El azúcar es quizás el alimento más adictivo de todos, alimentarse activa en el cerebro una serie de acciones nerviosas que liberan dopamina a modo que sentimos placer, esto funciona como un sistema de recompensa, Pavlov lo explica perfectamente con el experimento de los perros y la campana, donde alimentaba perros y accionaba una campana cada vez que lo hacía, de esta forma el cerebro de los animales asociaba el sonido de la campana directamente con la comida, el solo sonido de la campana era capaz de hacer salivar a los perros.
El azúcar es transformado por nuestro organismo en energía, el exceso de azúcar crea un círculo vicioso donde el exceso de energía produce un desgaste aun mayor del que busca cubrir, al final el azúcar de sobra es transformado en grasa para ser empleada más tarde, el cuerpo extrae el azúcar de los alimentos y lo procesa lentamente, cuando sobresaturamos de azúcar nuestro organismo es lo mismo a ganar la lotería una y otra vez.
La primera vez jugaste por curiosidad, al ganar el cerebro te indica todos los beneficios que obtendrás con el dinero de la recompensa, la segunda vez sucede lo mismo, la tercera vez igual y así hasta que tu cerebro te condiciona a jugar la lotería incluso si no necesitas más dinero y solo lo acumularas. Lo mismo ocurre con el consumo de azúcar, el placer producido por su consumo actúa de manera similar y el sistema nervioso pode más incluso teniendo de sobra.
Cualquier adicción se presta de la misma forma, solo que el azúcar es realmente perjudicial, causante número uno de obesidad, diabetes, caries, deterioro del hígado y demás problemas, especialmente cuando se crea un mal hábito de consumo desde pequeños.