Ingenieros que sorprenden.

Sin lugar a dudas, uno de los prototipos que poseemos los ingenieros es de ser personas que demuestran poco interés hacia la literatura (prosa o verso), la ortografía, la semántica, ect., al ser personas muy técnicas. Y es que un ingeniero no se gana el título sin antes no haber cargado un libro de Cálculo Integral ó Álgebra Lineal ó Fisica C, ¡inclusive los tres juntos por todo el campus de la Universidad! Sin embargo, existimos ingenieros que sentimos amor por los libros que son capaces de transportar tu mente a los lugares más extraños que el autor pueda imaginar, sentimos admiración por los escritores que pueden plasmar miles de sentimientos en una simple hoja de papel y por supuesto, estamos los que sentimos inmensa gratitud por ser capaces de brindarnos cierto deleite en nuestras tardes más aburridas.