva, un oficio bonito que todos podemos empezar a practicar.