Hay momentos en que me siento como si la vida fuera una carrera, y aunque me esfuerzo duramente, no puedo mantener el ritmo.
Puede que haya situaciones en que otros, o quizá yo mismo, duden de mis habilidades sin embargo hay un modo de superar tales pensamientos y sentimientos.
En toda circunstancia recuerdo la importancia de entregar a Dios en oración toda duda o temor, al orar permito que mi corazón se llene de alegría y mi mente de recursos y soluciones.
Después de mis conversaciones con Dios, me inspiro y renuevo, con confianza pienso en las opciones e ideas que recibí en oración. Reconozco que Dios es la fuente máxima de todas las soluciones.
Con un corazón triunfante doy gracias a Dios y victoriosamente proclamo:
"Yo Puedo".
"Mirándolos Jesús, les dijo:
Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
Mateo 19:26

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