27 de marzo 2011, Fernando Astudillo, La Revista.
Aplasto Enter y luego pienso. Se podría decir que estamos en una época en que la rapidez de la comunicación nos puede hacer escribir cosas muy fácilmente frente a la pantalla de la computadora o de un celular. Cosas que tal vez no se dirían en vivo y en directo.
Esa es una realidad mucho más intensa para los niños y adolescentes. Ellos, ciudadanos digitales que pueden estrenar un correo electrónico o un celular a los 7 años y una cuenta de Facebook a los 8, están bastante expuestos.
Expuestos a lo bueno, pero también a lo malo de la era digital. A esa capacidad extraordinaria de informarnos y de aprender por internet, pero también de su lado oscuro.
La Agencia de Comunicación de Niñas, Niños y Adolescentes (Acnna), un proyecto de la Fundación Yupana, de Ecuador, con apoyo de Unicef, alerta sobre el actual momento: las redes sociales son el escenario de una nueva forma de interacción social, claro, pero además son plataforma para nuevos formas de acercamientos eróticos.
“Los adolescentes empiezan su vida sexual no necesariamente con actividad física sino que tienen la capacidad de compartir y decir sin necesidad de ver, es decir, lo que las nuevas tecnologías permiten: estar presente sin estarlo. El coqueteo es más directo, los mensajes a Facebook, Twitter y al teléfono móvil tienen contenido erótico, y es común que la webcam sirva como un recurso también erótico debido a que se ven pero no se tocan”, asegura un reporte de Acnna, que busca promover un periodismo con responsabilidad al tratar asuntos en los que se involucra a niños y adolescentes.
Acnna topa este tema a propósito de un interesante y necesario estudio que realiza el Ministerio de Telecomunicaciones de Ecuador con la Fundación Telefónica y que busca saber cómo interactúan con cuatro pantallas los jóvenes de 6 a 18 años del Ecuador: televisión, internet, teléfono celular y videojuegos.
Son las pantallas de su mundo. Pantallas con las que conviven y con las que se relacionan y hasta se enamoran. Una realidad que, sin radicalismos, debe ser analizada por los padres de familia y las escuelas y colegios. (Una pregunta para los directores de los planteles: ¿ya tienen en sus pénsums material para reflexionar sobre lo bueno y lo malo de las redes sociales y aprovechar sus ángulos positivos?)
En otros países, las autoridades educativas ya están involucradas de lleno en cómo aprovecharlas en el aula.
En Costa Rica, el Ministerio de Educación Pública ejecuta programas en los que se potencia el uso de estas redes. Según un reporte del diario La Nación, ya hay estudiantes de 17 escuelas que hacen proyectos comunales y los suben a la web, donde reciben comentarios.
El tema está en boga. En Venezuela, la academia está interesada en el aprovechamiento pedagógico de las nuevas tecnologías. Así, en julio, se desarrollará el evento Eduweb 2011 (3) en la Universidad de Carabobo con tres preguntas básicas como semillas de inquietud: ¿Cómo enfrenta la academia el reto de las redes sociales? ¿El uso de las redes sociales, amenaza y riesgo? ¿Qué y cómo enseñar a los nativos digitales?
Tengo dos preguntas más: ¿Los maestros ecuatorianos están pensando en capacitarse en esta temática? ¿Cómo enfrentan esta nueva realidad sin que algunos prejuicios se conviertan en obstáculos para el aprendizaje de los menores? Vale para reflexionar en el aula
No todos los días se cruza con uno con el padre del software libre por un pasillo. Hace unas semanas Richard Stallman pasó unos días en España, y en Baquía TV aprovechamos su presencia para entrevistar al genio del software libre y, a su vez, azote mundial de todas las compañías privativas.
Stallman comienza hablándonos de los grandes males que implica el software privativo: “Los programas privativos presentan una gran tentación de introducir funcionalidades malévolas. Una vez teniendo poder sobre los usuarios, se puede emplear el poder para atacar al usuario y para vigilarlo. (…) Un programa libre es un programa ético, legítimo y se puede usar en libertad, pero un programa privativo es el enemigo de la libertad del usuario. Escribir un programa privativo es un intento de someter a la sociedad”.
Stallman, en contra de Facebook
Uno de los últimos enemigos que se ha granjeado Stallman es Facebook, cuyas prácticas condena enérgicamente: “No critico la idea de un sistema de red social, sino otras cosas que Facebook hace. Su modelo de negocio es abusar de los datos personales de los usuarios; siempre lo hará. Hace falta no usar Facebook”. Pero, por muy defensor del software libre que uno sea, ¿cómo no estar en un sitio en el que están todos mis amigos y compañeros de trabajo? “Es el efecto de la red: uno usa algo porque otros lo usan. Para resistir hace falta fuerza de voluntad. Yo no uso Facebook. Hace falta resistir a pesar de algún sacrificio”.
A favor de la neutralidad de la Red
En pleno debate sobre la neutralidad (o no) de la Red, Stallman tiene clara su postura: “Hay muchos ataques a la neutralidad de la Red. Los proveedores de conexión quieren discriminar entre varios sitios, quieren ofrecer mejor servicio a un sitio que haya pagado para ser más atractivo a los usuarios, de modo que el proveedor vende a sus clientes a las empresas. (…) Pero hay otros ataques: cuando los estados ponen filtros al acceso a las páginas extranjeras atacan no sólo la neutralidad de la Red, sino también los derechos humanos fundamentales. Esos países no respetan los derechos humanos, como Francia, Italia, Dinamarca, China, Irán...”.
En contra de la ley Sinde
Pese a no vivir en España, Stallman conoce a la perfección dos de las mayores polémicas tecnológicas que sacuden nuestro país: el canon digital y la ley Sinde. Stallman se mostró muy crítico, sobre todo, contra ésta última: “España ya es uno de los países tiránicos que finge ser democrático y que no respeta los derechos humanos. No sé cómo derribarán los españoles esa dictadura, pero hace falta eliminar la ley Sinde”.
Puedes ver la entrevista completa aquí.
También puedes descargártela en formato libre (.OGV, 50 MBs) de aquí.
Domingo, 30 de Enero de 2011 Fernando Astudillo
Me he casado con Wikipedia. Lo dice Umberto Eco en el título de uno de sus recientes artículos. Y si lo dice Eco, el lingüista y filósofo respetado mundialmente; el escritor de esa maravillosa novela llamada El nombre de la rosa, debe ser por algo.
Wikipedia cumplió hace poco una década. Diez años de la mayor propuesta de llevar el conocimiento a las masas que jamás se haya hecho en la historia de la humanidad. Una década que por estos días se salda con 17 millones de artículos (3,5 en inglés, 700 mil en español).
Son diez años también de un vaivén de polémicas, porque los puristas que la critican aseguran que la fragilidad de su sistema wiki (plataforma abierta para edición de cualquier usuario) degenera de vez en vez en que cualquier vándalo pueda cambiar historias.
Eco apunta a que “la garantía debería darla precisamente el hecho de que el control lo realizan millones de usuarios”. Es un tema viejo, que tiene hasta polémicos estudios científicos como el de la prestigiosa Nature (http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_4540000/4540140.stm y news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_4842000/4842918.stm), en el que se da un espaldarazo a Wikipedia. La década lo vuelve a plantear.
Creo que es como el popular concepto de cómo vemos el vaso: medio vacío o medio lleno. Los pesimistas, los críticos que invalidan algo antes de buscarle una alternativa, dogmáticamente cerrarán sus filas. Para ellos el vaso está medio vacío.
Para los que ven el vaso medio lleno les aconsejo que jamás se fíen totalmente. Pero que tengan en cuenta ciertos tips clarísimos a la hora de cotejar y validar información. Sea donde sea: en Wikipedia, en un diario, en un blog o en la Enciclopedia Británica.
Primero: acudir a las fuentes primarias. Wikipedia es una mina de ellas. Vayan hacia abajo en un texto específico y encontrarán los links que derivan a fuentes, a documentos originales. Es un ejercicio valioso que puede permitir que este website sea solo la puerta inicial para luego encontrar aquello formal que buscamos. Ahí ya hemos ganado.
Una sola fuente jamás será garantía de certezas. En este mundo digital en el que se crean presentes con una broma que en cuestión de segundos –vía redes sociales– puede pasar a ser una noticia con credibilidad para las masas, hay que validar siempre la información con una variedad de ellas.
Hay tips (www.searchenginejournal.com/wikipedia-article-quality-
assessment-and-ranking-tips-for-users-and-search-engine-engineers/6002 y www.onlineschools.org/resources/online-research-for-students/) para juzgar la precisión de un artículo de Wikipedia. Como aquel de chequear la zona de discusión (talk page). Si hay más editores que están debatiendo sobre algo, existe más posibilidad de fiarse de que un texto haya sido más trabajado.
Hay otros consejos universales para los que quieren certificar la credibilidad de una página ( www.lib.berkeley.edu/TeachingLib/Guides/Internet/Evaluate.html). Lo cierto es que, como todo en la vida, el tema Wikipedia tiene matices. Y creo que la clave para aprender nuevas cosas, nutrirse de su contenido, es ver el vaso medio lleno. Y volver a dudar.
Más información en: periodismoenmetamorfosis.blogspot.com
ferastudillo@gmail.com