La caza en sus formas es una ocupación practicada en España por prácticamente un millón de ciudadanos y el ochenta por ciento del territorio de este país pertenece a zonas de caza.
Examinamos la cantidad de actividad caza en una cultura que se encara continuamente a los amantes y opositores de la caza. Veamos la evolución de la caza y sus números para entender su significado.

cazar jabalies

Historia de la caza

La caza, que se genera desde el origen de nuestra especie, está íntimamente relacionada con el hombre. La caza empieza en sus valores como un acto de supervivencia, estamos frente a un cazador trashumante que se desplaza dependiendo de la caza, el hombre caza para alimentarse y vestirse. Después, en el periodo neolítico, el hombre se hizo sedentario con el descubrimiento de la agricultura, y se generó un cambio en la manera de apresar, en tanto que ahora lo hace para resguardar sus cultivos y sus rebaños.

La caza se transformó después en un lujo en la Edad Media, en tanto que era una ocupación establecida y conservada para ellos por los reyes y la aristocracia, y siguió aun con el advenimiento de la industrialización en el siglo XIX, donde la actividad caza se desarrolló cara la extinción de las llamadas fieras. Hay fotografías de la temporada en las que podemos ver osos capturados por los cazadores, especie protegida en nuestros días y en riesgo de extinción. Trataron al lobo de igual forma.

La caza en España

Ya vemos de qué manera los grandes juegos prosiguen siendo algo elitista en el siglo veinte, en los años cuarenta y cincuenta, mas los juegos pequeños son rebosantes, distribuidos y útiles. La caza asistió a miles y miles de familias en España, arrasada por la guerra civil, a alimentarse y subsistir a las horribles condiciones de pobreza y hambruna. La caza era socialmente admisible, pese a que solo se concedieron ciento cuarenta licencias en mil novecientos cuarenta y seis. Debido al abandono de las montañas y al incremento de los ingresos y de la demanda de caza, la caza mayor empezó a florecer en los años sesenta y setenta. La caza comienza a ser una actividad que sirve de base para fomentar las relaciones humanas, políticas y financieras. La infraestructura empezó a desarrollarse en estas décadas y aparecieron las primeras vallas e inclusive los primeros viveros de perdices.

La ley de caza

La Ley de Caza brotó en mil novecientos setenta. Es una regla ambiciosa y restrictiva, mas es apropiada por el hecho de que las actividades de caza estaban limitadas hasta ese momento. Con la entrada en vigor de esta legislación se establecieron cotos de caza, se fijaron prohibiciones y se limitaron las especies de caza.

La sociedad comienza a ser más crítica con la caza. La mecanización de las tareas agrícolas, la aparición de tratamientos fitosanitarios y la concentración de tierras que excluye una gran parte de los límites contribuirían a una minoración del número de caza menor, que va a ser más pronunciada desde entonces.

En mil novecientos ochenta y nueve se decretó asimismo la Ley de Protección de los Espacios Naturales y de la Vegetación y Fauna Silvestres, y las competencias en materia de caza fueron adquiridas por las Comunidades Autónomas. Llegamos de esta forma al instante actual en que, debido a los pocos predadores naturales con que cuenta, la caza mayor prosigue incrementando en buena medida y la caza menor prosigue reduciendo a consecuencia de las condiciones descritas previamente.

Ocupación y territorios ocupados

Hay una superficie de unos cincuenta millones de hectáreas en España. Debemos percatarnos de que el ochenta por ciento de esta zona se dedica a la caza para comprender el valor de exactamente la misma. Para estas propiedades existen numerosas nomenclaturas, con cotos de caza privados que representan el setenta y dos por ciento de la superficie total de caza. Aparte de los cotos de caza o bien zonas de caza controlada, existen asimismo reservas deportivas, sociales y locales.

Licencias de caza

Hoy en día hay ochocientos veintisiete mil licencias de caza liberadas, un número que medra en los años de crisis tras la enorme caída. Estas licencias reflejan un valor económico que asciende a veintitres millones de euros. Andalucía encabeza el número de licencias con doscientos cuarenta y cinco mil por las Comunidades Autónomas, seguida de Castilla La Mácula y Castilla y León con ciento ocho mil y noventa licencias emitidas respectivamente.

Licencias de caza en España

permisos para cazar

El número de licencias de caza mayor se acerca a las setecientos especies, más de siete millones de licencias de caza menor y trece con cinco millones de aves de caza menor, conforme fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Nutrición. En conjunto, se han cazado veintiuno con cinco millones de animales con un valor económico de cien millones de euros. Solo dos con cinco millones de esos veintiuno con cinco millones de animales han sido liberados por la administración o bien por particulares.

Cartuchos de Caza

Por otra parte, asimismo debemos tener en consideración que vivimos con los animales en exactamente el mismo tiempo y que las carreteras atraviesan los hábitats de las especies de caza. En dos mil once hubo veintiseis y cuatrocientos cuarenta y siete choques de tráfico en las que participaron animales, con el resultado de nueve muertes.

Valoración de la caza

La caza supone un contexto social y cultural de semejante magnitud que implica para muchos campos y no solo se genera un flujo económico por los artículos de caza, sino hay que estimar a los veterinarios, taxidermia, empresas de aduanas, rehalas, armas y cartuchos, armería y complementos, mascotas, gastos de posesión de armas, seguros, alquiler de zonas de caza, planes de ordenación, guarderías, etcétera Aparte de los ciento veinte puestos que crea (veinte permanentes), la actividad montería lleva consigo un beneficio económico fundamental.

Puesto que una buena administración conserva la vegetación y la fauna y aumenta la biodiversidad, la caza ha de ser una práctica responsable. Además de esto, merced a la caza, se regulan muchas epizootias, eludiendo la propagación de enfermedades y suprimiendo los propios animales que se cazan.

El hombre siempre y en todo momento ha formado una parte de la cadena alimentaria como cazador y la caza es algo en el humano que es atávico.