Los implantes dentales son una de las mejores alternativas disponibles para reemplazar uno o más dientes perdidos. Sin embargo, no están exentas del hecho de que pueden surgir algunos problemas. ¿Por qué sucede esto y cómo lo manejamos?
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Los implantes dentales nos ofrecen ventajas desde el punto de vista estético, funcional y de salud general. Gracias a ellos, cualquier tipo de alimento se puede masticar con normalidad, restableciendo por completo su función, además mejoran la belleza de nuestra sonrisa y nos hacen sentir seguros. Otra ventaja que ofrecen es que previenen la pérdida ósea o la reabsorción severa del hueso de la mandíbula por falta de dientes.
Estas razones hacen que la implantología sea una de las disciplinas dentales de mayor crecimiento en los últimos años. En concreto, España es uno de los países con más implantes, alcanzando los 800.000 en 2017, según una publicación del Consejo Dental. En la misma publicación también se mencionan estadísticas de fallas para las tecnologías descritas, cuyos porcentajes fluctúan entre 5% y 10%. Estos datos nos recuerdan la importancia de la colocación de implantes y cómo reducir y controlar aquellos factores que puedan afectar a la calidad de los resultados.
¿Qué son los implantes dentales?
El implante consiste en un tornillo de titanio, altamente biocompatible con el cuerpo humano, que se inserta en el maxilar superior y queda integrado mediante un proceso de «osteointegración» que imita la función de la raíz de un diente natural. Una vez completada la integración, se colocará sobre ella una restauración o corona, devolviéndole la apariencia y función del diente natural. Al puentear sobre un implante soportado por múltiples implantes (conectando múltiples coronas), se puede realizar el mismo procedimiento varias veces, o incluso se puede reemplazar un arco dental completo colocando varios implantes. El proceso de colocación del implante lleva algún tiempo porque una vez que se coloca el implante en el maxilar, hay que esperar semanas o meses para que se complete la osteointegración. Es decir, para que el tornillo quede totalmente asentado en el hueso. El número de semanas de espera es variable y depende de factores como la salud bucal o la cantidad y calidad de hueso disponible para el paciente. Se deben realizar estudios individualizados y analizar la situación de cada paciente para determinar el tiempo adecuado, que puede variar de 6 a 8 semanas en los casos más favorables, y para casos más complejos comenzamos con huesos muy blandos o gran atrofia. Se requiere un tratamiento de aumento óseo antes o simultáneamente con la colocación del implante. Actualmente también contamos con una tecnología llamada Carga Instantánea que permite la colocación de implantes y restauraciones en el mismo día. Estos casos son ideales tanto para el departamento de estética como para la rehabilitación total del arco, siempre que el paciente sea candidato y las circunstancias lo permitan.
¿Por qué se caen los implantes dentales?
Uno de los mayores inconvenientes que puede sufrir un paciente con implantes dentales es su fracaso o fracaso, lo que provocará que se caigan o se pierdan. Las principales causas del desprendimiento prematuro de implantes incluyen:
- Infección en el hueso que impide que el implante se integre correctamente
- Cantidad insuficiente de tejido óseo
- Estado muy desfavorable, mala calidad ósea.
Con el tiempo, los implantes también pierden el hueso que los sostiene, lo que afecta su salud y estabilidad. Esto es común en pacientes con piorrea no tratada que no mantienen prácticas higiénicas adecuadas, que no asisten a exámenes y visitas de mantenimiento, o que son fumadores. Infección ósea La presencia de bacterias en la zona cercana al implante es una de las causas de su desprendimiento. A menudo asociadas con la enfermedad de las encías (piorrea), estas bacterias actúan sobre las superficies de los implantes, los colonizan y afectan su salud e integridad.
El tratamiento adecuado de la enfermedad periodontal y el mantenimiento experto mejoran significativamente el éxito y la supervivencia del implante. Otra posibilidad es que se encuentren bacterias en nuestros dientes perdidos o extraídos. Algunas bacterias que infectan los dientes pueden permanecer en la boca después de una extracción dental. En infecciones graves es muy importante que un especialista nos ayude con un correcto raspado. Las bacterias tanto en la encía como en el hueso dificultan la mencionada osteointegración, aumentando las posibilidades de una mala integración y la consiguiente pérdida del implante.