Como predecir el impacto de los antidepresivos mediante la medición de ondas cerebrales

La depresión es un enorme problema médico pública y una causa primordial de discapacidad que afecta a diecisiete millones de personas en U.S.A. todos los años. Menos de una tercera parte de las personas con el trastorno halla alivio con el primer antidepresivo que se les receta, y los pacientes deben aguardar de semanas a meses para poder ver si les resulta efectivo. Ciertos asimismo dejan de tomarlos debido a sus efectos secundarios.

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Unos estudiosos de la Universidad de California en la ciudad de Los Ángeles (UCLA) de E.U. han comprobado que con un simple biomarcador (dos grabaciones de ondas cerebrales, o bien electroencefalogramas, que pueden ser llevadas a cabo en el consultorio de un médico en unos diez minutos), es posible pronosticar si la persona va a entrar en una fase de remisión tras solo una semana de tratamiento.

“Conocer si un fármaco va a marchar podría quitar semanas de espera por la parte del paciente, y darle a este un tratamiento efectivo más rápidamente”, tal y como arguye el doctor Andrew Leuchter, maestro en el Departamento de Siquiatría y Ciencia del Biocomportamiento en el Instituto Semel de la UCLA.

Los efectos de los Fármacos

El efecto de un fármaco sobre una persona es previsible, mas el nivel de eficiencia en todos y cada sujeto resulta más bastante difícil de predecir, sobre todo en el caso de ciertos géneros de medicamentos. (Foto: Amanda Mills / CDC)

Los estudiosos emplearon las grabaciones electroencefalográficas para pronosticar la remisión de la depresión en aquellos que toman escitalopram, un antidepresivo común. El escitalopram actúa acrecentando los niveles de serotonina, un mensajero químico cerebral o bien neurotransmisor que ayuda a regular el estado anímico.

Un ensayo que está en curso en la Universidad de Yale, conducido por el siquiatra Gerard Sanacora, puede ser el comienzo de una nueva psiquiatría: un paciente con depresión recibió una inyección de ketamina que entró a sus venas a lo largo de cuarenta minutos, buscando llegar a sus células cerebrales. Si actúa como se espera, la ketamina va a ser el primer medicamento en parar los impulsos suicidas en pacientes con depresión, salvando muchas vidas. Otros estudios están valorando su efecto si se utiliza como una vacuna contra la depresión y otros desórdenes postraumáticos. Esto no es solamente ni nada menos que redefinir el comprensión de las enfermedades mentales.

La depresión es uno de los problemas médicos que no paran de acrecentar en la población, causando daños en ámbitos poco a poco más extensos puesto que contribuyen a trastocar seriamente la vida rutinaria de las personas perjudicadas y de quienes las rodean. Mas pese a medio siglo de investigación, publicidad omnipresente y ventas estratosféricas, los antidepresivos simplemente no trabajan realmente bien. Ellos tratan la depresión tal y como si fuera ocasionada por un desbalance químico, de esta forma, bombear un ingrediente, introducir otro y inconveniente resuelto.

Un antidepresivo semeja ser capaz de reprimir el avance del Mal de Alzheimer

Coincidiendo con otros descubrimientos recientes de nuevas vías bioquímicas para anular procesos latentes en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, ahora se ha verificado que un antidepresivo frecuentemente recetado puede reducir la producción del ingrediente primordial de las placas cerebrales asociadas al Alzheimer.

Los resultados de esta investigación, efectuada en ratones y humanos por especialistas de la Universidad Washington en San Luis de Misuri, y la Universidad de Pensilvania, las dos en E.U., respaldan las conclusiones de estudios preliminares en ratones en los que se evaluó una serie de antidepresivos.

Las placas cerebrales citadas están muy relacionadas con los inconvenientes de memoria y otros deterioros cognitivos ocasionados por la enfermedad de Alzheimer. Detener el desarrollo de las placas podría parar el catastrófico declive mental ocasionado por la enfermedad.

El equipo de John Cirrito, maestro de medicina neurológica en la Universidad Washington, halló que el antidepresivo citalopram detuvo el desarrollo de placas en ratones con un trastorno equivalente al de la enfermedad humana de Alzheimer.

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