Apple podría estar planeando lanzar un nuevo MacBook Air más fino y ligero

Todo indica que Apple está produciendo un nuevo modelo de su portátil MacBook Air, con el objetivo de hacerlo más fino y ligero que las versiones anteriores. Según la información interna a la que ha podido acceder Bloomberg, el nuevo portátil podría salir al mercado en la segunda mitad del año o a principios de 2022.

Una de sus características es la adopción del sistema MagSafe, estrenado en el último iPhone 12 de la marca de la manzana, para cargar la energía del equipo. También estrenará la próxima generación de procesadores Apple Silicon producidos por el fabricante. El anterior sistema de carga magnética fue abandonado en 2018 en su diseño actual.

Para hacerlo más pequeño, pero manteniendo la misma pantalla de 13 pulgadas, Apple está reduciendo su marco. Incluso se ha discutido internamente si la compañía debería crear una versión de portátil más grande, de 15 pulgadas, pero ha decidido abandonarla. Se espera que el portátil siga teniendo un par de entradas USB 4 para conectar periféricos externos.

El MacBook Air también podría ir acompañado de una nueva versión del MacBook Pro en lo que podría ser la mayor actualización de ordenadores desde 2016. Una de las novedades podría ser el regreso de los lectores de tarjetas SD, tras las críticas de los profesionales de la fotografía por su ausencia en los últimos modelos. Y la Touch Bar, igualmente despreciada por los usuarios, podría estar de salida.

Por último, la información muestra la posibilidad de que los Mac se conecten a Internet a través de las redes de sus smartphones y utilicen Face ID en la autenticación de los usuarios.

El primer casco de realidad virtual de Apple podría llegar en 2022

Los rumores de que Apple está preparando su entrada en el mercado de las gafas de realidad virtual llevan tiempo circulando. Ahora, al parecer, el gigante de Cupertino avanza en el desarrollo del equipo, a pesar de las diversas "barreras" con las que se ha encontrado, y podría lanzarlo ya en 2022 con un precio de entre 300 y 900 dólares.

Según fuentes a las que ha tenido acceso Bloomberg, las gafas, que lleva el nombre en clave N301, es un prototipo que se encuentra en una fase avanzada de desarrollo. Sin embargo, aún no está terminado, lo que significa que los planes de la compañía de la manzana pueden cambiar.

Los planes sugieren que Apple pretende incluir en las gafas procesadores más avanzados que el M1, presente en la última generación de ordenadores Mac, así como pantallas con una resolución superior a la existente en los dispositivos de realidad virtual actualmente disponibles en el mercado. El diseño de las gafas también incluye un sistema de refrigeración por ventilador.

En la fase inicial de desarrollo, la combinación de los procesadores y el sistema de refrigeración llevó a la creación de un equipo demasiado voluminoso y pesado, lo que generó cierta preocupación por el impacto que podría tener en el cuello de los usuarios.

Apple ha eliminado el típico espacio que suelen tener los gafas para los que necesitan llevar gafas, lo que acerca el equipo a la cara del usuario y ayuda a reducir el tamaño del dispositivo.

Pensando en las personas con problemas de visión, como la miopía o el astigmatismo, la empresa ha desarrollado un sistema en el que se pueden colocar lentes graduadas. Sin embargo, la decisión puede acarrear problemas normativos en lo que respecta al uso de productos sanitarios como gafas o lentes correctoras.

El auricular está diseñado para ser un equipo autónomo que funciona sin necesidad de estar conectado a la red eléctrica o a un ordenador. Para reducir su peso, Apple planea que el exterior de las gafas sea de tela.

Los prototipos, cuyo tamaño es similar al de un Oculus Quest, también incluyen cámaras exteriores que pueden dar acceso a funciones de realidad aumentada. Apple está haciendo pruebas con una función en la que el usuario puede "teclear" virtualmente el aire, pero aún no está claro si la versión final la incluirá.

Proyecto de la Estación Espacial Internacional podría ayudar a combatir la pérdida ósea tanto en el espacio como en la Tierra

Un método probado en la Estación Espacial Internacional (ISS) podría ayudar a los científicos a combatir la degeneración ósea en los vuelos espaciales de larga duración. También está sobre la mesa la posibilidad de que el sistema ayude en el tratamiento de la osteoporosis en la Tierra.

Los resultados de las pruebas demuestran que un nuevo sistema de administración de fármacos probado a bordo de la ISS tiene efectos beneficiosos sobre la transformación de células madre en osteoblastos, las células responsables de la formación de hueso.

Como explica en su cuaderno de bitácora la astronauta italiana Samantha Cristoforetti, responsable de la prueba en la ISS, el hueso es un tejido vivo que se destruye y restaura constantemente. Mientras que las células llamadas osteoclastos destruyen el hueso, los osteoblastos producen nuevas capas de hueso.

"Si esta destrucción y producción están en equilibrio, todo va bien", explica. Pero en ausencia de peso, como ocurre en el espacio, este equilibrio se rompe y los osteoclastos acaban "ganando". Lo mismo ocurre con las personas con osteoporosis, una enfermedad que provoca una disminución de la masa ósea y un deterioro de la arquitectura del hueso, lo que aumenta el riesgo de fracturas.

Antes de abandonar la Tierra, la experimentación con el proyecto designado por la OTAN comenzó con algunas rotaciones en tierra. ¿El objetivo? Para inducir condiciones de microgravedad simuladas.

Uno de los investigadores que participó en el proyecto en la Tierra explica que la ciencia espacial requiere una fase de preparación de la simulación en la Tierra antes de realizar el experimento en órbita. "Hay que saber cómo se comportan las células en microgravedad y configurar su hardware".

Las muestras y el "hardware" se probaron en una máquina de posicionamiento aleatorio antes de lanzarse al espacio para ayudar al equipo a entender con precisión su sistema y cómo puede comportarse en microgravedad. Para ello, el equipo de científicos comprobó cuántas células sobrevivían, el número de células necesario para el experimento y si el material del contenedor era compatible con sus muestras.

En cuanto el hardware estuvo listo para ir al espacio, se empaquetó en una nave Dragon de SpaceX para su viaje en el cohete Falcon 9. El lanzamiento tuvo lugar en la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, en el estado de Florida, Estados Unidos, el 14 de abril de 2015.

El astronauta italiano comenzó entonces a experimentar con el proyecto, cargando las muestras en el Kubik de la estación espacial, una incubadora donde se colocaron las células madre durante el estudio. Tras la instalación, el proceso continuó para confirmar si el sistema basado en nanopartículas podía promover que las células madre se convirtieran en células formadoras de hueso.

El sistema probado se centra en tres componentes principales: las nanopartículas, la hidroxiapatita, un componente mineral natural que se encuentra en los huesos, y el estroncio, un componente que actúa sobre las células óseas.

Para lograr la integración de la nanopartícula en el hueso, el equipo del proyecto de la OTAN utilizó hidroxiapatita. Este compuesto estaba enriquecido con estroncio, que puede tener efectos positivos en la salud ósea.

"Las nanopartículas de estroncio son un nuevo y eficaz tratamiento no biológico para las lesiones óseas y pueden utilizarse como una potente terapia de regeneración ósea", afirma Livia Visai, una de las responsables del proyecto. El equipo de la OTAN pretende ahora seguir explorando las nanopartículas de estroncio, ya sea en complementos alimenticios o en implantes para huesos rotos.

El proyecto ha sido apoyado por la Estación Espacial Europea en colaboración con la ESA y la NASA.

La capsula Orion está lista y enviada a la NASA para la misión Artemis I

Lockheed Martin ha anunciado que su cápsula espacial Orion está lista para la misión de viajar a la Luna. El fabricante ha finalizado el montaje y las pruebas de la nave que forma parte de la misión Artemis I y ha sido transferida al equipo de la NASA. La nave se encuentra ahora en el Centro Espacial Kennedy, donde se harán los últimos preparativos para su misión prevista para finales de este año.

La misión Artemis, cuyo objetivo es devolver a los astronautas de la NASA a la Luna, ha promovido diferentes retos e iniciativas de preparación, implicando a varios socios en su programa general. Recientemente ha promovido el concurso para recoger recursos espaciales de la Luna, como rocas y polvo, que desempeñarán un papel muy importante en la seguridad y sostenibilidad del programa Artemis.

Con la cápsula Orión en construcción en Lockheed Martin, hay una carrera entre diferentes empresas privadas, entre ellas Blue Origin de Jeff Bezos, SpaceX de Elon Musk y Dynetics, en la construcción del motor, motivada por una inversión de mil millones de dólares distribuidos por la NASA a las tres en preparación de la misión tripulada Artemis 3, la fase final.

Según los últimos planes de la NASA, entre 2021 y 2024, en la fase I de la misión, se lanzarán tres naves Artemis, acompañadas de cápsulas Orion. El primer vuelo, Artemis I, previsto para noviembre de 2021, será no tripulado: el nuevo cohete SLS (Space Launch System), actualmente en fase de pruebas, saldrá al espacio por primera vez con la cápsula Orion.

En 2023 está previsto el lanzamiento de la segunda cápsula Artemis II, esta vez tripulada, que volará alrededor de la Luna sin aterrizar. La NASA prevé que los astronautas lleguen al satélite natural de la Tierra un año después, en 2024, y permanezcan alrededor de una semana.

Siempre en relación con la primera fase, la misión Artemis I consiste en el lanzamiento de la nave Orión a bordo del SLS de la NASA. Durante tres semanas, la cápsula no tripulada viajará hasta el satélite, permanecerá en su órbita y regresará a la Tierra. Esta prueba servirá para validar la nave, el cohete y los sistemas de control de la misión en tierra para futuros viajes tripulados.