Cambiar / mudar de aires

Cambiar/mudar de aires: Irse a otro lugar, de vacaciones o para establecerse allí, por una temporada o definitivamente. El mes que viene me voy a ir quince días a Canarias. Siento que necesito cambiar de aires.

A veces usamos la frase para referirnos a un cambio o una renovación. Esta tienda se ha quedado anticuada. Hace falta cambiar de aires, reformarla y darle un estilo mucho más juvenil.

Los médicos antiguos recomendaban frecuentemente «cambiar de aires» como terapia para combatir ciertas enfermedades, especialmente las pulmonares.

La costumbre se mantuvo hasta no hace mucho, sobre todo como forma de curar la tuberculosis. De aquí viene el dicho.

Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente

Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente: Alude esta frase, con clara estructura de refrán, incorrección sintáctica incluida—debería ser «al camarón…»—, a la necesidad de estar alerta, preparado ante las posibles contrariedades.

A pesar de que la autopista es estupenda y no hay apenas curvas hay que estar muy atento y no perder nunca la concentración: camarón que se duerme se lo lleva la corriente.

A veces también la usamos para destacar la importancia de innovar, de buscar novedades, de abrirse a nuevas modas, tendencias o tecnologías.

Si queremos estar en igualdad de condiciones con nuestros competidores tenemos que renovar todos los equipos informáticos y conectar todos los ordenadores a la red. Ya se sabe: camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.

El camarón o quisquilla es una especie de gamba muy pequeña. En algunos casos el camarón se cambia por un camaleón, que, evidentemente, se sentiría aquí bastante fuera de su hábitat.

Calma chicha

Calma chicha [haber; tener] Calma: Tranquilidad, aunque con visos de no ser duradera y con una cierta inquietud que presagia problemas.

Todo el mundo sabe que va a haber recortes de personal y que muchos empleados se van a ir a la calle, pero, de momento, hay calma chicha en la fábrica.

Es una locución propia del lenguaje marinero que se usa cuando la mar está en total calma, sobre todo tras la tempestad o antes de que ésta se desate.

Chicha es una voz que procede de la francesa chiche, ‘escaso, parco’, derivada a su vez de la latina ciccu(m), ‘cosa pequeña, sin importancia’.

Calentársele / calentarle a alguien los cascos

Calentársele/calentarle a alguien los cascos (Calentarle a alguien la cabeza): Enfadarse, y además de manera violenta y perdiendo el control. Tú dile a todo que sí.

No le lleves la contraria, porque enseguida se le calientan los cascos y puede llegar a ponerse violento. Los cascos no son otra cosa que la cabeza o, mejor dicho, el entendimiento, la mente, en frases como la anterior o como Levantarse de cascos (v.) o Romperse los cascos (v.).

Los verbos calentar(se) o quemar( se) se usan frecuentemente en la lengua coloquial con los significados de ‘molestar’ o ‘enfadarse’.

Casco se usó en castellano para aludir al cráneo, acepción que permanece en el casco militar, como reflejo metafórico del significado principal de ‘pedazo de vasija o de teja rota’, derivado de cascar, y también posible origen de los cascos de las caballerías.

El cráneo, como la vasija, no sería otra cosa que la unión de varias piezas, de varios cascos. Es la misma identificación que aparece en testa-tiesto.

Calentársele a alguien la boca

Calentársele a alguien la boca: Expresarse alguien de forma violenta o insultante. No reprimir una persona sus palabras. En la frase se advierte siempre un rasgo de involuntariedad y de arrepentimiento. De verdad, lo siento, pero cuando me llamaste egoísta se me calentó la boca y te dije lo que nunca me hubie- ra imaginado. La expresión parece estar relacionada con las caballerías desbocadas— el verbo desbocarse tiene un significado similar aplicado a una persona—, que, por haberles calentado la boca en exceso a causa de haberlas forzado, pierden las riendas (v. Perder las riendas). De todos modos, los verbos calentar(se) y quemar(se) suelen significar ‘enfadarse’ en la lengua coloquial, y se usan en expresiones que dan a entender enfado, excitación o molestia: V. Calentársele a alguien los cascos||Estar alguien quemado.

Calentar motores

Calentar motores: Prepararse para hacer algo. No nos queda nada ya para la boda. Estamos ya calentando motores, haciendo las últimas compras y pendientes de que todo salga bien… En fin, vamos a ver qué pasa. En la locución se alude al movimiento de los motores de algunos medios de transporte, en especial los aviones, previo al inicio de la marcha y necesario para que alcancen la temperatura adecuada.

Calentar el horno

Calentar el horno: (Estar el horno caliente) Irritar a alguien. Provocar el enfado de una persona. Hoy he tenido un mal día, así que déjame en paz y no calientes el horno con esas tonterías. Los verbos calentar o calentarse se usan muy frecuentemente en la lengua coloquial con el significado de ‘enfadar; enfadarse’, en referencia a la sensación física que produce la ira y que se refleja, incluso, en el color rojizo de la piel del rostro. V. Al rojo vivo||No está el horno para bollos.

Calentar el asiento/sillón/la silla/la poltrona

Calentar el asiento/sillón/la silla/la poltrona: Se aplica a quien en su trabajo se muestra ocioso o indolente, a quien no hace nada, literalmente, a quien se limita a estar sentado muchas horas en el asiento. En esta empresa hay demasiados cargos inútiles, mucha gente que lo único que hace es calentar el asiento. V. Agarrarse a la silla.

Calar/catar el melón

Calar/catar el melón: (Calar a alguien||Tener a alguien bien calado) Tantear o probar algo o a alguien con el fin de intuir qué puede depararnos. Yo creo que vamos a hacerle un contrato de tres meses antes de hacerle el definitivo. Es mejor calar el melón. Es bastante frecuente que en algunos puestos los melones y las sandías se vendan a cala, es decir, cortándolos y probándolos (catándolos) previamente para que el comprador esté seguro de que están en el punto de madurez y de sabor. Con el mismo significado se usa el vebo calar referido a personas: Te puedo asegurar que Ambrosio es un tipo de lo más falso. Créeme, que lo tengo bien calado. V. Como cuchillo de melonero.

Cajón de sastre

Cajón de sastre: [ser un; parecer un] En un cajón de sastre entra todo: hilos de mil tipos, tijeras, botones, cremalleras, metros, dedales, agujas, alfileres, pedacitos secos de jabón para marcar la tela… Decimos que algo es un cajón de sastre cuando comprende o recoge cosas heterogéneas, muy diversas y, además, de forma desordenada. Los estudiantes de inglés han sido divididos en tres grupos: en uno están los que saben algo, en otro los que no saben nada; el otro es un cajón de sastre en el que hay personas que entienden algo, otros que no hablan nada pero entienden, uno que entiende un poquito, dos que hablan perfectamente pero no saben gramática…

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