Como actividades previas a la Cantonización de Naranjal, que era un anhelo latente en toda la población debido a la injusta y pretendida situación en que la mantenía el cantón Guayaquil, a pesar de su importante aporte económico anual a la caja municipal, y no siendo retribuido, sino en una mínima parte, fueron tomando cuerpo y forma las ideas descentralizantes y robusteciendo en el pensamiento popular el propósito de la Cantonización. Los mentalizadores, que lógicamente eran el elemento intelectual, tenían su reunión el establecimiento del Sr. Juan Pástor; por otra arte, los sindicatos de trabajadores tenían en sus dirigentes a cuya cabeza figuraba el Sr. Pascual Palomino, a sus más fervorosos encausadores hacia ese mismo fin. Merece una mención especial en estas labores, el comité cultural femenino, conformado por el mejor y más preocupado elemento social femenino naranjaleño, el mismo que estaba ya en funciones desde 1.955 con idénticos fines y aspiraciones, sirviendo, cabe decirse, de elemento amortiguador y de enlace entre las dos agrupaciones masculinas que por varias razones político-sociales no marchaban de común acuerdo. Había un tercer grupo abstencionista conservador, que recelaba de ambas corrientes ideológicas y prefería que las cosas siguieran como estaban; ese era el ambiente político de Naranjal en 1.957.

En Agosto de ese año, a raíz de una conferencia campesina de sindicatos de la zona de Naranjal, se elaboró con toda amplitud y detenimiento un plan de lucha unificado de estas organizaciones en pro de la cantonización de Naranjal. Esto sirvió de estímulo al grupo intelectual que se había denominado “La fragua de Vulcano” para que tomara también decisiones rápidas y efectivas.

Luego de una asamblea celebrada en el teatro “Carioca”, quedó estructurada la conformación político-económica a seguirse por parte del comité cuya directiva se conformaría en una próxima asamblea que contaría con la colaboración de todos los elementos ya unificados en una sola causa. Esta segunda reunión se llevó a cabo en el local del cuerpo de bomberos y el comité pro cantonización de Naranjal quedó constituido de la siguiente forma:

Presidente: Sr. Segundo Rodríguez Maldonado
Vicepresidente: Sr. Néstor Chica Carpio
Presidente ocasional: Sr. José Ordóñez Beltrán
Tesorero: Sr. Tomás Yong Quiroga.
Síndico: Lcdo. Gustavo Moreira Baquerizo
Secretario: Sr. Carlos Yong Quiroga

Vocales principales: Sr. Hipólito González Vásquez, Sr. Pascual Palomino, Sr. Ranulfo Sáenz, Sr. Humberto Pinto, Sr. Guillermo Ordóñez B., Sr. Juan Pástor Hidrovo.
Vocales suplentes: Sr. Abraham Robles Andrade, Sr. Bolívar Pástor Hidrovo, Sr. Carlos Rodríguez Beltrán, Sr. Enrique Núñez Quiroga, Sr. José Escalante S. y Sr. Segundo Góngora P.
Socios de honor: Sr. César Amador Baquerizo, Sr. Nicanor Cucalón Lazo y Sr. Elías Dau, quienes contribuyeron con apreciables sumas de dinero para los gastos que demandaría esta campaña.

El comité cultural femenino fue el primero en poner a órdenes del comité pro cantonización la suma de $ 3.000 (sucres) y emprendió en una campaña semanal de recolección de óbolos en toda la población.

En 1.958, concurre al congreso una delegación de representantes del comité pro cantonización de Naranjal, presidida por los señores Segundo Rodríguez Maldonado, Juan Pástor Hidrovo e Hipólito González Vásquez, respaldados por una numerosa y selecta comitiva de naranjaleños, portando la solicitud de cantonización, apoyada con todos los requisitos de ley y por una recomendación favorable de M. I. Concejo Provincial del Guayas.

Sin embargo, esta primera iniciativa concreta no obtuvo la atención que se merecía, debido, en gran parte, a la oposición de Municipio de Guayaquil, a la influencia de los representantes de Cañar y a la franca oposición del vicepresidente de la república, Sr. Francisco Illingworth. Con posteridad a la primera negativa de parte del congreso, se hizo una expresa invitación a los señores senadores y diputados por el Guayas, y, en atención a ella, visitaron la población los señores: Dr. Nicolás Castro Benítez, Dr. Carlos Puig Villazar, Crnl. Alberto Pareja, Eduardo Puig Arosemena, Pedro Saad, Asaad Bucaram y Eduardo Kingman.

Estos caballeros decidieron apoyar irrestrictamente el justo anhelo de este pueblo en la siguiente reunión del congreso; más, si en el senado pasó favorablemente el decreto de cantonización, entre los diputados se halló con la barrera insalvable de los opositores del año anterior.

En ese momento histórico de la desigual lucha del pueblo naranjaleño contra la muralla de intereses creados y políticos de numerosos organismos, no es posible dejar en silencio la actitud de un hombre, que sin tener el menor vínculo con este pueblo, puso todo su corazón y toda su experiencia de jurista para sacar triunfante, cuando todo parecía perdido, la tesis naranjaleña, en la memorable noche del 7 de Noviembre de 1.960. Se trata del Dr. Gonzalo Pesantez Lafebre, diputado por Pichincha de aquel año.

Para 1.960 se insistiría por tercera ocasión: todos los artificios de los opositores fueron desvanecidos con la lógica de la razón y los números y los subterfugios de la mala ley con motivo de la exclusión de la parroquia Balao fueron superados serenamente y de -conformidad con el dictamen del ministerio de Gobierno y municipalidades.

Sin embargo, el poder legislativo iba postergando su pronunciamiento y se acercaba al término de sus labores en Noviembre. En Naranjal había una efervescente actitud de decisión. Los máximos dirigentes y representantes del comité ante el parlamento, señores Rodríguez, Pástor y González, fueron infatigables en sus gestiones.Para el 15 de Octubre, aniversario de la independencia de Naranjal, que entre otros números culminó con una sesión solemne del comité pro canonización, desde los balcones de su local social, nos dio la oportunidad las proféticas palabras de Hipólito González: “… si es necesario que dé mi vida por la cantonización de Naranjal, estoy listo para ofrendarla…” Dios, en sus designios, permitió que, efectivamente, así se rubricara la lucha de cantonización de Naranjal.

El 7 de Noviembre, en la mañana, el Sr. Hipólito González tomaba el vuelo y, pasado el mediodía, tramontaba los Andes para reunirse con un numeroso grupo de naranjaleños que lo esperaban en la capital. A la una de la tarde, el avión se estrellaba en el monte “Atacazo”, cercano a Quito. Las grandes causas exigen grandes víctimas, los grandes idealistas se elevan a las cumbres.

Hipólito González fue un gran idealista de la grandeza de su pueblo y el destino quiso que su vida se truncara en cumplimiento de ese ideal.

En Quito habían más de cien naranjaleños que habían viajado expreso para apoyar a sus líderes ante el congreso. La conmoción del desastre desgarró sus pechos, pero no enmudeció sus labios de protesta. La noche del 7 de Noviembre, el congreso clausuraba sus sesiones, y el proyecto de Cantonización iba a quedar postergado nuevamente. De pronto una voz tonante y henchida de autoridad pidió la palabra y dejó en suspenso a la sala. Esa voz pedía justicia para Naranjal.

Era el Dr. Gonzalo Pesantez Lafebre, de quién ya se hizo referencia anteriormente. El congreso en pleno aprobó por unanimidad el proyecto y pasó Naranjal a iniciar una nueva etapa de su vida. La Cantonización, principal historia de nuesta Urbe, sin duda una fecha de importante relevancia para Naranjal y el país.

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