posted by karlita on Nov 2
Así como un día conocemos a una persona y de manera mágica e inexplicable nos enamoramos de ella, también puede suceder que la dejemos de amar y no siempre se encuentra una explicación clara y lógica para lo que está sucediendo. En este sentido el amor y el desamor son sentimientos caprichosos.
Algunas veces, desde luego, hay razones suficientes para dejar de amar a una persona, pero en muchas otras, el desamor nos sorprende y no encontramos razón alguna, aparente. En este sentido las mujeres somos más perceptivas y podemos darnos cuenta antes que el hombre que la llama del amor sé está apagando.
Son múltiples las formas en la que una mujer se da cuenta que el amor llegó a su fin y que los sentimientos que le inspiraba su pareja se han esfumado para siempre.
Unas lo saben porque las enfurece lo que él va a decir, aun antes de que haya abierto la boca; otras porque sus caricias empiezan a resultarles insoportables, y otras porque se dan cuenta que lo que ella consideraba que eran las grandes virtudes de él se han convertido en hábitos que ahora la irritan sobremanera y no los puede soportar.
El descubrimiento de ese repentino desamor es una experiencia dolorosa que nunca resulta fácil de manejar. A pesar de que casi siempre se considera como víctima a la persona que han dejado de amar.
La realidad es que dejar de amar suele también ser una gran tortura, sobre todo cuando hay un matrimonio de por medio. Y hay también hijos.
La voz insistente que nos dice que ya no amamos a la persona a la que se suponía que íbamos a amar hasta el fin de nuestros días puede llegar a convertirse en un verdugo, muy difícil de resistir.
Pero a pesar de todo, el desamor existe, es una realidad que no podemos negar y una señal inconfundible de este sentimiento, es cuando usted deja de admirar y respetar a la persona que en un pasado no muy lejano, amó.
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