LA VEJEZ
Quizás esta palabra no significa nada cuando uno es joven, pero con el pasar del tiempo cada vez la vamos comprendiendo más y más.
Cuando somos hijos (jóvenes) no nos interesa el significado, cuando nos hacienden de puesto (a padre) ya vamos entendiendo su significado pero cuando somos abuelos comprendemos sin que nadie nos explique lo que significa y nos damos cuenta de lo tan estúpido que éramos cuando no queríamos compartir un momento con ellos, cuando nos decían anda a conversar con tu abuelo/a y nosotros contestábamos: «no que voy a conversar con él/ella no me entiende o se le olvida de lo que le estoy ablando», sin saber que con solo estar sentados al lado de ellos ya era bastante.
Ilusos cuando nos reíamos de las cosas tan sencillas que no podían hacer o nos avergonzaban ante la gente.
No se necita vivir con ellos para aprender ni llegar a su edad para comprenderlos, yo no conocí ami abuela materna ni a mi abuelo paterno, con mis otros dos abuelos casi no los veía o si los veía era cada 2 o 3 años íbamos una dos horas y nos regresábamos porque vivíamos lejos, lastimosamente hoy en día solo tengo a mi abuela por parte de padre que es un amor.
«Ricardo Bonilla»
Aquí les dejo para que lean lo que le escribirían a su hijo cuando lleguen a esa edad.
Carta de un padre
Amado hijo:
El día que este viejo y ya no sea el mismo: TEN PACIENCIA Y COMPRENDEME.
Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide cómo atarme mis zapatos, tenme paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer la misma cosa.
Si cuando conversas con migo, repito y repito las mismas palabras y sabes de sobra como termina, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño para que te durmieras, tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.
Cuando estemos reunidos y sin querer, haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme que no tengo la culpa de ello. Piensa cuantas veces cuando niño te ayudé y estuve pacientemente e tu lado esperando a que terminaras lo que estaba haciendo.
No me reproches porque no quiera bañarme, no me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretexto que te inventabas para hacerte más agradable tu aseo.
Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona.
Acuérdate que fui yo quien te enseño tantas cosas.
Comer, vestirte y como enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mis esfuerzos y perseverancia
Cuando en algún momento, mientras conversamos, me llegue a olvidar de que estábamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te impacientes; tal vez no era importante lo que hablaba y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas en ese momento.
Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Sé cuanto puedo y cuanto no debo. También comprendes que ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentir.
Cuando mis piernas fallen por estar cansadas para andar… dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernas.
Por lo último, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y sólo quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o cuento me ame.
Trata de comprender que ya no vivo si no sobrevivo, y eso no es vivir.
Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer.
Piensa entonces que con este paso que me adelanto a dar, estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, Pero siempre con tigo.
No te dientas triste, enojado o impotente por verme así.
Dame tu corazón, compréndeme y apóyame como lo hice cuando empezaste a vivir.
De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío. Dame amor y paciencia, que te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti.
Atentamente:
TU VIEJO.
Deja un comentario