Relato Escalofriante VI
En cuanto entró a la estación las rejas se cerraron. Un celador pasó frente a mí y coloco un candado en la reja. Estaba a punto de decirle que iba a dejar a ese chico encerrado cuando se dio la vuelta y me saludo quitándose el sombrero de guardia. En ese justo instante reconocí el reloj de oro, ahora puesto en la muñeca de aquel celador. Le respondí el saludo levantando ligeramente la mano. Él pasó junto a mi y cuando voltee a ver habia desaparecido. Supe de inmediato lo que estaba pasando y corrí tan rápido como pude. Nadie volvio a asaltar gente cerca a la universidad.
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junio 16th, 2010 at 7:37 pm
uy da mello esa cosa uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu