¿Cómo escoger zapatos deportivos adecuados para correr?

Correr es una actividad muy popular, aunque no todo el mundo es consciente de la importancia de escoger el calzado más adecuado. Puede ser una experiencia agobiante, pero elegir los zapatos indicados para correr es un proceso por el que las personas deben pasar para obtener el máximo beneficio de soltar las piernas. La gran variedad de opciones y de tipos de calzado que se encuentran en las tiendas genera muchas dudas entre los consumidores que tienden a tomar la decisión en base al precio y el diseño. Sin embargo, estas dos variables son las últimas que deben entrar en la ecuación. El primer paso luego de tomar la decisión de salir a correr es ir a una tienda especializada donde se podrá encontrar los diferentes tipos de calzado y personal entrenado para establecer el tipo de zapato que más se adapta a las necesidades de una persona. ¿Pronador, neutro o supinador? Una de las primeras cosas a determinar es el modo de andar de la persona, el tipo de pie y su pisada. La cantidad de marcas y modelos hace que el proceso de selección sea en muchas ocasiones una experiencia agobiante. César Fernández, director general de Deerfoot en España, empresa encargada en la distribución y venta de calzado especializado para deportistas, explicó que hay tres categorías de pisada que engloban a las personas. "Está la pisada neutra que distribuye el contacto de manera equitativa sobre toda la planta del pie, el pronador que apoya con la parte interior del pie y supinador que se apoya con el borde exterior del pie". Para Fernández la mayoría de las personas se ubican en las categorías neutra y pronador, mientras que "sólo el 3% o 4% tienen una pisada supinadora". La recomendación es que para los pronadores, donde entra la mayoría de las mujeres ya que poseen caderas más anchas, se utilice un calzado con una suela un poco más rígida, como el que se sugiere para las personas con más peso corporal. Las personas pueden tener tres tipos de pisada: pronador, neutro y supinador. "Aquí entran en la ecuación dos variables que suelen ir relacionadas, como son el peso y la frecuencia con la que se va a correr", expresó Fernández. "Una persona que corre dos veces por semana está en un nivel de iniciación, por lo que suele tener un peso mayor que un corredor que lo hace cinco veces por semana". "Este último necesita un zapato más ligero con menos amortiguación, mientras que para los otros se recomiendan zapatillas con más amortiguación y estabilidad, que se logra poniendo unas piezas en la parte intermedia para aumentar la rigidez del calzado", explicó el director de Deerfoot. Montaña o asfalto Otro elemento a tener en cuenta es la superficie en la que se va a correr, si es asfalto, tierra o una mezcla. No es lo mismo correr en la montaña que sobre el asfalto. "El tipo de agarre es importante para obtener el mayor rendimiento. Es como en una bicicleta, si necesitas una de montaña o de carretera", comparó Fernández. "Si utilizas una suela para correr en montaña sobre el asfalto el pie se te enganchará constantemente aumentando el nivel de esfuerzo y el riesgo de lesiones. Lo que se necesita en este caso es un calzado deslizante que permita desplazarte mejor". El siguiente paso es elegir el tamaño del zapato, que se recomienda sea un poco más grande que el calzado que la persona utiliza a diario, "como un dedo horizontal entre el pie y la punta del zapato". Fernández aclaró que "el pie se dilata por el calor y aumenta de tamaño" lo que podría causar ampollas y uñas negras. Una vez determinadas todas las variables anteriores el consumidor podrá escoger entre una variedad de modelos y marcas, por lo que se recomienda probar el calzado en la tienda, dar unos pasos y percibir con cuál se siente más cómodo. Sólo aquí, en este momento, es que se puede incorporar a la fórmula el precio, el color y el diseño del calzado.

Correr es una actividad muy popular, aunque no todo el mundo es consciente de la importancia de escoger el calzado más adecuado.

Puede ser una experiencia agobiante, pero elegir los zapatos indicados para correr es un proceso por el que las personas deben pasar para obtener el máximo beneficio de soltar las piernas.

La gran variedad de opciones y de tipos de calzado que se encuentran en las tiendas genera muchas dudas entre los consumidores que tienden a tomar la decisión en base al precio y el diseño.

Sin embargo, estas dos variables son las últimas que deben entrar en la ecuación.

El primer paso luego de tomar la decisión de salir a correr es ir a una tienda especializada donde se podrá encontrar los diferentes tipos de calzado y personal entrenado para establecer el tipo de zapato que más se adapta a las necesidades de una persona.

¿Pronador, neutro o supinador?

Una de las primeras cosas a determinar es el modo de andar de la persona, el tipo de pie y su pisada.

La cantidad de marcas y modelos hace que el proceso de selección sea en muchas ocasiones una experiencia agobiante.

César Fernández, director general de Deerfoot en España, empresa encargada en la distribución y venta de calzado especializado para deportistas, explicó que hay tres categorías de pisada que engloban a las personas.

«Está la pisada neutra que distribuye el contacto de manera equitativa sobre toda la planta del pie, el pronador que apoya con la parte interior del pie y supinador que se apoya con el borde exterior del pie».

Para Fernández la mayoría de las personas se ubican en las categorías neutra y pronador, mientras que «sólo el 3% o 4% tienen una pisada supinadora».

La recomendación es que para los pronadores, donde entra la mayoría de las mujeres ya que poseen caderas más anchas, se utilice un calzado con una suela un poco más rígida, como el que se sugiere para las personas con más peso corporal.

Las personas pueden tener tres tipos de pisada: pronador, neutro y supinador.

«Aquí entran en la ecuación dos variables que suelen ir relacionadas, como son el peso y la frecuencia con la que se va a correr», expresó Fernández.

«Una persona que corre dos veces por semana está en un nivel de iniciación, por lo que suele tener un peso mayor que un corredor que lo hace cinco veces por semana».

«Este último necesita un zapato más ligero con menos amortiguación, mientras que para los otros se recomiendan zapatillas con más amortiguación y estabilidad, que se logra poniendo unas piezas en la parte intermedia para aumentar la rigidez del calzado», explicó el director de Deerfoot.

Montaña o asfalto

Otro elemento a tener en cuenta es la superficie en la que se va a correr, si es asfalto, tierra o una mezcla.

No es lo mismo correr en la montaña que sobre el asfalto.

«El tipo de agarre es importante para obtener el mayor rendimiento. Es como en una bicicleta, si necesitas una de montaña o de carretera», comparó Fernández.

«Si utilizas una suela para correr en montaña sobre el asfalto el pie se te enganchará constantemente aumentando el nivel de esfuerzo y el riesgo de lesiones. Lo que se necesita en este caso es un calzado deslizante que permita desplazarte mejor».

El siguiente paso es elegir el tamaño del zapato, que se recomienda sea un poco más grande que el calzado que la persona utiliza a diario, «como un dedo horizontal entre el pie y la punta del zapato».

Fernández aclaró que «el pie se dilata por el calor y aumenta de tamaño» lo que podría causar ampollas y uñas negras.

Una vez determinadas todas las variables anteriores el consumidor podrá escoger entre una variedad de modelos y marcas, por lo que se recomienda probar el calzado en la tienda, dar unos pasos y percibir con cuál se siente más cómodo.

Sólo aquí, en este momento, es que se puede incorporar a la fórmula el precio, el color y el diseño del calzado.

Cinco mitos de la leche

Desde hace años los beneficios y los efectos dañinos de la leche son motivo de debate. La leche es un alimento adorado por muchos y odiado por otros. Y alrededor de esta bebida hay infinidad de mitos. Que si la tomas en exceso puede traer problemas de salud, que si no la tomas se te debilitarán los huesos, son algunos de ellos. Un estudio publicado la semana pasada en el British Medical Journal sugirió que una alta ingesta de leche en mujeres y hombres no se acompaña con un menor riesgo de fractura. Este dato reabrió el debate sobre el consumo de leche. Jesús Román, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, explica algunos de los mitos alrededor de la leche. El hombre es la única especie que bebe leche en la edad adulta Según Román el ser humano toma lácteos porque se ha acostumbrado a ello en una evolución de miles de años. El hombre eligió tomar leche de vaca porque encontró en ella un alimento completo. El hombre comenzó a tomar leche de vaca cuando abandonó su vida nómada y empezó a cultivar la tierra para alimentarse y alimentar a sus animales. Como ser racional es la única especie que tiene un dominio sobre lo que come y elige comer de acuerdo a lo que necesita. En el caso de la leche, el hombre eligió tomar leche de vaca porque encontró en ella un alimento completo. El consumo de la leche produce caries En opinión del experto español, esta afirmación es "absurda". "Precisamente el interés del lácteo en la dieta del ser humano es la riqueza en calcio. Es uno de los elementos claves para la formación del hueso y del diente también". La Organización Mundial de la Salud reconoce el papel específico de los lácteos en la prevención de caries. "De hecho algunos lácteos como los quesos sabemos que si se mastican después de comer, como postre, disminuye la incidencia de caries", añadió. "No sólo no es verdad este mito, sino que está equivocado", concluyó. Además, la Organización Mundial de la Salud reconoce el papel específico de los lácteos en la prevención de caries. Niños menores de un año deben evitar beber leche de vaca Es verdad que los pediatras recomiendan que los niños menores de 1 año no tomen leche de vaca debido a que la proteína y la grasa de la leche de vaca son más difíciles de absorber para un niño. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la leche de vaca no contiene suficiente hierro y ácido fólico para satisfacer las necesidades de los infantes. La leche de vaca puede afectar al aparato digestivo de los bebés. Según Jesús Román "la deseable, hasta los seis meses de edad es la materna y a partir de ahí una leche adaptada". "En épocas de hambre, niños muy pequeños han tomado lo que había, leche de vaca, de cabra, de oveja o lo que había disponible, pero desde luego no está adaptada a su aparato digestivo y puede provocarles alteraciones digestivas", explicó. La leche ayuda a combatir la osteoporosis La osteoporosis es una enfermedad en la cual los huesos se hacen más frágiles y susceptibles a las fracturas. Una dieta bien balanceada, incorporando minerales y vitaminas de diferentes grupos alimenticios es fundamental para tener unos huesos saludables. La osteoporosis es una enfermedad en la cual los huesos se hacen más frágiles y susceptibles a las fracturas. "Alcanzar los niveles suficientes de calcio en nuestra dieta sigue siendo un elemento básico para reducir la incidencia de osteoporosis", dijo Román. "No podemos decir a la gente que no tome una fuente de calcio tan buena como son los productos lácteos en general, no sólo la leche, porque estaríamos reduciendo la manera de enfrentar la osteoporosis que es un problema cada vez más grave porque las personas cada vez viven más". Según el experto, el índice de mortalidad en las mujeres mayores por osteoporosis supera al de cáncer de mama, por lo que "no podemos recomendar que no se utilice una fuente como los lácteos que sabemos favorece la calcificación de los huesos". La leche engorda "En el mundo no engorda nada, salvo que se tome en exceso", afirmó rotundamente el experto español. Lo que engorda en una ingesta excesiva de calorías. "Una persona necesita unas calorías diarias. Si se superan se almacenan como grasa. Da igual que se haga a través de la leche o de cualquier otro alimento", dijo. Según Román, "una dieta normal, con las cantidades adecuadas de calorías, ni engorda ni adelgaza". El que una persona engorde "dependerá de lo que una persona coma y se mueva. No se puede echar la culpa a la leche que en general tiene poco valor calórico", concluyó. Según la FAO, la leche y los productos lácteos pueden ser importantes en la diversificación de la dieta. Son ricos en nutrientes y proporcionan proteínas de alta calidad y micronutrientes en una forma de fácil absorción que puede beneficiar tanto a las personas vulnerables nutricionalmente y personas saludables cuando se consumen en cantidades adecuadas.

Desde hace años los beneficios y los efectos dañinos de la leche son motivo de debate.

La leche es un alimento adorado por muchos y odiado por otros. Y alrededor de esta bebida hay infinidad de mitos.

Que si la tomas en exceso puede traer problemas de salud, que si no la tomas se te debilitarán los huesos, son algunos de ellos.

Un estudio publicado la semana pasada en el British Medical Journal sugirió que una alta ingesta de leche en mujeres y hombres no se acompaña con un menor riesgo de fractura.

Este dato reabrió el debate sobre el consumo de leche.

Jesús Román, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, explica algunos de los mitos alrededor de la leche.

El hombre es la única especie que bebe leche en la edad adulta

Según Román el ser humano toma lácteos porque se ha acostumbrado a ello en una evolución de miles de años.

El hombre eligió tomar leche de vaca porque encontró en ella un alimento completo.

El hombre comenzó a tomar leche de vaca cuando abandonó su vida nómada y empezó a cultivar la tierra para alimentarse y alimentar a sus animales.

Como ser racional es la única especie que tiene un dominio sobre lo que come y elige comer de acuerdo a lo que necesita.

En el caso de la leche, el hombre eligió tomar leche de vaca porque encontró en ella un alimento completo.

El consumo de la leche produce caries

En opinión del experto español, esta afirmación es «absurda».

«Precisamente el interés del lácteo en la dieta del ser humano es la riqueza en calcio. Es uno de los elementos claves para la formación del hueso y del diente también».

La Organización Mundial de la Salud reconoce el papel específico de los lácteos en la prevención de caries.

«De hecho algunos lácteos como los quesos sabemos que si se mastican después de comer, como postre, disminuye la incidencia de caries», añadió.

«No sólo no es verdad este mito, sino que está equivocado», concluyó.

Además, la Organización Mundial de la Salud reconoce el papel específico de los lácteos en la prevención de caries.

Niños menores de un año deben evitar beber leche de vaca

Es verdad que los pediatras recomiendan que los niños menores de 1 año no tomen leche de vaca debido a que la proteína y la grasa de la leche de vaca son más difíciles de absorber para un niño.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la leche de vaca no contiene suficiente hierro y ácido fólico para satisfacer las necesidades de los infantes.

La leche de vaca puede afectar al aparato digestivo de los bebés.

Según Jesús Román «la deseable, hasta los seis meses de edad es la materna y a partir de ahí una leche adaptada».

«En épocas de hambre, niños muy pequeños han tomado lo que había, leche de vaca, de cabra, de oveja o lo que había disponible, pero desde luego no está adaptada a su aparato digestivo y puede provocarles alteraciones digestivas», explicó.

La leche ayuda a combatir la osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad en la cual los huesos se hacen más frágiles y susceptibles a las fracturas.

Una dieta bien balanceada, incorporando minerales y vitaminas de diferentes grupos alimenticios es fundamental para tener unos huesos saludables.

La osteoporosis es una enfermedad en la cual los huesos se hacen más frágiles y susceptibles a las fracturas.

«Alcanzar los niveles suficientes de calcio en nuestra dieta sigue siendo un elemento básico para reducir la incidencia de osteoporosis», dijo Román.

«No podemos decir a la gente que no tome una fuente de calcio tan buena como son los productos lácteos en general, no sólo la leche, porque estaríamos reduciendo la manera de enfrentar la osteoporosis que es un problema cada vez más grave porque las personas cada vez viven más».

Según el experto, el índice de mortalidad en las mujeres mayores por osteoporosis supera al de cáncer de mama, por lo que «no podemos recomendar que no se utilice una fuente como los lácteos que sabemos favorece la calcificación de los huesos».

La leche engorda

«En el mundo no engorda nada, salvo que se tome en exceso», afirmó rotundamente el experto español.

Lo que engorda en una ingesta excesiva de calorías.

«Una persona necesita unas calorías diarias. Si se superan se almacenan como grasa. Da igual que se haga a través de la leche o de cualquier otro alimento», dijo.

Según Román, «una dieta normal, con las cantidades adecuadas de calorías, ni engorda ni adelgaza».

El que una persona engorde «dependerá de lo que una persona coma y se mueva. No se puede echar la culpa a la leche que en general tiene poco valor calórico», concluyó.

Según la FAO, la leche y los productos lácteos pueden ser importantes en la diversificación de la dieta.

Son ricos en nutrientes y proporcionan proteínas de alta calidad y micronutrientes en una forma de fácil absorción que puede beneficiar tanto a las personas vulnerables nutricionalmente y personas saludables cuando se consumen en cantidades adecuadas.

 

Muchas mujeres prefieren dormir antes que tener sexo, según estudio

Un estudio reveló que entre el 60 y el 70 por ciento de las mujeres de Estados Unidos, Reino Unido y China se consideran satisfechas con su vida sexual pero prefieren una noche de sueño reparador antes que una noche de buen sexo. En Brasil, sin embargo, solo el 32 por ciento de las mujeres elegiría esta opción, según la investigación, hecha por la compañía de relaciones públicas y márketing estadounidense FleishmanHillard. Ese dato contrasta con las preferencias de las chinas, que en un 70 por ciento prefieren dormir antes que tener sexo, las británicas (68 %) y las estadounidenses (60 %). Además, el estudio revela que, si a las estadounidenses y británicas se les da la opción de prescindir del sexo o de la tecnología durante tres meses, la mayoría preferiría dejar a un lado su vida sexual. Otras preferencias sobre la riqueza o la calidad de vida se revelan en este estudio, titulado "Mujeres, Poder & Dinero" y basado en 4.300 entrevistas realizadas en agosto de 2014 en cuatro países: Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y China. Al ser preguntadas sobre su definición de éxito, las mujeres citan con más frecuencia la seguridad financiera, la familia y la felicidad, antes que la riqueza, el lujo o ser un ejecutivo brillante. Entre las opciones de sexo, poder o dinero, el 80 por ciento de las mujeres prefiere disponer de dinero para asegurar el futuro de su familia y, especialmente, conseguir que sus hijos vayan a la universidad. Otras preferencias femeninas El estudio también revela que aproximadamente el 90 por ciento de las mujeres prefiere vivir 10 años con una buena calidad de vida que 20, sin disfrutar de plena autonomía. Sin embargo, curiosamente, la percepción de la edad varía según los países. De media, las británicas, estadounidenses y brasileñas creen que la "vejez" comienza a los 70 años, mientras que en China empieza a los 59 años para las mujeres y a los 60, para los hombres. Además, cada vez más, el deseo de privacidad en redes sociales entre las mujeres supera al del deseo de compartir sus experiencias en internet. Dos tercios de las británicas y estadounidenses y el 80 por ciento de las brasileñas han tomado medidas específicas para proteger su privacidad en la red. De hecho, en Reino Unido, Estados Unidos y China, un tercio de las mujeres prestan cada vez más atención a qué comparten en las redes sociales, un hábito que en Brasil han adoptado el 61 por ciento de las féminas. La mitad de las mujeres que participaron en el estudio, de edades comprendidas entre los 21 y los 70 años, dijeron haber experimentado avances socioeconómicos en su vida, mientras que un 10 por ciento de las entrevistadas afirmaron que su estatus social se ha rebajado. Pero en lo que se refiere al futuro, la mayoría ve importantes oportunidades y retos que pueden ser aprovechados. De media, las mujeres de clase media creen que sus ingresos deberían de crecer en un 75 por ciento para acceder a la clase media alta, mientras que las mujeres en este estatus social creen que su dinero debería duplicarse para llegar a ser ricas.

Un estudio reveló que entre el 60 y el 70 por ciento de las mujeres de Estados Unidos, Reino Unido y China se consideran satisfechas con su vida sexual pero prefieren una noche de sueño reparador antes que una noche de buen sexo.

En Brasil, sin embargo, solo el 32 por ciento de las mujeres elegiría esta opción, según la investigación, hecha por la compañía de relaciones públicas y márketing estadounidense FleishmanHillard.

Ese dato contrasta con las preferencias de las chinas, que en un 70 por ciento prefieren dormir antes que tener sexo, las británicas (68 %) y las estadounidenses (60 %).

Además, el estudio revela que, si a las estadounidenses y británicas se les da la opción de prescindir del sexo o de la tecnología durante tres meses, la mayoría preferiría dejar a un lado su vida sexual.

Otras preferencias sobre la riqueza o la calidad de vida se revelan en este estudio, titulado «Mujeres, Poder & Dinero» y basado en 4.300 entrevistas realizadas en agosto de 2014 en cuatro países: Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y China.

Al ser preguntadas sobre su definición de éxito, las mujeres citan con más frecuencia la seguridad financiera, la familia y la felicidad, antes que la riqueza, el lujo o ser un ejecutivo brillante.

Entre las opciones de sexo, poder o dinero, el 80 por ciento de las mujeres prefiere disponer de dinero para asegurar el futuro de su familia y, especialmente, conseguir que sus hijos vayan a la universidad.

Otras preferencias femeninas

El estudio también revela que aproximadamente el 90 por ciento de las mujeres prefiere vivir 10 años con una buena calidad de vida que 20, sin disfrutar de plena autonomía.

Sin embargo, curiosamente, la percepción de la edad varía según los países.

De media, las británicas, estadounidenses y brasileñas creen que la «vejez» comienza a los 70 años, mientras que en China empieza a los 59 años para las mujeres y a los 60, para los hombres.

Además, cada vez más, el deseo de privacidad en redes sociales entre las mujeres supera al del deseo de compartir sus experiencias en internet.

Dos tercios de las británicas y estadounidenses y el 80 por ciento de las brasileñas han tomado medidas específicas para proteger su privacidad en la red.

De hecho, en Reino Unido, Estados Unidos y China, un tercio de las mujeres prestan cada vez más atención a qué comparten en las redes sociales, un hábito que en Brasil han adoptado el 61 por ciento de las féminas.

La mitad de las mujeres que participaron en el estudio, de edades comprendidas entre los 21 y los 70 años, dijeron haber experimentado avances socioeconómicos en su vida, mientras que un 10 por ciento de las entrevistadas afirmaron que su estatus social se ha rebajado.

Pero en lo que se refiere al futuro, la mayoría ve importantes oportunidades y retos que pueden ser aprovechados.

De media, las mujeres de clase media creen que sus ingresos deberían de crecer en un 75 por ciento para acceder a la clase media alta, mientras que las mujeres en este estatus social creen que su dinero debería duplicarse para llegar a ser ricas.

Madres a una edad cada vez más temprana en Ecuador.

 

Unas interrumpen sus estudios junto con su pareja, en algunos casos también adolescentes, para mantener a sus bebés. Algunas, apoyadas por sus padres, los retoman luego de alumbrar, y otras enfrentan solas una maternidad prematura. Son consecuencias de un fenómeno social que viene incrementándose desde la década del 90 y alcanzó entre el 2007 y el 2012 su nivel más alto: 111 nacimientos provienen de adolescentes por cada mil mujeres en edad fértil. El Gobierno plantea reducir en un 15% la tasa de fecundidad entre 15 y 19 años para el 2030, según el Plan del Buen Vivir y desde el 2012 ejecuta la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar, a fin de disminuir los embarazos en este grupo. Del total de nacimientos en el 2013, más del 20% correspondieron a menores de 19 años, según el INEC. En el 2007 el porcentaje era del 18,9%. Expertos reconocen avances en el acceso a métodos de planificación familiar gratuitos, pero ven deficiencias en educación, clave para enfrentar la problemática. Madres a una edad cada vez más temprana Mientras Ilda, de 42 años, vende bolones en la Isla Trinitaria, al suroeste de Guayaquil, Nancy (nombre protegido), una de sus seis hijos, está en la angosta casa de cemento cuidando al suyo. Nació hace 6 meses. Ella aún tenía 14. Nancy habla poco y en frases cortas. Su madre dice que es “dificilísimo” lograr que exprese algo, tanto que ocultó su embarazo hasta que su cuerpo se lo permitió. Dirige la mirada a las manos de su bebé y juega con su cabello mientras lo sostiene. Así, cuenta que conoció al padre, de 16 años, en el sector conocido como Nigeria. “Tenía problemas con mi papi, comienza a insultar si uno no le quiere hacer caso, por todas las cosas que a uno le pasan se pone bravo”. Esta, la primera frase que suelta con espontaneidad y fluidez, es la que responde cuando se le pregunta por qué quedó embarazada. La relación no duró y el joven ni ayuda económicamente al niño, ni lo visita. Lo ve a veces, cuando sus familiares van a recogerlo para llevarlo a su casa. Dice que tanto en el colegio como en su hogar le advirtieron de las consecuencias de tener sexo sin protección. Pero, cohibida, reconoce que no se cuidó y ocultó su estado por miedo, sobre todo, a la reacción de su padre. “Es muy grosero y muy duro”, dice Ilda. Y esa actitud, considera, hizo que otra de sus hijas (hijastra de su actual marido) se fuera de la casa a los 16. Ahora, con 17, ya espera unas gemelas. Ilda es del campo y recuerda que su mamá era “muy estricta”. “No nos dejaba salir mucho, bailar, (ni) salir con nadie”. Ella ahora cuida de su nieto cuando Nancy va al colegio en las noches. Agrega que si no se estudia, “no se es nadie”. Y aunque con lágrimas afirma haber aconsejado a sus dos hijas, cree que los jóvenes se dejan influenciar: “...Si la palabra de los amigos vale más que la de la mamá, tenga las consecuencias”.

Unas interrumpen sus estudios junto con su pareja, en algunos casos también adolescentes, para mantener a sus bebés. Algunas, apoyadas por sus padres, los retoman luego de alumbrar, y otras enfrentan solas una maternidad prematura. Son consecuencias de un fenómeno social que viene incrementándose desde la década del 90 y alcanzó entre el 2007 y el 2012 su nivel más alto: 111 nacimientos provienen de adolescentes por cada mil mujeres en edad fértil.

El Gobierno plantea reducir en un 15% la tasa de fecundidad entre 15 y 19 años para el 2030, según el Plan del Buen Vivir y desde el 2012 ejecuta la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar, a fin de disminuir los embarazos en este grupo. Del total de nacimientos en el 2013, más del 20% correspondieron a menores de 19 años, según el INEC. En el 2007 el porcentaje era del 18,9%.

Expertos reconocen avances en el acceso a métodos de planificación familiar gratuitos, pero ven deficiencias en educación, clave para enfrentar la problemática.

Madres a una edad cada vez más temprana

Mientras Ilda, de 42 años, vende bolones en la Isla Trinitaria, al suroeste de Guayaquil, Nancy (nombre protegido), una de sus seis hijos, está en la angosta casa de cemento cuidando al suyo. Nació hace 6 meses. Ella aún tenía 14. Nancy habla poco y en frases cortas. Su madre dice que es “dificilísimo” lograr que exprese algo, tanto que ocultó su embarazo hasta que su cuerpo se lo permitió.

Dirige la mirada a las manos de su bebé y juega con su cabello mientras lo sostiene. Así, cuenta que conoció al padre, de 16 años, en el sector conocido como Nigeria. “Tenía problemas con mi papi, comienza a insultar si uno no le quiere hacer caso, por todas las cosas que a uno le pasan se pone bravo”. Esta, la primera frase que suelta con espontaneidad y fluidez, es la que responde cuando se le pregunta por qué quedó embarazada.

La relación no duró y el joven ni ayuda económicamente al niño, ni lo visita. Lo ve a veces, cuando sus familiares van a recogerlo para llevarlo a su casa.

Dice que tanto en el colegio como en su hogar le advirtieron de las consecuencias de tener sexo sin protección. Pero, cohibida, reconoce que no se cuidó y ocultó su estado por miedo, sobre todo, a la reacción de su padre. “Es muy grosero y muy duro”, dice Ilda. Y esa actitud, considera, hizo que otra de sus hijas (hijastra de su actual marido) se fuera de la casa a los 16. Ahora, con 17, ya espera unas gemelas.

Ilda es del campo y recuerda que su mamá era “muy estricta”. “No nos dejaba salir mucho, bailar, (ni) salir con nadie”. Ella ahora cuida de su nieto cuando Nancy va al colegio en las noches. Agrega que si no se estudia, “no se es nadie”. Y aunque con lágrimas afirma haber aconsejado a sus dos hijas, cree que los jóvenes se dejan influenciar: “…Si la palabra de los amigos vale más que la de la mamá, tenga las consecuencias”.

Hay anticonceptivos, pero falta educación.

Yulexi a los 13 años, Lorena a los 14, Lucila a los 16, Yadira, Grace y Cilene a los 17, Angie a los 18. En diferentes momentos, todas se enfrentaron a un embarazo que a unas mantiene alejadas de los estudios o dedicadas a cuidar a un hijo no planificado. Coinciden en algo: sabían de métodos anticonceptivos y cómo usarlos. Tenían acceso, pero no se protegieron. Las razones: “Podía quedar infértil”, “no imaginaba que podría ocurrir”. Pero pasó y, a algunas, en el primer encuentro. Las historias –que se cuentan con temor o entre sonrisas– se repiten en las maternidades de Guayaquil, adonde van a atenderse desde varios sectores del país, o en zonas populosas como isla Trinitaria, Monte Sinaí, Nueva Prosperina, Guasmo. Esta realidad crece también en las estadísticas oficiales. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición sobre Salud Sexual y Reproductiva, presentada el 17 de octubre pasado por el INEC y el Ministerio de Salud, la tasa de fecundidad en las adolescentes de 15 a 19 años aumentó 11% en el periodo 2007-2012 en relación con 1999-2004; es decir, de cada 1.000 mujeres en edad fértil (considerada de 15 a 49 años) 111 adolescentes se convierten en madres. En el periodo 1999-2004 eran 100 y en 1995-1999, 91. Sexo es tabú Jorge Parra, representante en Ecuador del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), señala que este no es un fenómeno exclusivo del país sino de América Latina y viene dado por diferentes variables, como el inicio temprano de relaciones, la estructura familiar, la violencia, la cultura y, sobre todo, la educación. “Hay un mito prevalente en los chicos: que en la primera vez no pasa nada. Y como consecuencia de esto, menos de un tercio de los adolescentes usa algún método de protección en la primera relación”, indica. En esos factores coincide el psicólogo clínico César Valcárcel, de la maternidad Enrique C. Sotomayor, quien suma el vacío generado en la familia a consecuencia de la ola migratoria de los años 90, que los acostumbró a recibir dinero o regalos en lugar de la presencia de sus padres, y la falta de una política informativa que “humanice” los procesos que atraviesan las adolescentes. “Solamente se dan los métodos anticonceptivos, pero no se está educando y aún desde muchos aspectos la sexualidad sigue siendo un tabú”, dice. Si una pareja decide tener relaciones es su derecho decidir, pero también es su obligación protegerse contra un embarazo no deseado y una enfermedad”. Jorge Parra Unfpa Ecuador Desde el 2012, el Gobierno implementó la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar (Enipla), a fin de disminuir la tasa de embarazos entre adolescentes, y emitió un reglamento para regular el acceso y disponibilidad de métodos anticonceptivos, incluida la llamada píldora del día después. Aunque hasta el cierre de esta edición el Ministerio no respondió a un cuestionario enviado por este Diario sobre el aumento en la tasa de fecundidad, en el sitio web del Ministerio Coordinador de Desarrollo Social se señala entre sus logros 16% más en consultas preventivas, 26 espacios juveniles de consejería, 124% de incremento en las llamadas al 1800-445566. El censo del 2010 da cuenta de 121.288 adolescentes entre 15 y 19 años (el 17,2%) que dieron a luz al menos una vez. Hoy, el 19,48% del total de nacimientos corresponde a adolescentes de esas edades y supera el 20% si se incluye a las menores de 15, un grupo en el que los casos tienden a aumentar (creció 71% entre 2007 y 2013), coinciden Valcárcel y Benigno Cacao, educador para la salud del Centro de Adolescentes de la maternidad Matilde Hidalgo de Procel. El año pasado, la mayoría de consultas era de menores de 16 y 17 años, este año prevalecen las de 14 y 15. En el 2013, la maternidad Sotomayor, de la Junta de Beneficencia, la más grande del país, atendió 5.259 partos de menores de 19 años. Hasta septiembre del 2014 registró 4.116. De estos, 577 fueron de menores de 15. Cuerpos de niñas En este grupo de edad se experimentan más complicaciones médicas porque el cuerpo está aún en desarrollo, dice la ginecóloga Mariana Murillo, del consultorio de adolescentes de la maternidad Sotomayor, y son más vulnerables a enfermedades de transmisión sexual. A ello se suma la recurrencia: alrededor del 25% de las adolescentes que tienen un embarazo no planificado incurren en otro, dice Parra. La educación tiene un efecto directo. El Plan Andino para la Prevención del Embarazo Adolescente señala que el porcentaje de embarazo en la adolescencia es hasta cuatro veces mayor entre las que no tienen educación comparadas con las de niveles más altos. Un embarazo en esta edad se traduce en 2,5 años menos de escolaridad. Y por cada hijo adicional se reduce un año. Parra considera que falta desarrollar “una verdadera política” de educación para la sexualidad, basada en valores y sobre todo en la responsabilidad del ‘embarazador’ y de la embarazada.

Yulexi a los 13 años, Lorena a los 14, Lucila a los 16, Yadira, Grace y Cilene a los 17, Angie a los 18. En diferentes momentos, todas se enfrentaron a un embarazo que a unas mantiene alejadas de los estudios o dedicadas a cuidar a un hijo no planificado. Coinciden en algo: sabían de métodos anticonceptivos y cómo usarlos. Tenían acceso, pero no se protegieron. Las razones: “Podía quedar infértil”, “no imaginaba que podría ocurrir”. Pero pasó y, a algunas, en el primer encuentro. Las historias –que se cuentan con temor o entre sonrisas– se repiten en las maternidades de Guayaquil, adonde van a atenderse desde varios sectores del país, o en zonas populosas como isla Trinitaria, Monte Sinaí, Nueva Prosperina, Guasmo. Esta realidad crece también en las estadísticas oficiales. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición sobre Salud Sexual y Reproductiva, presentada el 17 de octubre pasado por el INEC y el Ministerio de Salud, la tasa de fecundidad en las adolescentes de 15 a 19 años aumentó 11% en el periodo 2007-2012 en relación con 1999-2004; es decir, de cada 1.000 mujeres en edad fértil (considerada de 15 a 49 años) 111 adolescentes se convierten en madres. En el periodo 1999-2004 eran 100 y en 1995-1999, 91.

Sexo es tabú

Jorge Parra, representante en Ecuador del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), señala que este no es un fenómeno exclusivo del país sino de América Latina y viene dado por diferentes variables, como el inicio temprano de relaciones, la estructura familiar, la violencia, la cultura y, sobre todo, la educación. “Hay un mito prevalente en los chicos: que en la primera vez no pasa nada. Y como consecuencia de esto, menos de un tercio de los adolescentes usa algún método de protección en la primera relación”, indica.

En esos factores coincide el psicólogo clínico César Valcárcel, de la maternidad Enrique C. Sotomayor, quien suma el vacío generado en la familia a consecuencia de la ola migratoria de los años 90, que los acostumbró a recibir dinero o regalos en lugar de la presencia de sus padres, y la falta de una política informativa que “humanice” los procesos que atraviesan las adolescentes. “Solamente se dan los métodos anticonceptivos, pero no se está educando y aún desde muchos aspectos la sexualidad sigue siendo un tabú”.

Desde el 2012, el Gobierno implementó la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar (Enipla), a fin de disminuir la tasa de embarazos entre adolescentes, y emitió un reglamento para regular el acceso y disponibilidad de métodos anticonceptivos, incluida la llamada píldora del día después. Aunque hasta el cierre de esta edición el Ministerio no respondió a un cuestionario enviado por este Diario sobre el aumento en la tasa de fecundidad, en el sitio web del Ministerio Coordinador de Desarrollo Social se señala entre sus logros 16% más en consultas preventivas, 26 espacios juveniles de consejería, 124% de incremento en las llamadas al 1800-445566.

El censo del 2010 da cuenta de 121.288 adolescentes entre 15 y 19 años (el 17,2%) que dieron a luz al menos una vez. Hoy, el 19,48% del total de nacimientos corresponde a adolescentes de esas edades y supera el 20% si se incluye a las menores de 15, un grupo en el que los casos tienden a aumentar (creció 71% entre 2007 y 2013), coinciden Valcárcel y Benigno Cacao, educador para la salud del Centro de Adolescentes de la maternidad Matilde Hidalgo de Procel.

El año pasado, la mayoría de consultas era de menores de 16 y 17 años, este año prevalecen las de 14 y 15. En el 2013, la maternidad Sotomayor, de la Junta de Beneficencia, la más grande del país, atendió 5.259 partos de menores de 19 años. Hasta septiembre del 2014 registró 4.116. De estos, 577 fueron de menores de 15.

Cuerpos de niñas

En este grupo de edad se experimentan más complicaciones médicas porque el cuerpo está aún en desarrollo, dice la ginecóloga Mariana Murillo, del consultorio de adolescentes de la maternidad Sotomayor, y son más vulnerables a enfermedades de transmisión sexual. A ello se suma la recurrencia: alrededor del 25% de las adolescentes que tienen un embarazo no planificado incurren en otro, dice Parra.

La educación tiene un efecto directo. El Plan Andino para la Prevención del Embarazo Adolescente señala que el porcentaje de embarazo en la adolescencia es hasta cuatro veces mayor entre las que no tienen educación comparadas con las de niveles más altos. Un embarazo en esta edad se traduce en 2,5 años menos de escolaridad. Y por cada hijo adicional se reduce un año.

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