Cómo son mis días saludables

paseando a mi perro salud y bienestar

Salí a pasear con mi perro, íbamos por el centro de la ciudad. Vitrinas, ambulantes y comida, y todavía no eran las 8 de la mañana. No se que tiene el centro de una ciudad que atrae tanta gente y tanto movimiento.

Cada paso que dábamos nos alejaba del centro, llevándonos hacia el norte. Un parque, árboles, una pequeña laguna artificial y un observatorio. Aunque todavía había movimiento, eran más niños en uniforme que llegaban a sus colegios.

En una de las veredas, un señor de edad en un pequeño e improvisado puesto, con un disco que giraba a manivela, afilando cuchillos. Años atrás esa imagen era algo común, varios compitiendo por clientes, ahora solo quedaba uno. Y, con productos tan baratos, son pocos los que aún prefieren reparar.

Un par de cuadras más allá, empezaban a abrir algunos negocios. Carteles con sus promociones: “Television LED en oferta. Docena de medias a mitad de precio. Nuevos modelos de máquinas centrifugadoras” y muchas cosas más.

Llegamos a nuestro destino, un pequeño mini mercado, donde suelo comprar verduras y frutas orgánicas. La verdad, me parece más marketing que otra cosa, porque como bien me decía mi tío, pueden certificar lo que quieran, pero los químicos ya están en el suelo hace rato.

Emprendimos nuestro regreso, teníamos el tiempo justo. Al llegar a casa, quedó tiempo para preparar el desayuno y arreglarme para salir. Fido no comería nada hasta el medio día, y me recomendaron que le de comida luego del ejercicio, además como mi perro come una dieta casera, se la preparo siempre, junto con mi almuerzo.

Yo trabajo en mi taller de reparación de electrodomésticos. Bueno, era de mi abuelo, pero como fui el único que le gusto meter mano y arreglar cosas, pues me quedé a cargo. Mis clientes,s en la mayoría, son vecinos, pero, siempre viene uno que otro de otros barrios con algún aparato no tan común.

Cuando hablo de común, me refiero a licuadoras, aspiradoras, TVs y radios. Nunca falta el ocasional refrigerador o una que otra lavadora. Aunque, con estas últimas no me gusta meterme, porque toca usar agua para probarlas y limpiar el desastre final es complicado.

El otro día me llamó una clienta de años, a decir que la tía le mandó un aparato para cocinar las papillas de su hija, un disque robot de cocina infantil. Medio me explicó por teléfono, pero como entendía le que pasaba, le dije que me lo traiga al taller. Cuando llegó con el aparato, parecía una licuadora de juguete.

Ese bendito aparato ha sabido cocinar al vapor y licuar la comida. Me explicó que no cocinaba, que no sabia que pasaba, pero que el vapor no salía. Lo tenía 3 meses y se supone era nuevo. Entre al internet para aprender más sobre el aparato, lo probé y no había vapor.

Lo desarme y, luego de leer el manual, encontré el problema. No es misterio la calidad del agua de tubería, agua dura que calcifica tuberías y, ni se diga en este tipo de aparatos. La primera alternativa fue una solución 1:1 de agua caliente y vinagre, 2 horas para que disuelva las obstrucciones. Al pasar ese tiempo, cambiar por una solución nueva, y ponerlo a funcionar. Al cabo de 4 horas, empezó a funcionar sin problemas. De todas maneras, le puse mas solución de agua y vinagre, para que quede bien limpio.

Por si todavía me estás leyendo, y tienes cafeteras, humidificadores, vaporizadores, o cualquier otro aparato que utilice agua, evita utilizar agua del grifo. Si no puedes evitarlo, prepara una solución de 50% agua caliente o tibia y 50% vinagre blanco, llena con esta mezcla y deja reposar de 2 a 6 horas, dependiendo del tamaño del recipiente.

Bueno, es hora de terminar por ahora. Me trajeron un enfriador de vinos en la mañana y tengo que ponerme a trabajar en el. Ya les contaré sobre otras reparaciones más adelante.

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