Por ejemplo, usted quiere poner un local de camisetas con estampados de frases y logotipos creativos, enfocados a un público joven. Usted define que el rango de edad de su público objetivo o target es de 13 a 22 años. Ahora suponga que lo que usted quiere decidir es la ubicación donde sería más apropiado instalar el negocio. Entonces, usted decide comparar en cuáles de dos ubicaciones alternativas transitan más jóvenes en el rango de edad de interés. A modo de ejemplo estas ubicaciones pueden ser: cerca del patio de comidas dentro de un centro comercial, o en las afueras de un supermercado. Durante unos 3 días laborables y durante el fin de semana usted contabiliza por día, cuántos jóvenes transitan por dichos lugares. Luego compara los resultados para tener una mejor idea de cuál ubicación tendría mayor afluencia de jóvenes para mostrar sus camisetas.
La mayor ventaja de la observación es que se mide la conducta real de las personas. No se les está preguntando a los consumidores si comprarían o no algo, o si visitarían algún lugar, sino que se está contando efectivamente cuántas personas compraron algo, o cuántas visitaron un lugar, o cuántas llevaron a cabo una acción de interés para mi investigación, durante un periodo determinado.
Por otro lado, la observación puede hacerse encubierta o abierta. La observación encubierta es aquella en que el observador se disfraza o se esconde. Este tipo de observación es necesaria sólo si la presencia del observador puede influir en el comportamiento de las personas observadas. Si no influye, la observación puede ser abierta, sin disfrazarse ni esconderse. En el ejemplo de la observación de la afluencia de jóvenes, una observación abierta es suficiente, ya que siendo lugares públicos nadie dejará de pasar porque una persona (el observador) esté tomando apuntes. Seguramente, el observador pasará desapercibido.
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