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La producción de bebidas vegetales alternativas a la leche no está exenta de efectos negativos para el Planeta. Aunque un vaso de leche de vaca produce casi tres veces más gases de efecto invernadero que cualquier alternativa vegetal, las bebidas hechas de coco, arroz y otras frutas o semillas también pueden tener un alto impacto ambiental.

Piense en la bebida de almendra que, por ejemplo, ha sido acusada recientemente de causar una masacre en las colmenas de California, causando la muerte de 50.000 millones de abejas. O el impacto del cultivo de la soja.

Entonces, ¿qué deberíamos beber? Intentemos responder a esta pregunta teniendo en cuenta los datos de la literatura y comprender cuál es la mejor alternativa a la leche de vaca desde el punto de vista medioambiental.

Caracterizada por un sabor exótico y un alto porcentaje de grasa, la leche de coco es uno de los ingredientes más utilizados para hacer dulces, como alternativa a la leche de vaca.

La leche de coco se obtiene de los cocos, que se cosechan en diversas regiones de la India, Indonesia y Filipinas. Además de la explotación de los trabajadores, la leche de coco causa la destrucción de grandes superficies de selva tropical: se estima que la creciente demanda mundial de leche de coco provoca la pérdida de tres acres por minuto de selva tropical sólo en Indonesia.
Además, la leche de coco tiene que recorrer un largo camino antes de llegar a nuestras mesas, lo que resulta en emisiones de CO2.

Por todas estas razones, entre las alternativas vegetales a la leche de vaca, la leche de coco es quizás la peor, en términos de su impacto ambiental.
¿La solución? Limitar el consumo de leche de coco y comprar leche de coco certificada por el Comercio Justo, lo que garantiza un salario justo para los recolectores y la protección de los recursos naturales.

La leche de arroz se utiliza ampliamente como alternativa a la leche de vaca en la producción de alimentos similares al queso, así como para preparar salsas y condimentos como la mayonesa sin huevo.

Dado que para nosotros es un producto de cero kilómetros, comparado con la leche de coco y la leche de arroz tiene un impacto ambiental menor, pero aún así muy alto. El problema en este caso se refiere a la excesiva cantidad de agua y pesticidas utilizados en los arrozales.

Teniendo en cuenta también los escasos beneficios nutricionales, es mejor evitar el consumo de leche de arroz no orgánica y elegir alternativas vegetales mejores y más sostenibles.

Como ya hemos visto, la producción intensiva de almendras en California está vinculada a un número creciente de muertes de abejas, importantes insectos polinizadores. Un tercio de las abejas – alrededor de 50.000 millones de abejas – se han perdido, principalmente debido a las enormes cantidades de pesticidas tóxicos utilizados para cultivar almendras.

Además, los cultivos de almendras requieren más agua que cualquier otra alternativa vegetal a la leche.

La leche de almendra, si proviene de un cultivo intensivo de almendras, tiene por lo tanto un gran impacto negativo en el medio ambiente.

Para limitar los daños, es posible comprar productos de origen italiano, preferentemente de pequeños productores.

Otra solución es sustituir la leche de almendras por leche de avellanas: la leche obtenida de las avellanas tiene un perfil nutricional similar al de las almendras, pero como los árboles son polinizados por el viento, no presentan ningún problema para las abejas.

Las bebidas a base de avena son una de las mejores alternativas a la leche de vaca desde el punto de vista medioambiental.

La avena es un producto de cero kilómetros para nosotros e incluso si compramos bebidas de avena importadas, el cultivo de este cereal no está asociado con la deforestación o la explotación de los trabajadores porque se cultiva en climas más fríos.

No obstante, cabe recordar que la avena de los Estados Unidos y el Canadá casi siempre se trata con el plaguicida Roundup a base de glifosato poco antes de la cosecha. Por lo tanto, el cultivo de avena también contribuye al envenenamiento de las abejas.

La bebida de soja es un producto muy versátil que puede utilizarse para preparar yogur, bechamel, crema, salsas y otros productos alimenticios normalmente hechos con leche de vaca.

Además de tener un sabor neutro que la hace adecuada para la preparación de platos salados y dulces, la leche de soja es la única alternativa vegetal que contiene una cantidad de proteína similar a la de la leche de vaca.

También en términos de impacto ambiental, las bebidas hechas de soja están entre las más sostenibles.
El principal problema del cultivo de la soja es que esta legumbre se utiliza ampliamente para producir piensos para animales de granja. Esto ha significado que muchas zonas de la selva amazónica han sido arrasadas para dar paso a los cultivos de soja para piensos.

¿Cuál es la mejor alternativa a la leche de vaca?

Partiendo del supuesto de que cualquier bebida vegetal tiene un impacto mucho menor que la leche de vaca, hemos enumerado los puntos críticos de las alternativas vegetales a la leche y hemos analizado los problemas relacionados con el cultivo de las distintas bebidas, pero ¿cuál es la mejor alternativa a la leche de vaca?

Para elegir la alternativa más sostenible a la leche hay al menos cuatro cosas que podemos hacer: optar por un producto cero kilómetro, preferir las bebidas certificadas cuando vienen de lejos, elegir los productos orgánicos y variar el tipo de bebida consumida.

La variación es quizás el aspecto más importante a considerar porque cualquier producto, cuando se consume en grandes cantidades, tiene un impacto ambiental negativo.

Por lo tanto, podemos beber leche de soja y avena alternando entre ellas y, ocasionalmente, consumir arroz, almendras y leche de coco. Es incluso mejor tratar de producirlos usted mismo a partir de los ingredientes.

Además, podemos incluir en nuestra dieta bebidas vegetales que aún no están muy extendidas, como el cáñamo, el lino o la leche de avellana. Se trata de cultivos de nicho que se caracterizan por su pequeña producción, con un impacto ciertamente menor que el del cultivo intensivo y el monocultivo.