Métodos para el ahorro de agua

Si consumimos agua en grandes cantidades durante o después de las comidas, disminuimos el grado de acidez en el estómago al diluir los jugos gástricos. Esto puede provocar que los enzimas que requieren un determinado grado de acidez para actuar queden inactivos y la digestión se realice. Los enzimas que no dejan de actuar por el descenso de la acidez, pierden eficacia al quedar diluidos. Si las bebidas que tomamos con las comidas están frías, la temperatura del estómago disminuye y la digestión se ralentiza aún más.

Como norma general, debemos beber en los intervalos entre comidas, entre dos horas después de comer y media hora antes de la siguiente comida. Está especialmente recomendado beber uno o dos vasos de agua nada más levantarse. Así conseguimos una mejor hidratación y activamos los mecanismos de limpieza del organismo.

En la mayoría de las poblaciones es preferible consumir agua mineral, o de un manantial o fuente de confianza, al agua del grifo.

Instalar dispositivos limitadores de presión, difusores, temporizadores y sistemas monomando, con el fin de disminuir el consumo de agua. Con esta medida se puede llegar a ahorrar una media de 170 litros al mes, e incluso el consumo se reducirá en casi un 50%.
Cerrar completamente los grifos después de su uso. Con esta medida se pueden ahorrar hasta 12 litros de agua por minuto. Por ejemplo, al fregar los platos a mano, es conveniente enjabonar primero, con el grifo cerrado, y aclarar después, o cerrar el difusor mientras se lavan las manos, la cara o los dientes.
Asegurarse de que los grifos no tengan fugas. Diez gotas de agua por minuto suponen una pérdida de 2.000 litros al año. En este sentido, es recomendable comprobar periódicamente el estado de las instalaciones de agua, con el fin de evitar escapes innecesarios, y cerrar la llave de paso en caso de ausentarse del domicilio durante un período de tiempo.
Mientras se espera al agua caliente, recoger en un recipiente el agua fría. Dejar un grifo abierto supone perder cada minuto más de 15 litros de agua -en caso de que se trate de agua caliente, esto puede traducirse en seis euros que se van por el desagüe-. Por eso, es muy conveniente que el agua fría que se deja correr mientras se espera a la caliente, se recoja en un recipiente y se utilice, por ejemplo, para regar las plantas. Para esta tarea, también es recomendable utilizar el agua que sobre de las jarras de las comidas, e incluso, la sobrante de lavar las frutas o las verduras. También es necesario aprovechar el agua a la inversa, es decir, cuando se deja correr el agua para que salga fría, por ejemplo, para embotellarla. En este caso, es preferible llenar la botella con agua a la temperatura que sale por el grifo e introducirla en la nevera para que se enfríe.
No descongelar ni lavar alimentos debajo del grifo. Lo más conveniente es sacar el producto del congelador con el tiempo suficiente para que, a temperatura ambiente o en la propia nevera, puedan descongelarse. Además, a la hora de lavar alimentos como las frutas, es recomendable no colocarlas debajo del grifo, sino llenar un recipiente y lavarlas en él, de forma que se desperdicia menos cantidad de agua. 6 No tirar residuos al agua, sobre todo aceite. Lo más acertado para deshacerse del aceite de cocina usado es introducirlo en un recipiente y llevarlo a las plantas de reciclaje especializadas, pero en ningún caso verterlo por el desagüe del fregadero.
Utilizar los electrodomésticos que usen agua siempre a plena carga. Tanto la lavadora como el lavavajillas consumirán menos agua si funcionan a su capacidad completa, porque se aprovechará el mismo volumen para una mayor cantidad de ropa. Además, es muy recomendable colocar dispositivos de seguridad en la manguera de estos aparatos, de forma que, en caso de que esta se rompa, impidan las inundaciones tras cortar el suministro de agua. Es importante conocer el funcionamiento de este tipo de electrodomésticos. No obstante, un uso correcto permite ahorrar hasta un 40% del agua que se gastaría si se lavara a mano. De hecho, es recomendable comprar un electrodoméstico de clase A, los denominados ecoeficientes, cuyo consumo de agua y energía es menor que el resto.
En el baño, son más ecológicas las duchas y las cisternas de doble pulsador. Hasta 150 litros se puede ahorrar cada vez si se cambia el tradicional baño por una ducha, más rápida y que permite un menor consumo de agua. Dentro de esta estancia se puede seguir aumentando el ahorro. Por ejemplo, en las cisternas. Colocar un dispositivo de doble pulsador o doble descarga o con capacidad para seis litros de agua permitirá reducir a la mitad el consumo. Pero no solo en la actividad diaria del hogar se puede economizar agua y, con ello, reducir los gastos en las facturas. El Ministerio de Medio Ambiente recuerda que, en el tiempo destinado al ocio o a las actividades complementarias de la casa, también se puede contribuir a disminuir el consumo.
Reutilizar de un año a otro el agua de la piscina. Si se almacena el agua en un depósito con capacidad suficiente, se puede mantener, con las sustancias químicas necesarias para su conservación, y se evita un nuevo relleno de la piscina.
Regar el jardín a través de métodos de aspersión y goteo. De esta forma, sobre todo mediante los sistemas de aspersión en grandes superficies, se puede reducir más el consumo de agua que utilizando otros mecanismos como, por ejemplo, las mangueras.
Lavar el coche con bayeta y esponja. Con esta práctica se consigue ahorrar gran cantidad de agua que siempre se desperdicia si se usan otros métodos de lavado, como los sistemas de presión. De hecho, aunque estos últimos sean, al parecer, los más eficaces y rápidos, la fuerza con la que expulsan el agua provoca desgaste en el firme donde se realiza la actividad.