Afeitar un huevo en el aire

Afeitar un huevo en el aire: Ser extremadamente comedido en los gastos, y además sacar provecho económico de todo, incluso de las cosas más ex- trañas, vamos, en una palabra, ser un tacaño. Antonio no sale nunca al cine para ahorrar, jamás come fuera, compra lo más barato que encuentra. Vamos, que afeita un huevo en el aire. Imagínense a alguien armado con una cuchilla de afeitar tratando de rasurar un huevo. ¿Le podrá sacar algo? Pues ahora imagínense a ese mismo alguien tirando el huevo al aire y tratando de afeitarlo mientras cae. V. Cortar un pelo en el aire.

Adornarse/vestirse con plumas ajenas

Adornarse/vestirse con plumas ajenas: (Ponerse plumas ajenas) (Ser queso de muchas leches) Usar lo ajeno como si fuera propio, especialmente textos o frases de otro. En la frase actual se advierte una clara dilogía, es decir, pluma funciona en sus dos significados: la del ave, que se usa como adorno, y la de escribir. No cabe duda de que es un gran orador, pero lo sería aún mejor si no se adornara tanto con plumas ajenas, porque siempre mete, sin citar las fuentes, una frase por aquí, un fragmento de una novela por allá, un poema por el otro lado… Es posible que la expresión se deba a una fábula, ya recogida por el griego Esopo (s. IV a. C.) y el romano Fedro (s. I), El grajo y los pavos reales, que cuenta la aventura de un grajo que, despreciando a los pájaros de su especie, se adornó con las plumas de un pavo real para, disfrazado, unirse a un grupo de estas aves. Los pavos reales no sólo lo rechazaron, sino que le dieron una buena tunda y le quitaron las plumas, las ajenas y las propias. El grajo volvió con sus congéneres que, al verlo de aquella guisa, desplumado y hecho unos zorros, también lo rechazaron. Por otra parte, el queso que se elabora con diferentes tipos de leche no deja de ser, como la obra literaria o artística en general que se elabora con retazos de otras, menos puro y menos reconocido. V. Vérsele a alguien el plumero|| Ser lechuga de otro huerto.

Adorar/besar al/el santo por la peana

Adorar/besar al/el santo por la peana: (Por la peana se adora/se besa al santo) Adular o alabar a alguien, o procurar la amistad de una persona buscando el propio interés. Este tío está todo el día haciéndome la pelota, pero me da la impresión de que quiere adorar el santo por la peana y que espera conseguir algo de mí… Pues está listo. La peana es el soporte en el que se apoya la estatua, el santo, es decir, lo más material, lo que está más aferrado al suelo. La frase nos transmite la idea de que alguien, fingiendo buscar lo espiritual, se dedica a conseguir lo material. También podríamos interpretarla literalmente: quien besa los pies de alguien le muestra sumisión, le hace descaradamente la pelota, lo «adora» o finge adorarlo. V. Bailarle a alguien el agua||Dar coba||Dar jabón a alguien||Hacerle a alguien la pelota.

Adorar al becerro de oro

Adorar al becerro de oro: (Ser algo el becerro de oro) Se dice esta frase de quienes se preocupan exclusivamente por el dinero y por los bienes materiales. Ahí lo tienes, toda su vida adorando al becerro de oro, amasando dinero, juntando una fortuna increíble para que ahora se muera sin herederos y se lo lleve todo Hacienda. La expresión está tomada del libro bíblico del Éxodo XXXII, en el que se relata la travesía por el desierto de los israelitas hacia la tierra prometida. Cuando Moisés bajó del monte Sinaí tras haber recibido las tablas de la ley con los diez mandamientos, encontró que el pueblo, desesperado tras tan largo e infructuoso viaje, se había amotinado contra su hermano Aarón y había levantado un ídolo de oro con forma de becerro, al que adoraban. Moisés rompió contra la estatua las tablas de la ley y suplicó perdón a Dios en nombre de su pueblo. V. Hacer novillos.

Adónde/dónde irá el buey, que no are

Adónde/dónde irá el buey, que no are: Se aplica esta frase a quien, pese a los cambios de lugar o al discurrir del tiempo, sigue mostrando la misma actitud negativa o causando los mismos perjuicios. Primero lo echaron de este instituto por inútil y lo mandaron a un pueblo de Soria. Allí le pasó lo mismo. Acabó en Córdoba y, al parecer, va a correr la misma suerte… Adónde irá el buey que no are. El buey no sabe hacer otra cosa más que arar y, por tanto, es inútil in- tentar adiestrarlo en otra actividad o pensar que cambiado de lugar pueda cambiar también de costumbres o de forma de ser.

Admitir/aguantar/soportar/resistir/tomar puyas/varas

Admitir/aguantar/soportar/resistir/tomar puyas/varas: (Darle a alguien un puyazo) Soportar desgracias o adversidades. No sé si voy a ser capaz de admitir más puyas este año, porque entre enfermedades, problemas en el trabajo y desgracias familiares llevo ya una buena carga. La puya es la punta metálica punzante, en forma de puñal que, colocada en una vara o garrocha, usa el picador para picar al toro. También, debido a una común sinécdoque con la que tomamos la parte por el todo, se suele llamar puya a la propia vara (v. Dar la vara). Esta palabra, emparentada con la latina pugione(m), ‘puñal’ suele confundirse con pulla, ‘dicho mordaz, hiriente o insultante’ (v. Tirarle a alguien una pulla), que quizá deriva de puya, mezclada con un derivado del antiguo verbo repullar, que en el siglo XV significaba ‘replicar satíricamente’ y que parece derivarse del latino repellere, ‘rechazar, repeler’. V. Crecerse en el castigo.

¡Adiós, Madrid, que te quedas sin gente!

¡Adiós, Madrid, que te quedas sin gente!: Se dice, irónicamente, para referirse quien presume de ser el más importante, el único imprescindible. ¿Pero qué se cree, que sin estar él no sabemos hacer nada? ¡Adiós, Madrid, que te quedas sin gente! Se cuenta el chascarrillo del rústico que, tras haber trabajado en Madrid durante muchos años, decide regresar a su pueblo. Cuando el tren parte de la estación echa un último vistazo a la ciudad y pronuncia tan lapidaria frase.

¡Adelante con los faroles!

¡Adelante con los faroles!: Es una expresión de coraje, de valor, para infundir ánimos a alguien que intenta hacer algo difícil o que requiere una cierta reflexión: Venga. No lo dudes. Si te gusta el coche, ¡adelante con los faroles!, cómpratelo. Es muy probable que tenga su origen, curiosamente, en el Rosario de la Aurora, y que fuera un grito de ánimo para alentar a los que intentaban romper los faroles para provocar la oscuridad y así reñir impunemente (v. Acabar como el rosario de la aurora). Algunas teorías sostienen que el dicho tiene que ver con la organización de las procesiones, en las que abren el desfile faroles y cirios encendidos.¡Adelante con los faroles! sería la orden de los organizadores para colocar en su puesto a los encargados de llevarlos.

Acostarse con/a la hora de las gallinas

Acostarse con/a la hora de las gallinas: Irse a la cama muy pronto. Hoy estoy hecho polvo. Creo que me voy a acostar con las gallinas para intentar dormir por lo menos nueve o diez horas. Es costumbre en las casas en las que hay aves de corral encerrar muy pronto a las gallinas en el gallinero y sacarlas a una hora muy temprana. La verdad es que eso es lo que requieren las aves para cumplir con su cometido: poner huevos.

Acabar/terminar como el rosario de la aurora

Acabar/terminar como el rosario de la aurora: Finalizar una reunión de forma desordenada, tumultuosa o violenta. La representación fue un desastre: abucheos, silbidos, pataleos, hubo incluso actores que se encararon con el público… Allí volaron tomates, huevos… Vamos, que aquello acabó como el rosario de la aurora y tuvo que intervenir la policía para apaciguar los ánimos. El Rosario de la Aurora es una antigua tradición que consiste en reunirse en las primeras horas del día para rezar el rosario. El dicho se dice que se originó por un incidente que tuvo lugar en Madrid a mediados del siglo XIX entre dos cofradías que sacaban a sus vírgenes en procesión, la de la Aurora y la del Henar. Al parecer, coincidieron en una calle estrecha y la discusión sobre quién debía pasar acabó a farolazos. En realidad, puede pensarse en cualquier enfrentamiento entre fie- les que acudieran a rezar el rosario y algún grupo de alborotadores nocturnos. (v. Adelante con los faroles). En Andalucía se dice Acabar como el rosario de Espera, por lo que es posible que la riña que originó la frase tuviera lugar en este pueblo gaditano. V. Armarse un cirio.

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