La familia

 

FAMILIA

A diario vivimos en una sociedad, que nos brinda distintos conceptos de parentesco y convivencia que se van adaptando al medio que nos rodea según los factores culturales, sociales, económicos y afectivos. Existen una infinidad de disputas de inconformidad familiar con nuestros hermanos, padres, tíos e incluso abuelos. Generalmente esto se da, a que nos fijamos excesivamente en los errores y defectos de los demás, dejando en el olvido todas las buenas acciones y virtudes que nuestros seres queridos poseen. La psicología humana en respuesta con pensamientos y acciones a las personas, es más amigable al estímulo de agradecimiento y  aliento de superación que al de enojo y desagradecimiento.

Cómo se sentirían nuestros padres o tíos o abuelos o quienes sean nuestro sustento económico en el hogar al ir a visitarlos al trabajo para ayudarlos sin que nos lo pidan y luego de hacerlo, decirles lo agradecidos que estamos con su apoyo, que se sienten tan afortunados de tenerlos. Y sin ellos quizá su vida sería más difícil. Hagan la prueba y verán un rostro lleno de alegría reprimida de no haber escuchado eso, ya que es raro conocer a un hijo, sobrino o nieto que se lo recuerde a menudo. Esa pequeña acción no solo les ayudará a mantener una mejor relación con sus padres, sino que será más accesible el diálogo de las acciones que no están de acuerdo con ellos, entablando una conversación sobre su actitud en ciertas costumbres o hábitos que lo vean negativos para vuestro bienestar familiar.

Cuando terminen de leer esto, agradecería que lean lo siguiente a toda su familia.

 

“El Televisor”

Mientras oraba antes de acostarse, un niño pidió con devoción: “Señor, esta noche te pido algo especial: conviérteme en un televisor. Quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa. Es decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de la familia a mí alrededor. “Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención y ser aquel al que todos quieren escuchar sin interrumpirlo, ni cuestionarlo. Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando no funciona”.

“Y tener la compañía de mi papá cuando llegue a casa, aunque esté cansado del trabajo. Y que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida, en lugar de ignorarme. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo”.

“Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado”.

“Señor, no te pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisor”

¿Le damos más importancia a los objetos que a las personas?

¿En qué consiste la comunicación?

 

Bibliografía

Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo(ed.).  La culpa es de la vaca. Bogotá,Colombia 2002.

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