Karl Marx introduce el marxismo en su libro El Manifiesto Comunista.
La filosofía Marxista expresa que el mundo está constituido por clases sociales y estas nacen de las diferencias de recursos que se dispongan. El marxismo gira principalmente en torno a las relaciones socioeconómicas que caracterizaban a la Europa del siglo XIX en el momento posterior al estallido de la Revolución Francesa y en el período histórico en el cual la industrialización cambió profundamente las formas sociales y económicas conocidas hasta el momento. Para el marxismo la base de la organización social era la división de clases, concepto ciertamente complejo que hasta el día de hoy genera conflictos en torno a su definición. Para Marx y otros filósofos contemporáneos tales como Engels, la sociedad capitalista se dividía en clases según se poseyeran los medios de producción o se poseyera fuerza de trabajo.
Mientras los capitalistas, dueños del dinero y de los medios de producción actúan en la teoría marxista como los explotadores que obligan a ingentes cantidades de seres humanos a convertirse en simple fuerza de trabajo, los trabajadores serían, a pesar de su falta de reconocimiento y poder, los responsables de llevar a cabo la revolución proletaria. Esta revolución proletaria significaría la toma del poder de esos medios de producción, que no pueden pertenecer a otros que a quienes los manejan día a día en las fábricas, y a la instauración de gobiernos en los cuales los derechos trabajadores y sociales sean reconocidos. La culminación de esta revolución era para Marx la instauración de la dictadura del proletariado y la consiguiente desaparición de lucha de clases.