¿Acaso necesitamos una nueva internet? – Francis Pisani

El Universo – Domingo 24 de Mayo de 2009

Web 3.0

Un número significativo de especialistas estadounidenses, así como el gobierno, parecen convencidos de que “the internet is broken”, de que la internet está rota o, para ser más preciso, que evidencia enormes problemas imposibles de solucionar con la actual arquitectura. La mayoría de sus colegas europeos discrepan.

Trátese de su uso con fines bélicos o criminales o del acceso mediante telefonía móvil, la red de redes no ha sido concebida para llevar a cabo lo que se hace con ella hoy en día. Se ha ido adaptando gracias a composturas y parches pero este análisis crítico revela que no se puede seguir así de manera indefinida, como lo explicó recientemente John Markoff en un artículo publicado por el New York Times ‘¿Necesitamos una nueva internet?’.

La gran preocupación proviene de los problemas vinculados con la seguridad y protección de la privacidad de los usuarios.

Al Spam (70% del tráfico de correo electrónico, según cifra recién ofrecida por la comisaria europea Viviane Reading) debemos agregar los virus y los ciberataques de los que han sido víctimas Estonia (2007), Georgia (2008), por ejemplo, y las tentativas de penetración de los sistemas informáticos de muchos países –incluyendo Estados Unidos.

No puede existir seguridad si hay anonimato, y buena parte del problema radica en el hecho de que la posibilidad del anonimato reside en el corazón del sistema y de la protección de la vida privada. Algo difícil de cuestionar, y sin embargo, la tendencia en Estados Unidos desde el 2001 consiste en privilegiar todo aquello relacionado con seguridad.

Las inquietudes meramente técnicas no faltan. Una de las más conocidas es la falla en el Domain Name System, recién descubierta por Dan Kaminsky. El DNS es el sistema que organiza los nombres de dominio para toda la internet.

Para enfrentar esta situación el Gobierno de Estados Unidos ha lanzado varias iniciativas, en particular el proyecto GENI –con la responsabilidad del Massachusetts Institute of Technology y Clean Slate en la Universidad de Stanford. Ya el nombre mismo revela la filosofía detrás de ambos y, por consiguiente, de la forma norteamericana de abordar el problema.  Clean slate  significa tábula rasa. Quieren retomar el problema desde sus raíces con un enfoque claramente influenciado por el aparato de defensa del país.

Lo europeos, por su parte, insisten en que la dimensión del problema proviene de las actividades no contempladas en el proyecto original.

Dentro de los ejemplos abordados durante una conferencia sobre el futuro de la internet, reunida por la Comisión Europea en Praga el 11 de mayo, se destacaron: los ‘rich media’ como la video y muy pronto la 3D, el contenido generado por los usuarios, base de la web 2.0; las redes sociales en las que pasamos cada vez más tiempo y, sobre todo, el acceso móvil a la red que multiplica las conexiones y plantea problemas técnicos propios que requieren el uso de tecnologías diferentes.

La acumulación de esos ejemplos muestra claramente que la internet padece de problemas creados por su propio crecimiento y éxito. Pero, insisten los europeos: “los cambios necesarios son de tipo evolucionario. No hace falta ninguna revolución”, como me dijo João da Silva, director de la Dirección General para la Sociedad de la Información y los Medios de la Comisión Europea organizadora de la conferencia.

El actual sistema debe ser mejorado, pero podemos hacerlo por pasos, y en dichas mejorías los europeos exigen participar. Se trata más bien de “re-diseñarlo”.

Al igual que Estados Unidos, Japón y Corea, Europa cuenta con sus propios programas de investigación sobre el futuro de la internet, dentro de los cuales la iniciativa FIRE es la más conocida.

Las diferencias entre europeos y estadounidenses pueden ser muy concretas. Bernard Benhamou, encargado de los usos de la internet en el Ministerio francés de la Investigación, me explicó que “más que querer “destruir” la internet a fin de crear una red de alta seguridad, podríamos imaginar desarrollar nuevas redes con un enfoque tipo ‘overlay’ (en las capas superiores), (un poco lo que vivimos con las redes heterogéneas que se conectan todas a la internet)”.

De manera más puntual insiste en el hecho de que la autoridad en materia de DNS se encuentra mediante la responsabilidad de VeriSign, una empresa de Estados Unidos, y eso “plantea obvios problemas de soberanía para los estados europeos”.

Director científico para la internet de Telefónica, Pablo Rodríguez asumió una actitud similar aunque un tanto más suave, cuando me explicó: “Nadie puede decir que está rota porque funciona todos los días de maravilla. Pero la podríamos mejorar”.

Tiende a ver esta problemática como un excelente “ejercicio intelectual”, antes de concluir con una fórmula que parece resumir el pensamiento europeo en la materia: “No hay nada que no se pueda hacer a nivel de las capas superiores”. No hace falta cambiar de máquinas ni de tubos para resolver los problemas de crecimiento de la red de redes.

LINKS
JOHN MARKOF
La necesidad de una nueva internet www.nytimes.com

Ciberguerra contra Estonia
www.guardian.co.uk

Ciberguerra contra Georgia
blogs.zdnet.com/security

Ejemplo de penetración
Sistema informático del Pentágono online.wsj.com/article

Dan Kaminsky
en.wikipedia.org en Wikipedia (en español) es.wikipedia.org/wiki

Proyecto Clean Slate
cleanslate.stanford.edu

Proyecto GENI
www.geni.net

FIRE
cordis.europa.eu

Initiativa europea FIRE
cordis.europa.eu

Portal europeo
www.future-internet.eu

Bernard Benhamou
fr.wikipedia.org

Pablo Rodríguez
investigacion.tid.es

 

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