Lunes

Fijo mi mirada al instante de ese día,
mientras rápidamente todo se encendía,
al calor de la ira y el enojo,
un enorme incendio consumía todo,
dejando de lado sólo desastre y sequía.
Escapando de esta miseria,
queriendo esconder en el fondo esta tragedia,
me disponía a recorrer la ciudad en zapatillas.
Caminaba sin rumbo ni guía,
queriendo escapar de aquel incendio,
pero por dentro una llama ardía,
era el coraje de estar en lo cierto,
pero no ser escuchado enseguida.
Con coraje pero queriendo ser presa del olvido,
camine sin pensar en lo que había sucedido,
recorrí diez kilómetros en un día soleado,
sin disturbios en la calle llegue al sitio fijado,
en medio de un oasis y en silencio,
me retumba en el oído un sonido,
era un mensaje de aquel pirómano arrepentido,
pidiendo ayuda para calmar el incendio.
Pero sus palabras de cierto nada tenían,
pues en la noche otro fuego ardía,
mucho más fuerte que al inicio,
no pude huir de este ni pedir auxilio,
sólo me quedo resignarme a ser quemada,
en medio de sus canalladas,
con mis ultimas neuronas cuerdas,
decidí no volver hacer afrenta,
frente a un montón de mentecatos
que solo quieren tener la razón
y ver arder a todo a su alrededor
por eso como moraleja les dejo,
que piensen en sí mismos,
y no digan todo lo que piensan,
pues aunque lo digan de manera correcta,
hay personas cerradas que nunca entenderían,
que no sólo se trata de razón sino de justicia,
y no pueden incendiar todo por aburrimiento.

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