EDUCACIÓN SEXUAL EN EL ECUADOR

La educación sexual en el país continúa siendo un tema de discusión permanente. Por un lado están las personas que creen que la promoción de métodos anticonceptivos originaría más proliferación de embarazos adolescentes y de enfermedades de transmisión sexual. Mientras que por el otro lado, hay personas que creen que impartir este tipo de conocimiento son indispensables ya que respetan los derechos a la salud y a la información.

Para el año 2006, el Congreso de ese entonces decidió aprobar una resolución en la que se permitía que se imparta la enseñanza de temas en sexualidad en colegios del Ecuador. De esta manera, con el acuerdo ministerial 403, firmado 10 de agosto del 2006, el Ministerio de Educación y Cultura sería el encargado de comenzar a capacitar a los profesores en el tema.

Según las estadísticas del Ministerio de Salud, publicadas en diarios del país, en 2006 se presentaron 1.293 casos de VIH y 100 casos de sida. Para ese momento, Guayaquil era la ciudad con los más altos índices, ya que registró 754 casos de VIH y 189 casos de sida.

Durante 2007, la iniciativa debía comenzar bajo la responsabilidad de los directores de los colegios, que tenían que formar un comité institucional, encargado de los temas de educación sexual. Sin embargo, como consta en eldiario.com.ec, el 40% de los planteles del país no cumplían con esa normativa.

Otro problema surgió en 2008 cuando el Ministerio de Educación y Cultura distribuyó entre los docentes nueve mil textos de educación básica entre diez ciudades del Ecuador (esto como parte del proyecto iniciado en 2006).

Esta vez, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana protestó por la difusión de dichos textos ya que, según ellos, incitaban al aborto. Este grupo veía “poco confiable” la información difundida en los textos y además alertó a los padres “sobre el atentado a la buena salud integral de las familias y de la sociedad ecuatoriana” (eldiario.com.ec).

Según una publicación de Diario Hoy, representantes de la Iglesia Cristiana Evangélica se opusieron a la difusión de los libros Aprendiendo a Vivir y Mi Sexualidad debido a que “no tenían nada que ver con nuestra realidad conservadora y moral” y por lo tanto, pedían ser incluidos para la revisión de los textos.

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