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Mi Hermana la Muerte y el Mas Allá

Posted by gvalverd on Jun 27, 2011 in Conocimiento

Tomado del libro Mi Hermana la Muerte y el Mas Allá de P. César Dávila

La palabra “Resurrección” significa el retorno de la Muerte a la Vida. En el libro se refiere el retorno a la vida del cuerpo, esta palabra se aplica también a la resurrección de la Muerte espiritual causada por el pecado.

La Iglesia desde su nacimiento ha enseñado que los cuerpos que resuciten serán los mismos que han muerto. Los cuerpos resucitados tendrán estas cuatro prioridades: la incorruptibilidad, la claridad, la agilidad y la sutileza o espiritualidad. Los cuerpos que mueren sufren una radical transformación con el paso del tiempo;  por otra parte, la ciencia actual sostiene que la materia del universo volverá a su estado primitivo de energía o plasma. Sin embargo, para Dios, no hay nada imposible.

Los evangelistas Lucas, Juan, Pablo narran relatos concretos de las apariciones de Jesús resucitado; las apariciones de Cristo fueron muchas y en circunstancias diferentes. En la Teología de San Pablo, la resurrección de Cristo está de tal manera fundida a la nuestra, que la una sin la otra no pueden darse. (I Corintios 15, 13-17). De tal manera depende nuestra resurrección de la de Cristo que si El no resucitó, también nosotros no resucitaremos. Así como Cristo triunfó sobre la Muerte, el pecado, la ley y la carne, igualmente el cristiano, gracias al bautismo que le incorpora al cuerpo místico de Cristo, triunfa sobre estas esclavitudes y comienza en él la nueva vida de hijo de Dios. Jesús, el Cristo, con relación a nosotros es copartícipe de nuestras debilidades, fuera del pecado.

Así como la Muerte física y la segunda Muerte (Espiritual) entraron en el mundo por el pecado que cometió Adán, así también en Cristo somos todos vivificados. Tenemos que tener presente, que así como Cristo resucitó su cuerpo y lo conserva glorificado, también nosotros como El resucitaremos con nuestros cuerpos como el de Cristo.

Los teósofos que bebieron sus enseñanzas en las fuentes del hinduismo, enseñan que cada cuerpo humano tiene el átomo NOUS indestructible, diferente en cada ser humano. Este átomo será la simiente de la futura resurrección que identificará a cada ser humano.

En el Bhagavad Guita, en la alegoría de Arjuna, la vida y la Muerte, como las entendemos, no pasan de ser palabras que no se aplican al hombre verdadero, al ser real. El hombre verdadero, participa de la vida verdadera, no cambia, no conoce la palabra Muerte. El ser verdadero nunca dejará de existir. Lo que muere en nosotros es lo irreal, lo perecedero.

Otra de las enseñanzas fundamentales del hinduismo es aquella referente a la suerte futura del hombre que muere. Los buenos recibirán una recompensa, los malos un castigo. Las verdades, los principios, las ideas no cambian, porque tienen el sello inconfundible de eternidad; son los mismos hoy, mañana y siempre. La suerte de la vida futura para el hombre, está condicionada a las buenas o malas acciones que hubiera realizado.

De hecho, la esencia del yoga no es el ejercicio físico sino la Muerte Física. El auténtico yoga es morir, experimentar tu propia muerte directamente en la Meditación mientras aun estas vivo. En meditación entras en un estado en el que puedes ver tu propia muerte con una mente serena. En el yoga, antes de ver a Dios, tienes que ver tu propia muerte, y esa puede ser una experiencia aterradora. Una vez que se ha tenido esta experiencia mediante el despertar interior, la Muerte pierde su efecto doloroso y ves que no es más que un sueño profundo.

Los verdaderos maestros se ejercitan diariamente, por la práctica de la meditación, en el arte de morir y enseñan a sus discípulos este mismo arte. El yogui mediante la meditación, puede fácilmente pasar naturalmente del estado de conciencia de la vida presente al otro estado de conciencia del Mas Allá, sin experimentar el rompimiento brusco entre el espíritu y el cuerpo, que cesa en sus funciones vitales.

En las lecciones de Yama (La Muerte) hay un contenido teológico profundo, donde se revelan los misterios de la vida futura condicionada a la presente:

1. El hombre debe permanecer en el bien, pues el que escoge el placer, malogra su destino

2. El recto pensar no nace de la discusión, sino de la sabiduría

3. La Palabra imperecedera significa lo más alto; el que conoce este Santo verbo obtiene lo que desea.

No perece aunque el cuerpo se corrompa. La Muerte en los Upanishads no tiene el significado peyorativo de extinción, desaparición, aniquilación, la muerte es algo accidental.

La ciencia de hoy y la filosofía oriental llegaron a coincidir en que la parte material del hombre es una de las manifestaciones de la energía cósmica presente en todas las cosas y en todos los seres del mundo material. Esta energía es diferente según el grado de densidad de energía que tienen. Para el filósofo oriental, esta energía está repartida en cinco cuerpos (físico, etérico, astral, mental, causal) y el alma tomada como la vida que mantiene unificado el cuerpo, que se extinguen después de muerte física.

Para el hinduismo, el espíritu es lo más grande y noble que posee el hombre, es el “yo superior”; el ser divino que viene de Dios, que entra en comunión con El y que vivirá para siempre unido a Él, es algo de Dios mismo.

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