¡Chúpate ese hueso(, que tiene caña)! (¡Róete ese hueso!): Usamos esta frase como burla a alguien que ha recibido su merecido o que se ha llevado un chasco cuando presumía de no equivocarse nunca.
Estabas muy convencido de que aprobabas la oposición y presumías de que tu tío era amiguete de éste y del otro. Vamos, que todo estaba hecho. Y ahora has suspendido. Pues, sabes lo que te digo, ¡chúpate ese hueso! A veces también se usa como exclamación de asombro ante una acción o un comportamiento soprendentes. ¡Anda! Las doce y en la cama. ¡Chúpate ese hueso, que tiene caña! Menos mal que querías madrugar.
La expresión debió de haberse originado en algún cuento o chiste en el que alguien quisiera aprovecharse de otro y quedarse con la mejor parte de la comida, con la carne.
Descubierta la burla, el supuesto burlado habría acabado llevándose las mejores tajadas y soltándole la irónica exclamación que nos ocupa al supuesto burlador, que habría tenido que conformarse con roer los huesos y chuparles la caña (el tuétano). V. ¡Toma del frasco, Carrasco!