A tumba abierta

A tumba abierta: [lanzarse] De manera temeraria, casi suicida, hasta tal punto que la tumba parece estar esperando, abierta, al autor de la temeridad. Se usa con frecuencia al referirse a algunos deportistas de riesgo cuyos deportes están basados en la velocidad, en especial a los ciclistas: Viendo que perdía contacto con el grupo de cabeza, se lanzó a tumba abierta en el descenso del puerto. A veces la expresión tiene un uso metafórico. No había estudiado nada, pero se lanzó a tumba abierta: se presentó al examen y, claro, suspendió.

A trompicones

A trompicones: [andar; ir; marchar; avanzar…] Dificultosamente. Con discontinuidad. Lentamente. Trompicón es cada uno de los pasos tambaleantes o tropezones de una persona que camina con dificultad, de un borracho, por ejemplo. La locución se usa en sentido literal: El corredor, agotado tras la durísima carrera, entró en la meta a trompicones, o figurado: A trompicones, en bastante tiempo, repitiendo algún curso que otro, pero por fin ha podido terminar la carrera. V. Al tran tran.

A troche y moche

A troche y moche: De forma incontrolada. Sin ningún sentido. Sin medida: El profesor repartió suspensos a troche y moche. Parece ser que la expresión tiene su origen en la tala de árboles, y en concreto de la encina. Trochar era podar la encina dejando ciertas ramas o guías para que el árbol pudiera regenerarse. Mochar o desmochar significaba—y significa—‘quitar la parte superior de algo’, en este caso, la del árbol. El trochemoche era, por tanto, una tala incorrecta y perjudicial para el árbol, que no se atenía a lo establecido. De ahí la expresión y su uso.

A trasquilones

A trasquilones: Sin orden y sin método. La verdad es que no encuentro tiempo para terminar el informe. Voy haciéndolo a trasquilones, cuando puedo. Trasquilar es esquilar a algunos animales y, aplicado a las personas, cortar el pelo descuidada e irregularmente. Cada tijeretazo es, pues, un trasquilón.

A trancas y barrancas

A trancas y barrancas: Decimos que alguien hace algo a trancas y barrancas cuando, a pesar de problemas, inconvenientes y obstáculos diversos que encuentra, consigue tener éxito o llegar a buen fin. Se me ha roto alguna pieza del motor, pero he conseguido llegar aquí a trancas y barrancas. Una tranca es un palo que sirve para trancar (o atrancar) una puerta o ventana. Una barranca es lo mismo que un barranco, o sea, un despeñadero, una brecha del terreno. Volviendo a la expresión: ¿No tiene mérito una persona que a pesar de encontrarse en su camino puertas atrancadas e insalvables barrancos consigue llegar a buen puerto? De todas formas, es posible que la aparición de las dos palabras unidas obedezca, simplemente, a los efectos de la rima, como sucede en otros casos: V. Mondo y lirondo||Sin decir tus ni mus||Sin decir oxte ni moxte.

A toro pasado

A toro pasado: Cuando ya ha sucedido lo que tenía que suceder. Cuando ya se saben los resultados de algo y no hay peligro de equivocarse. Claro, ahora que ya se han separado, dices que tú sabías que ese matrimonio iba a fracasar… Es que es muy fácil hablar a toro pasado. La expresión procede del mundo taurino, donde se denomina así a un recurso para poner banderillas que consiste en clavarlas cuando la cabeza del toro ha pasado ya ante el banderillero y no existe, por tanto, peligro de cornada. Existe también, con el mismo origen, el refrán a toro pasado, valientes todos.

A tontas y a locas

A tontas y a locas: Sin reflexionar. Sin control. De forma desordenada. No se puede hablar a tontas y a locas. Hay que saber lo que se quiere decir y cómo quiere decirse. La expresión podría tener su origen en una anécdota recogida por el escritor Gaspar Lucas Hidalgo en su obra Diálogos de apacible entretenimiento, publicada en 1605. Un fraile agustino, un tal Juan de Farfán, fue invitado a pronunciar un sermón solemne y de gran contenido teológico en un convento de monjas. Como no había tenido mucho tiempo para preparárselo, subió al púlpito y se «disculpó» diciendo que, a causa de no haber podido entrar en muchas profundidades, iba a predicar sólo «a tontas y a locas». Muchos atribuyen la anécdota y, por tanto, el origen de la locución, al gran dramaturgo madrileño Jacinto Benavente (1866-1954), Premio Nobel de Literatura en 1922, con ocasión de una conferencia a la que le invitaron unas damas del «Lyceum Club» madrileño en 1926. Seguramente don Jacinto, verdadero pozo de sabiduría, conocía la anécdota de Farfán, le vino al pelo y, ni corto ni perezoso, la aplicó. V. Los náufragos no eligen puerto.

A todo trapo

A todo trapo: Muy deprisa, con toda la fuerza o energía de que uno es capaz. No he descansado ni un momento en todo el día. He trabajado a todo trapo. La expresión procede del mundo marinero. A todo trapo no es otra cosa que a toda vela, en alusión al material del que están construidas las velas, que, para acelerar la marcha de la nave, se desplegaban en su totalidad. En la jerga marinera, el trapo es el velamen del barco, el conjunto de todas las velas. V. A toda máquina|| Soltar trapo.

A todo trance

A todo trance: A pesar de los problemas. Sin reparar en riesgos o perjuicios. Yo le dije que aún no estaba curado del todo, pero él quiso salir a todo trance y, claro, ha recaído. Un trance es un momento crítico, duro, decisivo, o una circunstancia grave. Etimológicamente, se origina en el verbo latino transeo, ‘pasar de un sitio a otro’; ‘ir más allá’, origen también de transitar. De aquí que muchas veces trance se usara, y aún hoy se use, con el significado de ‘paso de la vida a la muerte’.

A todo pasto

A todo pasto: En abundancia, si nos referimos a la cantidad. Es un restaurante donde pagas una cantidad fija y comes lo que quieras. Imagínate… Comimos marisco a todo pasto. Sin reparar en gastos ni restricciones de ningún tipo, si hablamos de calidad. Él no trabaja y ella es dependienta en una tienda de ropa. No entiendo cómo pueden vivir a todo pasto: casa en el campo, dos coches, cada dos por tres un viaje… Más que probablemente estamos ante una transformación de la antigua frase comer a pasto, que ya aparece en el Tesoro de Sebastián de Covarrubias (1611): «Término de las hosterías, que por un tanto dan a un hombre de comer en abundancia, coma mucho o poco». Vamos, una especie de buffet libre de nuestros días. Algunas teorías suponen que la expresión tiene que ver con la abundancia de pasto, de hierba para la alimentación del ganado. En ambos casos, pasto procede de la forma latina pastum, derivada del verbo pasto ‘dar de comer, nutrir’, en un principio aplicado sólo al ganado —de aquí también pastor— y, posteriormente, también a las personas.

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