A renglón seguido: Inmediatamente después. A continuación.Un renglón, aumentativo de regla, es cada una de las líneas de escritura, o de lectura. Lo que está escrito en el renglón siguiente es continuación del anterior. Dijo que no venía al cine con nosotros y a renglón seguido dijo que sí.
A regañadientes
A regañadientes: Cuando alguien cumple algún mandato de manera forzada, sin ganas y protestando, es decir, hablando o regañando entre dientes, lo hace a regañadientes. Las órdenes del jefe deben cumplirse, aunque sea a regañadientes. V. Apretar los dientes||Enseñar los dientes.
A reclamar, al maestro armero
A reclamar, al maestro armero: (Las reclamaciones, al maestro armero|| Reclamar al maestro armero) Se usan estas frases para evadir una responsabilidad, para avisar, por lo general antes de que se produzca el hecho negativo, de que alguien no es el culpable de una situación. Yo ya os he advertido de que no podéis forzar el coche, de que no podéis pasar de ciento veinte. Si lo hacéis y hay algún problema mecánico, a reclamar al maestro armero. Es posible que las expresiones se originaran porque los artilleros echaran la culpa de su falta de puntería o de los posibles accidentes a los maestros armeros, que les preparaban o limpiaban sus fusiles y se encargaban de regular y equilibrar el punto de mira.
A raudales
A raudales: En cantidad. Abundantemente. Esta niña tiene gracia a raudales ¡Hay que ver qué simpática es! Un raudal es un caudal de agua que corre abundante y violento. Es una palabra emparentada con el adjetivo raudo, ‘veloz’, originado en el latino rapidum; también es el origen, claro está, de rápido.
A rapaterrón
A rapaterrón: Al ras. Al mismo nivel. Los arbustos del jardín están muy descuidados. Hay que podarlos todos y dejarles la parte superior a rapaterrón. Se trata de una expresión que utilizaban los segadores cuando se segaba con la hoz. Para no dejar mucha paja en los campos se cortaba, se rapaba, la espiga al ras de los terrones, A rapaterrón, es decir, a ras de tierra.
A rajatabla
A rajatabla: [cumplir; obedecer; respetar] Con rigor. Con dureza; respetando al máximo las leyes o las costumbres. De forma recta, sin salirse de la línea, como raja de tabla, que no es otra cosa que la veta de la madera. Llevo el régimen alimenticio a rajatabla. Sólo como verduras y fruta. La expresión suele utilizarse con verbos que llevan implícito el significado de ‘obligación’.
A rabiar
A rabiar: [gustar] Muchísimo. Exceso. En gran cantidad. Hasta tal punto que casi produce rabia, enfado, violencia. Oigo todo tipo de música, pero la zarzuela me gusta a rabiar.
A quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga
A quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga: Con esta frase damos a entender que se debe aceptar el destino, que cada cual debe asumir sus responsabilidades. Él puede hacer lo que quiera. Yo ya estoy harto de intentar ayudarlo. A partir de ahora, cada uno por su camino y a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga. San Pedro, así lo dispuso Cristo (Mateo, XVI,19), fue elegido representante de Dios en la Tierra. Por tanto, lo que Dios depare a los humanos, bueno o malo, ha de ser por fuerza refrendado por san Pedro (v. Atado y bien atado). Pare- ce ser que el dicho nació para intentar «explicar» los beneficios, prebendas y riquezas detentados por órdenes o dignidades religiosas: si así lo había dispuesto Dios, era de ley que los hombres no fueran en contra de tal decisión.
A quemarropa
A quemarropa: [disparar] Es prácticamente sinónimo de a bocajarro (v.). Disparar desde muy cerca, prácticamente con el cañón apoyado en la ropa, de forma que ésta se quema. El cadáver presentaba un orificio de bala, con grandes destrozos en la piel y los músculos. Evidentemente, le había disparado a quemarropa. La locución se usa mucho en sentido figurado en el lenguaje deportivo, especialmente en las crónicas de los partidos de fútbol, para dar a entender que un jugador ha lanzado un tiro desde muy cerca al portero contrario. El portero no pudo evitar el gol porque el delantero disparó a quemarropa, prácticamente a medio metro de él.
A puñados
A puñados: En abundancia. Como si, figuradamente, pudiera cogerse con las manos. Se notaba que era el primer día de rebajas. En todas las tiendas de ropa había gente a puñados.