Al detalle

Al detalle: Pormenorizada y minuciosamente. La boda salió fenomenal. Estaba todo calculado al detalle: los horarios, el transporte, menús vegetarianos, zona de fumadores… En el comercio la venta al detalle, o al por menor, es la que se hace en pequeñas cantidades o por artículos, la de los minoristas; resumiendo: la que se hace en tiendas. V. A granel||Al por mayor.

Al desgaire

Al desgaire: De forma descuidada. Sin poner atención. Sin ganas. Si no tenías ganas de pintar la habitación, ¿por qué no has llamado a un pintor? Y no que así lo has hecho al desgaire y ha quedado de pena…. Se notan todos los brochazos. A mediados del siglo XV se documenta en nuestra lengua la locución mirar de desgaire, ‘mirar con desprecio’, derivada seguramente de la catalana a escaire, ‘en diagonal, oblicuamente’, pues así mira quien demuestra desdén. Posteriormente la expresión pierde el verbo y se generaliza.

Al contado

Al contado: [pagar] Dar el dinero en el momento de hacer la compra, es decir que, a cambio del producto, se entregue moneda que pueda contarse. He pagado el coche al contado, porque así me hacían un buen descuento. Aún existe en muchas tiendas y establecimientos la clásica inscripción de «Pagos al contado». V. Pagar a tocateja.

Al César, lo que es del César

Al César, lo que es del César: [dar] Esta frase la empleamos para significar que a cada cual hay que darle los méritos que le corresponden. Gracias por vuestras alabanzas a mis bocadillos, pero la tortilla la ha hecho Andrés: al César lo que es del César. El dicho tiene un origen «material» que hoy ha perdido, pues está tomado del pasaje evangélico (Mateo, XXII, 15-22; Lucas, XX, 25) en el que unos fariseos le preguntan malintencionadamente a Cristo si se deben pagar impuestos al César, a lo que Él responde: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Al canto

Al canto: Se usa esta locución generalmente detrás de un sustantivo, para indicar que algo es inevitable e inmediato. Me pillaron por la autopista a ciento cuarenta y, claro, multa al canto. Pese a que los diccionarios registran la locución bajo la acepción de canto como ‘borde, esquina, extremo’, el significado nos lleva a pensar en la primera acepción ‘canción’, seguramente en quien, tras haber cantado o recitado (al canto), como los juglares medievales, fuera recompensado con dinero o con alimentos. V. Que te crió.

Al buen callar llaman Sancho

Al buen callar llaman Sancho: Se emplea esta frase para alabar las virtudes de la persona discreta, de quien sabe callar a tiempo. Es mejor que me calle y no siga discutiendo: al buen callar llaman Sancho. Parece que ese Sancho, paradigma de la discreción, es Sancho II, rey de Castilla. Escriben los libros que, viendo cercana su muerte, hecho que ocurrió en el año 1065, el rey Fernando I de Castilla repartió sus posesiones entre sus cinco hijos: Alfonso, Sancho, García, Elvira y Urraca. A esta última le correspondió la ciudad de Zamora, cosa que no agradó en absoluto a Sancho, quien, a pesar de ello, supo callar, como cuenta la leyenda, ante el lecho de muerte de su padre. El antiguo romance que se originó en este episodio, conocido como Zamora, la bien cercada, dice: «Al que te quite a Zamora/la mí maldición le caiga./Todos dijeron amén,/menos don Sancho, que calla». Sancho moriría poco tiempo después a manos de Vellido Dolfos, cuando intentaba arrebatar Zamora a su hermana. De este hecho arranca el Cantar de Mio Cid. Habría que señalar que nada tiene que ver aquí el bueno de Sancho Panza, en otras ocasiones sabia fuente de cultura popular. Baste reproducir un pasaje del capítulo XLIII de la segunda parte de El Quijote, cuando Don Quijote aconseja a Sancho sobre el modo de gobernar la Ínsula Barataria y le reprende por el continuado uso de refranes: «Maldito seas de Dios, Sancho —dijo a esta sazón Don Quijote—; sesenta mil satanases se lleven a ti y a tus refranes (…) Dime, ¿dónde los hallas, ignorante? ¿Cómo los aplicas, mentecato? (…)» «Por Dios, señor nuestro amo —replicó Sancho—, que vuestra merced se queja de bien poca cosa (…) ninguna otra hacienda tengo ni otro caudal alguno, sino refranes; y ahora se me ocurren cuatro que vendrían aquí que ni pintiparados, o como peras en tabaque, pero no los diré, porque al buen callar llaman Sancho». «Ese Sancho no eres tú —respondió Don Quijote—, porque no sólo no eres buen callar, sino mal hablar y mal porfiar (…)». Tanto Covarrubias (1611) como Correas (1627) apuntan que este Sancho po- dría ser una deformación del adjetivo santo, o mejor, sancto, latinizado, una mala interpretación de algún copista. Entenderíamos la frase entonces como algo así: el saber callar es señal de santidad o de bondad.

Al/del bies

Al/del bies: [cortar; estar; poner] En diagonal. Yo cambiaría la tele de sitio, porque ahí donde está hay que mirarla al bies. Al bies es una forma de cortar la tela, en diagonal o sesgada con respecto al hilo. La expresión es un galicismo: biais, en francés es ‘sesgo’.

Al baño de María/al bañomaría/al baño María

Al baño de María/al bañomaría/al baño María: [poner; cocer; cocinar; preparar] Es esta una forma de cocinar en la que un recipiente con el alimento que se quiere preparar se coloca dentro de otro, más grande, que contiene agua hirviendo, de forma que el agua no entre en el recipiente pequeño. Para que el flan de huevo quede bien hay que hacerlo al baño de María. La expresión, que aparece ya en textos del siglo XVI como balneum Mariae, alude a una técnica que los alquimistas utilizaban con frecuencia para calentar productos. Parece ser que éstos la nominaron así en recuerdo de María o Myriam, hermana de Moisés, que tuvo fama de bruja y profetisa y que fue considerada en la Edad Media como la depositaria de las artes mágicas y adivinatorias del pueblo hebreo. Algunas leyendas hablan también de una judía del siglo III o IV, de nombre María, que vivió en la ciudad egipcia de Alejandría, a quien se atribuye la invención del kerostasis, un vaso cerrado en el que se podía fundir el cobre con los efectos del vapor.

Al alimón

Al alimón: Conjuntamente, en especial cuando algo lo llevan a cabo dos personas. Los dos conferenciantes nos dieron la charla al alimón y la verdad es que resultó fenomenal. Se usa bastante en la frase torear al alimón, una suerte antigua del toreo que se practica hoy en las capeas y que consiste en que dos personas sujetan el capote plegado, cada una por un extremo; cuando el toro o la vaquilla embisten se abren y el animal pasa por el medio. Es posible que la locución provenga de una canción infantil con la que se acompañaba un juego en el que, cogidos de la mano, los participantes avanzaban hacia los del otro bando y después retrocedían cantando «alalimón; alalimón», lo que no está nada lejos de una conocida copla, hasta el punto de que podría ser una variante de ella: «A la lima y al limón, que no tienes quien te quiera/A la lima y al limón, te vas a quedar soltera».

Al albur

Al albur: (de) [estar; quedarse] (Correr un albur) Al azar. A lo que salga. Tienes que prepararte por lo menos cincuenta o sesenta temas. No puedes ir a las oposiciones al albur, a ver qué pasa. En el juego de naipes llamado monte, se llaman albur —palabra que parece haber salido del término árabe al-bur, ‘prueba’— a las dos primeras cartas que la persona que corta el mazo extrae de la parte inferior del mazo y gallo las que coge de la superior. Es un juego de apuestas en el que cuenta más la suerte que la habilidad.

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