La decadencia futbolística de Barcelona se reflejó nuevamente en la cancha y ahora se sumó en las gradas, porque ni la “Sur Oscura” llegó a Ambato a respaldar a su equipo.
Ayer Barcelona volvió a demostrar que no tiene un hombre que genere fútbol, que sus intentos por anotar son meras insinuaciones y no jugadas de real peligro.
Macará y Barcelona abusaron del roce, del juego trabado en la primera mitad del compromiso. Las pocas jugadas de emoción que tuvo el cotejo en el arranque se olvidaron rápidamente, ya que el partido en su gran magnitud se disputó con un bajo nivel.
Los dueños de casa fueron los que intentaron abrir el marcador. Por ello, en los primeros minutos empezaron con todo su potencial en busca del arco de Máximo Banguera. Luis Miguel Garcés fue el delantero que más desbordó a la defensa amarilla, mientras que el argentino Juan Carlos Ferreyra se dedicó a luchar balones con los defensas José Luis Perlaza y Carlos Castro.
Entres los dos atacantes ambateños crearon la primera opción de gol. Tras un error de Wilson Folleco, quien dejó picando el balón cerca del área, Garcés luchó con Óscar Bagüí y el rebote terminó en la cabeza de Ferreyra que no concretó.
Después, el mismo ariete tuvo otra oportunidad. Su remate terminó en las manos de Máximo Banguera.
En Barcelona, los volantes Fernando y Carlos Hidalgo se mostraron más para recuperar balones y Raúl Román comenzó a conectarse con los delanteros. Entre Pablo Palacios, Derlis Florentín y Román, el equipo tejía jugadas de ataque, pero la falta de gol era el mal canario.
Palacios contó con la más clara. Un pase de Florentín dejó en posición de remate al ‘Cabezón’. Su tiro buscaba red, pero en el camino se interpuso una camiseta celeste que desvió el esférico.
El complemento se inició con Pablo Palacios buscando el gol, pero sin acompañantes en ofensiva. Folleco inquietó el arco de Zumba y desde ahí Barcelona se apagó. Macará empezó a carburar con Gabriel Fernández como organizador.
La defensa amarilla se replegaba y hacía que Macará llegue con muchos hombres al ataque. Ese fútbol haría que Luis Miguel Garcés facture. Un centro de Fernández fue la puerta al gol local. Garcés, pequeño de estatura, se adelantó a los espigados zagueros toreros y conectó de cabeza. Cayó la valla de Banguera, que como siempre poco pudo hacer.
Luego Ferreyra dejó en el camino a Perlaza en el área, y se lanzó al piso. El árbitro Alfredo Intriago cayó en la trampa y decretó penalti, que Fernández hizo efectivo.
Barcelona, sin su gente en las gradas, se quedó con diez hombres tras una fuerte falta del volante Gustavo Nazareno al lateral Cristian Castro.
Juan Manuel Llop, nuevo DT amarillo, vio el partido desde el palco del estadio Bellavista junto a los directivos Raúl Noriega y Alfonso Harb.
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