El Universo, 27 de junio 2010,
Por Francis Pisani >>Web 3.0
En los últimos días recrudeció la guerra entre los lectores de libros electrónicos con la espectacular baja de precio de dos de los principales contendientes. Se acerca el momento en que el aparato llegue al terreno de las masas y en que los editores que aún se resisten padezcan las consecuencias.
La última ofensiva fue lanzada por Barnes & Noble, la mayor cadena de librerías de Estados Unidos: el lunes 21 de junio anunció que su Nook, aparato con conexión 3G, Wifi y una paleta de navegación a color, bajó a 200 dólares, y que pondrán a la venta otra máquina, con conexión únicamente por Wifi, por tan solo 150 dólares.
Apenas unas horas después –literalmente– Amazon redujo el costo de su Kindle más básico a 190 dólares. En ambos casos el precio ascendía a 260 dólares. El Kindle apareció en el mercado a finales del 2007, a 400 dólares. Aparato algo primitivo (lo sigue siendo con su navegación por teclas y pantalla blanco y negro), pero que salió con una base de 80,000 títulos (su predecesor, el Reader de Sony, apenas con 25.000). A su favor jugó la confianza de los usuarios en la seriedad de Amazon, y la identificación de la marca con la venta de libros (sin que el soporte importara). Hoy día Amazon dispone de más de 500.000 títulos y hace poco empezó a ofrecer cierto material en otros idiomas: español, francés, alemán entre otros.
Pese a que el descenso de precios ocurre normalmente en este tipo de aparatos electrónicos, en el caso de los lectores de libros se sumó el hecho de que el iPad de Apple apareció en abril del 2010. Su versión más económica vale 500 dólares, pero se trata de un aparato a color, con pantalla touchscreen, capaz de manejar un sinnúmero de aplicaciones, casi similar a una computadora.
La importancia de esta fase en la guerra de precios proviene del hecho de que muchos analistas –Yankee Group, en particular, se ocupó del tema– consideran que a partir de 150 dólares estos aparatos atraerán el consumo masivo.
Aunque Steve Jobs haya dicho hace años que “la gente ya no lee”, lo cierto es que el iPad ha vendido 3 millones en 80 días y que los libros figuran dentro de las aplicaciones más vendidas.
El Kindle parece haber vendido más de 3 millones desde su aparición (no disponemos de cifras oficiales), y el año pasado Amazon se echó a la bolsa mil millones (entre libros electrónicos y lectores). El mercado del libro ya es significativo, y la caída del precio de los aparatos solo puede incrementarlo. Vale la pena destacar que Amazon vende algunos títulos por debajo de su costo de adquisición, a fin de captar mercado, y que varios editores estadounidenses ya le han impuesto vender algunos títulos por encima de los 9,9 dólares –precio techo establecido por Amazon (aun cuando vende libros más caros).
¿Quién saldrá ganando en esta guerra? Antes de aventurar una respuesta hace falta precisar que se libra en tres campos: los aparatos (hardware), las aplicaciones (software) y el contenido.
En el renglón de los aparatos: se trata de un añejo problema, similar al de la navaja suiza versus el sacacorchos. Algunos prefieren un cuchillo caro con varias hojas y dispositivos, mientras otros, en función de sus necesidades, optan por gastar solo en un filo y la espiral que abre cómodamente una botella.
En materia de software, por ahora parece contar menos la calidad de cada aplicación (iBooks de Apple es más agradable) que la iniciativa de Amazon de crear una plataforma que permite leer sus libros en cualquier computadora, teléfono móvil o tableta (Apple aplica su inflexible integración entre programas que controla y sus máquinas).
En cuanto a contenido, Barnes & Noble y Apple tienen acceso a muchos editores, pero Amazon los supera considerablemente en su oferta de títulos. La historia demuestra que hay sitio para la navaja suiza y el sacacorcho.
Lo importante es que el número de compradores de libros electrónicos va hacia arriba, y los editores que se niegan a poner su material on-line corren el riesgo de quedarse atrás.
La experiencia de un usuario compulsivo puede servir de algo: después de haber adquirido uno de los primeros Kindle no pude resistir comprar un iPad. Desde entonces abandoné mi lector especializado por las mismas razones que dejamos la tele en blanco y negro cuando apareció la pantalla a color. Pero la ironía es que sobre mi iPad leo los libros comprados en Amazon. Ya los había comprado, su oferta es mayor y tienden a ser más baratos.
De tal manera que en mi iPad, capaz de hacer casi lo mismo que una computadora, leo mis libros de Amazon, que pueden ser leídos en cualquier aparato. Apple tiene el mejor aparato, Amazon el mejor contenido.
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El Universo, 1 de junio
EFE | LONDRES, Inglaterra
Google está renunciando gradualmente al sistema operativo Windows por problemas de seguridad, según dijeron al Financial Times empleados de la empresa.
Las instrucciones para sustituir ese sistema por otros comenzaron a aplicarse en serio en enero después de que ciberpiratas atacaran las operaciones chinas de la compañía.
Según el diario británico, las directrices podrían terminar con el uso de ese sistema en Google.
"Ya no hacemos más Windows. Tiene que ver con la seguridad", dijo un empleado de la compañía.
"Muchos han dejado los ordenadores portátiles de Windows y los han sustituido sobre todo por Mac OS tras los ataques chinos", confirmó otro.
Google da a sus empleados la opción de utilizar los ordenadores Mc de Apple o computadoras personales que funcionan con el sistema operativo Linux.
"Linux sistema en abierto y eso nos gusta. No nos gusta tanto Microsoft", dijo un tercer empleado.
A comienzos de enero, Google permitió aún a algunos nuevos empleados instalar Windows en sus ordenadores portátiles, pero no en los de mesa, informa el periódico.
Según un empleado, aquellos que han preferido seguir con Windows han tenido que pedir permiso a sus jefes a alto nivel.
Google y Microsoft compiten en los motores de búsqueda, correos electrónicos que utilizan la Red y sistemas operativos.
El Universo, 2 mayo 2010, Francis Pisano, Web 3.0
El conjunto de anuncios hechos por Facebook en ocasión de su conferencia de desarrolladores f8 (San Francisco, del 21 al 24 de abril) es sumamente ambicioso.
Lo suficiente para amenazar el dominio de Google (lo cual no tiene nada de malo) y la salvedad de nuestros datos personales (un problema cada vez más serio). Bienvenidos a la web social.
Las herramientas propuestas son atractivas. Facebook Login (sustituye a Facebook Connect) permite inscribirse en otros sitios con sus credenciales de FB y encontrar ahí los amigos que los visitan, leer las informaciones que les han gustado.
Por ejemplo, me registré sobre el sitio del HuffingtonPost.com con mis datos de Facebook. Pude ver los artículos seleccionados por mis amigos. Recomendé uno, el cual apareció inmediatamente en mi página de FB. Funciona de la misma manera con sitios como Yelp (de valoración de restaurantes y demás lugares públicos) o Pandora, un sitio de música que me ayuda a encontrar piezas que me pueden gustar. HuffingtonPost, Yelp, Pandora y Facebook pueden así adaptar su oferta publicitaria a mis desplazamientos.
Entre las otras ofertas vale notar una versión nueva de Office de Microsoft. Permite compartir documentos, escribirlos juntos y publicarlos.
La geolocalización está por llegar y Facebook Credit (un tipo de moneda virtual interna) será extendida gracias a acuerdos con 200 sistemas locales de pago en distintas partes del mundo.
Para que todo esto sea posible, Facebook promueve su Open Graph, su gráfica social, ahora abierta, para que los demás sitios se puedan conectar a la base de datos de FB e intercambiar datos con ella.
De la misma manera que la web permitió activar los enlaces entre textos, fotos y documentos, la web social de Facebook permite activar las relaciones entre las personas y, ahora, entre los lugares, las cosas y las actividades que les interesan.
Las implicaciones son de considerable importancia y significado. Los datos provienen de lo que la gente hace y no solamente de lo que piensa o quisiera hacer como se puede conseguir a partir de las consultas hechas en un motor de búsqueda.
La gráfica abierta transforma los sitios que ofrecen el servicio en satélites (según el New York Times) de FB que tendrá acceso a las actividades de sus miembros en estos sitios externos.
Todo el mundo parece salir ganando. Los usuarios podrán encontrar informaciones correspondientes a sus gustos desde su primera visita si se inscriben con sus credenciales FB. Pasarán más tiempo en los sitios en cuestión para seguir las pistas abiertas por sus amigos.
El gran ganador, obviamente, es Facebook, que sigue las actividades de sus 500 millones de usuarios (hoy) en buena parte de los sitios que visitan.
La gráfica social de los primeros tiempos se volvió gráfica abierta para mejor centralizar mayor cantidad de informaciones.
Los riesgos para los usuarios son considerables. Los datos recogidos sobre sus actividades circulan de manera abierta entre muchos sitios.
Al igual que otras antes de ella, Facebook quiere dominar la web. Google ofreció el mejor servicio para encontrar información en un momento en el cual era el problema más apremiante para cada uno de nosotros. Ahora Facebook trata de recrear en la capa virtual y dispersa el tejido social sin el cual somos tan poca cosa, apostando a que sea nuestra necesidad más apremiante en línea.
La inteligencia de Facebook reside en la construcción de un sistema con base en la identidad personal para facilitar la activación de relaciones entre la gente.
Agregan ahora los lugares, las páginas webs, los documentos, los objetos que nos gustan y las informaciones que nos interesen en dónde vayamos. La ampliación engloba potencialmente el conjunto de nuestras actividades en línea.
Dos comentarios nos pueden ayudar a mejor entender la ambición profunda del proyecto y porque muchos analistas piensan que el dominio de la web podría relativamente pronto escaparle a Google.
En primer lugar Facebook podría ganar mucho más dinero, según una columna publicada en Advertising Age. “La inteligencia recogida con base en las relaciones con otros y las micro interacciones sociales [la información que se comparte, el lugar en el cual se está y lo que se compra] será inherentemente más valiosa para los anunciantes que la forma en la cual se cloquea sobre un anuncio o se busca información”.
En segundo lugar, según explica Sebastien Provencher de la empresa canadiense de medio social local Praized.com, el futuro de la web pertenecerá a quienes consigan conseguir enormes cantidades de datos con sus dimensiones sociales y sacar de ellas un contenido relevante: “Para crear algo de valor en el futuro hará falta ser capaz de extraer los datos provenientes de las interacciones sociales y analizar las tendencias. Es exactamente lo que Facebook está haciendo.”