A pique de: [estar] En el límite. Al borde. Con riesgo evidente. Por un malentendido estúpido el acuerdo estuvo a pique de fracasar. Pique habría que relacionarlo con pico, punta, paradigma del ínfimo tamaño de la unidad de medida que se expresa en la locución. Es posible que se trate de un préstamo del gallego, lengua en la que se utiliza mucho, con el mismo significado, la expresión a piques de. No parece haber relación con (v.) Irse a pique.
A pinrel
A pinrel: A pie, caminando. Tengo el coche estropeado. Llevo dos días yendo a trabajar a pinrel. También significa ‘con escasos medios; a mano’. Se nos ha estropeado el programa de ordenador, así que estamos metiendo todos los datos a pinrel. Pinré o pinrel es gitanismo que significa ‘pie’. V. A pedal||A pie.
A pie firme
A pie firme: [aguantar; resistir] Sin moverse. La procesión pasó con muchísimo retraso, pero nosotros aguantamos a pie firme, a la solana, más de dos horas. A veces se usa metafóricamente con el significado de ‘firmemente, con decisión, sin rendirse’. La operación fue complicada y el tratamiento posterior durísimo, pero ella aguantó a pie firme y consiguió superar la enfermedad. La locución parece referirse a los soldados de infantería, los de a pie, los menos protegidos y los que desempeñaban las labores más arriesgadas en combate. Normalmente iban por delante y debían soportar las flechas o el fuego enemigo sin dar un paso atrás.
A pie enjuto
A pie enjuto: Sin mojarse los pies. Enjuto es el participio pasado irregular de enjugar, verbo derivado del latino exsucare, ‘dejar sin jugo’. Es famoso el episodio de El Lazarillo de Tormes en el que Lázaro, para vengarse del ciego, lo coloca ante un poste para hacerle pasar el riachuelo que ha formado la lluvia, con estas palabras: «Tío, el arroyo va muy ancho; mas, si queréis, yo veo por donde travesemos más aína sin nos mojar, porque se estrecha allí mucho, y saltando pasaremos a pie enjuto». El ciego, claro, salta, y la calabazada es de órdago. V. Oler el poste||No se cogen truchas a bragas enjutas.
A pie de obra
A pie de obra: [estar] Estar alguien en el lugar que le corresponde, ejerciendo su responsabilidad, aunque la situación sea complicada o comprometida, como lo está el aparejador o el maestro de obra. Fueron unos momentos muy difíciles. La operación duró más de tres horas, pero Ana estuvo allí, a pie de obra, tranquilizándonos a todos y siempre con una sonrisa y un gesto de cariño.
A pie
A pie: [estar; quedarse] Sin coche, sin medio de transporte o sin ayuda para poderse desplazar. Tengo el coche en el taller y llevo dos días a pie. V. A pedal||A pinrel.
A pesar de los pesares
A pesar de los pesares: Pese a todos los inconvenientes. A pesar de muchos problemas. Era difícil terminar la carrera con un pie lleno de ampollas y con calambres en las piernas, pero, a pesar de los pesares, lo he conseguido. Se advierte aquí una repetición propia de la lengua hablada, que encontramos en otras expresiones intensificadoras, como Jamás de los jamases, Por los siglos de los siglos, El más tonto de los tontos…
A perdiz por barba, caiga quien caiga
A perdiz por barba, caiga quien caiga: Esta curiosa frase la usamos cuando estamos decididos a hacer algo, aunque pueda resultarnos perjudicial. Entonces, estamos decididos a hacer huelga y a no venir a clase hasta que nos arreglen la calefacción, ¿vale? Pues nada, adelante y a perdiz por barba, caiga quien caiga. Como origen de la frase se cita el cuento en el que se narra la historia de un convento cuyos frailes eran unos insaciables glotones, hasta el punto de enfermar frecuentemente a causa de las pantagruélicas comidas. Un médico les recomendó reducir la ración diaria de alimentos, entre otras cosas, la perdiz que cada uno comía a diario (v. Siempre perdiz, cansa), pues corrían el riesgo de enfermar gravemente o, incluso, de morir. Los frailes se negaron, hicieron frente común y, según se cuenta, un poco por el dolor que les causaría la «dieta», otro por hacer ver que el convento era espléndido en el comer, respondieron con el dicho que nos ocupa. V. Caiga quien caiga||Por barba.
A penseque lo ahorcaron
A penseque lo ahorcaron: (A penseque y a creique los ahorcaron) Recurrimos a esta frase cuando alguien muestra una actitud medrosa o dubitativa, o cuando no sabe o no puede justificarse; en suma, cuando todo lo que dice es «yo pensé que…» «yo creí que…». No me vengas con «pensé que no estaba», «pensé que no lo sabía»…, que a penseque lo ahorcaron. A mí cuéntame la verdad y déjate de rollos. Ante una situación complicada, simbolizada aquí con la condena a la horca, de nada sirven excusas ni disculpas. El gran dramaturgo Tirso de Molina (1584?-1648) escribió una pieza cómica titulada El castigo del penseque, en la que se mofa de los pusilánimes y dubitativos.
A pedir de boca
A pedir de boca: [salir; resultar] Algo sale a pedir de boca cuando los resultados son excelentes, mejores de lo imaginado, como todos hubieran pedido antes de comenzar. A pesar de la aparente falta de organización, el viaje ha salido a pedir de boca.