Es una práctica de oración cristiana que tiene orígenes muy antiguos, las primeras fuentes fiables se remontan a los Padres del Desierto del siglo III-IV d.C. Consiste en la repetición continua de una breve jaculatoria con el nombre de Jesús, insertada al ritmo de la respiración.
Sentí la llamada a esta oración hace unos años, aprendiendo su técnica y comenzando a experimentarla con los Reconstructores en Oración, un movimiento católico que trabaja para difundirla.
¿Cómo puede ayudarte y beneficiarte esta oración en tu vida concreta?
El encuentro con la oración del corazón cambió mi vida. A través de ella el Señor me ha dado una transformación empezando por el acercamiento a las cosas pequeñas.
Lavar los platos, trabajar en el jardín o lavar las escaleras pueden parecer actividades aburridas, pero con la recitación del nombre de Jesús pueden adquirir un sabor diferente.
De hecho, la oración del corazón nos ayuda a vivir plenamente todas las actividades que realizamos, incluso las más ordinarias. Nos invita a redescubrir la belleza de las cosas pequeñas y sencillas, como la naturaleza que nos rodea. A través de esta plenitud y maravilla se nos ayuda desde lo alto a vivir el presente con mayor presencia e implicación. Así es más fácil realizar una acción con verdadera alegría y gratitud y no por la ansiedad de tener que terminarla.
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