La imagen de un profesional no solamente está en su conocimiento, de su especialidad. También, es complementado y enriquecido con otras particularidades como su educación, cultura, valores, sentido común, elegancia, estilo y, además, las buenas formas y cortesías que facilitarán su  desarrollo integral.

La "imagen" es el conjunto de factores que configuran la opinión buena o mala que el público se forma de nosotros. De la mano de la imagen va la etiqueta social, que es el conjunto de normas que deben seguirse en los actos públicos solemnes o en cualquier acto social. Según sea la  solemnidad del acto y en la parte del día que se desarrolle, determinará la etiqueta a llevar.

Existen actos que debido a sus características requieren de una estructura e imagen particular. Con la etiqueta se evita, la singularidad de cada persona. Esta particularidad sería desafortunada, por ejemplo en un funeral o en una recepción religiosa. Se podría ver un panorama casi homogéneo, a excepción de aquel o aquella que quiere ser original vestido con gran colorido y dando un impacto al sentimiento de solemnidad.

Está demostrado que la mayoría de las decisiones se determinan por la influencia visual y debemos tener en cuenta que no existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión. De nuestra adecuada apariencia dependerá lograr disfrutar de la simpatía, credibilidad y aceptación del entorno general y empresarial. Una imagen individual positiva nos abrirá nuevas oportunidades de éxito en diversos momentos de la vida.