Aburrirse como una ostra/una almeja

Aburrirse como una ostra/una almeja: Aburrirse tremendamente. La verdad es que no es sólo el hecho de que dure tres horas, es que la película es soporífera. Me aburrí como una ostra; creo que, en algún momento, hasta llegué a dormirme. Sobran las explicaciones. Basta sólo pensar en el pobre molusco, en su «frenética» actividad, en todo lo que se desplaza, en el tiempo que tarda, si es que le apetece, en fabricar una perla, en sus relaciones sociales con otros habitantes marinos… En realidad, ésta es la imagen que tenemos de tan curioso ser, pero, a título de curiosidad, hay que decir que las ostras cambian de sexo incluso varias veces al año y que pueden llegar a vivir ni más ni menos que cincuenta años… Eso sí, dicen los gourmets que, a partir de los cinco, pierden bastante sabor… La ironía popular, siempre alerta, ha construido la variante Aburrirse como una almeja, más de andar por casa, más humilde y cercana.

Abrírsele/cerrársele a alguien todas las/muchas puertas

Abrírsele/cerrársele a alguien todas las/muchas puertas: Contar alguien con todas las facilidades o todas las ayudas (con todos los inconvenientes y con ningún apoyo en el caso de cerrársele) para alcanzar un objetivo. Con una carrera como la tuya, tan difícil, y con el expediente tan fantástico que tienes, en cuanto acabes verás que se te abren todas las puertas y te ofrecerán trabajos para dar y tomar.|Aún hoy por el hecho de ser mujer y de tener más de treinta y cinco años se te cierran muchas puertas a la hora de pedir trabajo. La palabra puerta es aquí sinónimo de paso libre, de acceso sin obstáculos y es posible que la frase tenga que ver con la hospitalidad de quienes daban hospedaje y amparo a peregrinos o necesitados. V. Darle a alguien con la puerta en las narices||Llamar a las puertas de alguien||Saber a qué puerta llamar.

Abrírsele a alguien las carnes

Abrírsele a alguien las carnes: Estremecerse. Angustiarse. Se me abren las carnes sólo de pensar en lo mal que lo pasa esa pobre gente de Centroamérica. Cuando salen de un terremoto, llega un huracán. La expresión del dolor queda patente en lo cruento de la frase, que transmite una idea similar a la que evocan locuciones como En carne viva (v.) y adjetivos como desgarrado.

Abrirse/abrírsele a alguien la(s) herida(s)

Abrirse/abrírsele a alguien la(s) herida(s): Revivir o recordar una pena o un episodio doloroso aún no superado, de la misma forma que las heridas si no están cicatrizadas del todo pueden abrirse de nuevo. Es mejor que no le hables de Ángela, no vaya a ser que, ahora que está bastante bien, se abra la herida. El término herida es sinónimo de ‘dolor; pena’ en muchas expresiones: V. Cerrarse la herida||Dar en lo vivo||Escarbar en la herida||Lamerse las heridas.

Abrirle a alguien los ojos

Abrirle a alguien los ojos: Desengañar a alguien. Mostrarle la verdad que él no quería o no era capaz de descubrir (v. Caérsele a alguien la venda de los ojos). Estaba obcecado y entre todos le hemos abierto los ojos. Por fin se ha convencido de que sus socios lo estaban engañando. Ha roto con ellos y ahora todo le empieza a ir mejor. Para ilustrar la explicación resulta muy clara y nos viene al pelo la certidumbre popular: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Abrir los ojos

Abrir los ojos/el ojo: (¡Abre el ojo!||Tener los ojos bien abiertos) Estar atento o alerta. Tú abre bien el ojo y, al menor movimiento extraño, aprieta el botón de la alarma. Con el mismo sentido usamos la exclamación ¡Ojo! ¡Abre el ojo! era una advertencia con la que se prevenía a los campesinos para que tuvieran cuidado con unos cardos largos y muy espinosos que arruinan las cosechas y que, curiosamente, llevan el nombre del aviso, abrojos. V. Andar con cien ojos.

Abrir la mano

Abrir la mano: La mano cerrada es símbolo de opresión, de dominio (v. Tener en un puño). La mano abierta lo es de generosidad. Por eso, quien abre la mano otorga cierta libertad o demuestra tolerancia y liberalidad: El examen fue difícil, por eso el profesor abrió la mano y no puso tan malas notas como nos esperábamos.

Abrir/destapar la caja de los truenos

Abrir/destapar la caja de los truenos: Originar una discusión. Todo iba bien, hasta que mi hermano abrió la caja de los truenos al hablar de la herencia y la reunión familiar acabó como el rosario de la aurora. Es posible que la frase se haya originado en un cruce mitológico entre los enfados de Zeus que, dueño de todos los fenómenos atmosféricos arrojaba rayos y emitía truenos cuando se enfadaba, hecho bastante frecuente (era llamado frecuentemente Señor del Trueno) y la caja custodiada por Epimeteo, en la que se encerraban todos los males del mundo, y que Pandora, su esposa, tuvo la feliz idea de abrir. V. La caja de Pandora.

Abrir el pico

Abrir el pico: (Darle al pico) Hablar, por lo general más de lo debido. Se usa sobre todo en forma de orden negativa. Tú déjame hablar a mí y no abras el pico, que siempre metes la pata. El pico, de perogrullo resulta decirlo, es la boca de las aves. De hecho, piar (v. No decir ni pío) es también sinónimo de hablar. V. Cerrar el pico||Ser un pico de oro.

Abrir de par en par

Abrir de par en par: Abrir completamente. Hace tanto calor que he tenido que abrir todas las ventanas de par en par para que corra un poco de aire. Antiguamente puertas y ventanas solían tener dos partes u hojas; de ahí el empleo de la palabra par.

Ir a la barra de herramientas