Jonás, un profeta rebelde

La historia bíblica que relata la asombrosa manera en que un pez se traga a un hombre como consecuencia de su desobediencia es bien conocida por muchos. Es tema de conversación y al mismo tiempo de escepticismo. Muchos no creen que esto haya sido posible y refutan el acontecimiento de diferentes maneras. Ahora bien, partiendo desde el punto de vista de que la Escritura es veraz, entendemos que la historia es real, única e impactante. La experiencia en el pez hizo que el profeta cambiara su manera de actuar en cuanto a la orden divina de ir a llevar un mensaje a Nínive.

Luego del fallido intento del profeta de poner distancia entre la orden que Dios le daba y su responsabilidad, Jonás lleva a cabo el trabajo de predicar el siguiente mensaje, “de aquí a cuarenta días Nínive será destruida”. Mi interpretación personal es que Jonás estaba tan impactado, asustado por el castigo, que no quiso tomarse otro chance. No quería sufrir ninguna otra consecuencia por ser desobediente, sin embargo, no hizo el trabajo con la mejor disposición. Ya veremos en el análisis de la vida de este profeta, que sus acciones no son evidencia de amor ni obediencia, sino por el contrario rebeldía y obstinación.

La tarea de predicar a Nínive no era algo que agradara al profeta, ya que este pueblo era enemigo de su nación. Jonás sabía que Dios esta interesado siempre en perdonar, pero para el no era justo que sus enemigos tuvieran una oportunidad de saborear el perdón divino. Por el contrario, sus esfuerzos iban dirigidos a otra cosa. Huir era mejor ya que si no recibían el mensaje y el castigo caía sobre la nación de Nínive, Israel quedaría libre de ellos.  Claramente podemos ver que los sentimientos nacionales de Jonás fueron una dificultad temporera en los planes de Dios. La biblia nos dice “engañoso es el corazón más que todas las cosas”. La actitud de Jonás es ejemplo de cómo los sentimientos pueden ser un obstáculo en los planes divinos y tenemos que tener precaución de no caer en esa situación. Nuestros planes, sentimientos, deseos e intereses no pueden, ni podrán estar primero que lo que Dios ha de hacer.

Finalmente Jonás predica el mensaje y para sorpresa suya el rey y el pueblo respondieron al mensaje de una manera impresionante. No hay registro bíblico de un ayuno, humillación y oración tan concurrida como esta. El pueblo entero incluyendo mujeres, niños y animales postrados en actitud de luto y humillación esperando la posibilidad del perdón. Es curioso ver que Jonás entiende y proclama con sus labios que Dios es perdonador. De hecho, dice en una de sus conversaciones con Dios que se había ido a Tarsis por saber que Dios era perdonador, y entendía que ese sería el resultado final. Conocía ese principio, pero negaba la oportunidad a sus enemigos. La reacción de Jonás resulta interesante y a la vez contradictoria. Por un lado conoce que Dios perdona, pero a la misma vez sus sentimientos lo llevan a no querer ese perdón para sus enemigos. Me pregunto, ¿Por qué Dios escoge a un profeta con tan poca capacidad de amor para hacer este trabajo? La realidad es que he llegado a la conclusión de que Dios tenia un doble propósito con la experiencia de Jonás. Primero quería dar la oportunidad de arrepentimiento a Nínive, y segundo necesitaba hacer que Jonás tuviera un par de lecciones para que cambiara la actitud con que trataba a aquellos que veía como sus enemigos. No sabía la lección de amor al prójimo. En lo personal creo que Jonás nunca aprendió la lección.   Le pido que juzgue usted mismo los acontecimientos, pero definitivamente esa es mi interpretación a la luz de los eventos al final del libro.

Luego de predicar el mensaje, Jonás se fue al oriente de la ciudad e hizo una “enramada”, o casucha. Allí se sienta para ser testigo de la destrucción de la ciudad. Este profeta con sus labios predica el mensaje, pero sus acciones esperan la realidad de su predicación. Lo único interesante para él era que se cumpliese la profecía de la destrucción de la ciudad. Recuerde que su mensaje decía, “de aquí a cuarenta días la ciudad será destruida”. Creo que su intención era estar allí por cuarenta días, esperando ver la destrucción de sus enemigos. Por cierto, la acción de este hombre raya en el suicidio. No hay registro alguno que nos diga que tenía los suplidos necesarios para estar allí todo ese tiempo, al contrario, dice la lectura que el sol le castigó y desmayaba. Lo cual quiere decir que en pos de esperar a ver el castigo a la ciudad, puso su vida en peligro extremo.  ¿Quién en todos sus sentidos escoge esperar en el desierto bajo un sol ardiente a ver lo que suceda con sus enemigos? De hecho, en el capítulo 4 verso 3 le dice a Dios, “te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida”. Esto en respuesta a la decisión de Dios de perdonar cuando vio el cambio de actitud del pueblo.

Finalmente Dios intenta ensenarle a Jonás una lección importante. En espacio de poco tiempo (la biblia declara aproximadamente 24 horas), una planta (calabacera) creció para calmar a Jonás de un sol incesante. Esta es una señal de cómo Dios puede usar la naturaleza para sus planes. En este ejemplo, el controla la manera en que una planta crece. Tuvo que ser una planta de buen tamaño para poder mitigar el calor dándole sombra a Jonás debajo de su pobre construcción (enramada). Luego Dios decide eliminar la calabacera con un gusano que se alimento de ella y la planta murió dejando a Jonás desprovisto de sombra. Jonás en su manera usual de actuar se enoja mucho y Dios le pregunta, ¿Es necesario que te enojes tanto por la calabacera? La respuesta de Jonás es muestra de su carácter. El le dice, “me enojo mucho hasta la muerte”. Parece increíble que un profeta que ha vivido tanto en esta experiencia pueda hablarle a Dios de semejante manera. Dios le hace ver su actitud errónea al tener molestia por perder una planta y ningún sentimiento hacia los ninivitas. Luego de las palabras de Dios no hay ningún indicio de que Jonás contestara. Eso me hace pensar en que su actitud era tan difícil que no aceptó ningún otro punto de vista, sino solo el suyo.

En conclusión, opino que la obstinación de Jonás fue su peor enemigo. Su sentido nacional le alejó por completo de amar al prójimo. Dios siempre nos da lecciones profundas e importantes y son muchas las lecciones que puedo ver en esta historia, pero hay un par de puntos que me inquietan. En realidad son preguntas. Espero que usted pueda meditar en ellas y que le pida a Dios que le ilumine para ver la contestación de las mismas.

Primero, ¿Por qué escoge Dios a Jonás sabiendo que su carácter y experiencias personales serian un obstáculo?

Segundo, ¿Cómo es posible que creamos que el profeta o siervo tiene una parte importantísima en el plan, si en este caso hubo resultados aun con un profeta sin los requisitos necesarios de siervo obediente?

Tercero, ¿Por qué el profeta aun viviendo situaciones que deberían moldearle hacia la obediencia se mantiene viviendo en sentido opuesto?

Cuarto, ¿Cómo es posible que alguien que ha vivido la misericordia de Dios le conteste en una forma tan irreverente?

Quinto, ¿Cómo es posible que las personas en Nínive respondieran a un mensaje desalentador y de juicio y mostraran una actitud de verdaderos israelitas? Tome en cuenta que el mensaje no los llamaba al ayuno, cilicio, luto los cuales eran costumbres judaicas y esperaron mas bien a ver si Dios les perdonaba sin recibir ese anuncio.

Sexto, ¿Cómo es que hubo salvación sin un mensaje que proclamara salvación?

Por favor, medite en estas preguntas y pídale a Dios la respuesta a las mismas

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