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El milagro de Lanciano

agosto23

El milagro de lanciano

Lanciano es una pequeña ciudad medieval, que se encuentra en la costa del Mar Adriático de Italia, en la carretera entre San Giovanni Rotondo y Loreto. Lanciano significa – «Lanza».
Se trata de la antigua Anxanum, de los pueblos Fretanos. Aquí se con

serva desde hace más de 12 siglos el primero y más grande de los milagros Eucarísticos.

Descripción del milagro

La parte de la Hostia en el centro del círculo de carne, aunque era verdaderamente la Carne de Jesucristo, siguió teniendo los accidentes de pan sin levadura después del milagro, tal como ocurre en cada Consagración. Se mantuvo por muchos años, pero se desintegró porque la luneta que la contenía no había sido herméticamente cerrada.

La Carne y la Sangre actualmente visibles no solo son la Carne y la Sangre de Jesús como en toda Hostia consagrada, sino que mantiene hasta la actualidad los accidentes propios de carne y sangre humana. La Carne, desde 1713, se conserva en un artístico Ostensorio de plata, de la escuela napolitana, finamente cincelado.

La Sangre está contenida en una rica y antigua ampolla de cristal de Roca.La Hostia-Carne aún se conserva muy bien. El tamaño de la hostia es como las hostias que el sacerdote eleva en las misas hoy día. Es ligeramente parda y adquiere un tinte rosáceo si se ilumina por el lado posterior. La sangre coagulada tiene un color terroso que tiende al amarillo ocre.

El Milagro de Lanciano es un continuo milagro. La Hostia convertida en Carne y el Vino convertido en Sangre, sin el uso de ningún preservativo, están aún presentes en el relicario.

Historia del Milagro Eucarístico:

Un monje de la Orden de San Basilio, sabio en las cosas del mundo, pero no en las cosas de la fe, pasaba un tiempo de prueba contra la fe. Dudaba de la presencia real de Nuestro Señor Jesús en la Eucaristía. Oraba constantemente para librarse de esas dudas por miedo de perder su vocación. Sufría día tras día la duda. ¿Está Jesús realmente y substancialmente presente en la Eucaristía? Dudaba sobre el misterio de la transubstanciación. Su sacerdocio se convirtió en una rutina y se destruía poco a poco. Especialmente la celebración de la Santa Misa se convirtió en una rutina más, un trabajo más.

La situación en el mundo no le ayudó a fortalecer su fe. Había muchas herejías surgiendo durante esta época. Sacerdotes y obispos eran víctimas de esas herejías, las cuales estaban infestando a la Iglesia por todas partes. Algunas de estas herejías negaban la presencia real de nuestro Señor en la Eucaristía. El sacerdote no podía levantarse de esta oscuridad que envolvía su corazón. Cada vez estaba más convencido, por la lógica humana, de esas herejías.

El Milagro

Una mañana del año 700, mientras celebraba la Santa Misa, estaba siendo atacado fuertemente por la duda y después de haber pronunciado las solemnes palabras de la consagración, vio como la Santa Hostia se convirtió en un círculo de carne y el vino en sangre visible. Estaba ante un fenómeno sobrenatural visible, que lo hizo temblar y comenzó a llorar incontrolablemente de gozo y agradecimiento.

Estuvo parado por un largo rato, de espaldas a los fieles, como era la misa en ese tiempo. Después se volteó despacio hacia ellos, diciéndoles: ¡Oh, afortunados testigos a quienes el Santísimo Dios, para destruir mi falta de fe, ha querido revelárseles El mismo en este Bendito Sacramento y hacerse visible ante nuestros ojos! Vengan, hermanos y maravíllense ante nuestro Dios tan cerca de nosotros. Contemplen la Carne y la Sangre de Nuestro Amado Cristo.

Las personas se apresuraron a ir al altar y, al presenciar el milagro, empezaron a clamar, pidiendo perdón y misericordia. Otras empezaron a darse golpes de pecho, confesando sus pecados, declarándose indignas de presenciar tal milagro.

Otros se arrodillaban en señal de respeto y gratitud por el regalo que el Señor les había concedido. Todos contaban la historia por toda la ciudad y por todos los pueblos circunvecinos.

La carne se mantuvo intacta, pero la sangre se dividió en el cáliz, en 5 partículas de diferentes tamaños y formas irregulares. Los monjes decidieron pesar las partículas y descubren fenómenos particulares sobre el peso de cada una de ellas. Inmediatamente la Hostia y las cinco partículas fueron colocadas en un relicario de marfil.

Significado Espiritual de este milagro:

Como ha sido comprobado, la Hostia que fue milagrosamente convertida en Carne, está compuesta del tejido muscular del corazón humano (miocardio). Nuestro Señor muestra su Corazón Eucarístico, traspasado por los pecados de la humanidad. Corazón que se deja traspasar por amor. Corazón humano y divino, que sufre y ama. De tantas maneras Jesús nos tiene que recordar que está vivo, que su Corazón arde de amor por los hombres, que su Corazón es de carne, con sentimientos, deseos, ansias por salvarnos y que todavía sufre por tantos desprecios, blasfemias e indiferencias de nosotros pecadores.

Su Corazón es fuente abierta de gracia y misericordia. De este Corazón fluyó sangre y agua, símbolo de liberación y purificación para nuestros corazones. Este Milagro Eucarístico de Lanciano nos llama a la reparación, a ser almas de oración constante, en reparación por tantos pecados, por los nuestros y por los del mundo entero.

Parece que Jesús hoy nos dice – ( Habrá alguien que tenga compasión de Mí, que viva con amor, que cumpla con virtud y perfección su vocación, para que la Sangre Preciosa de Nuestro Señor no se derrame en vano…)

Este Milagro Eucarístico es un llamado urgente a la conversión, a reflexionar sobre nuestras vidas, pasadas y presentes. A tomar en serio la vida espiritual, y emprender el camino estrecho que nos lleva a la santidad, a la vida de virtud y perfección. Es una llamada de Dios a dejarnos purificar por el crisol del sufrimiento en nuestras vidas.

Además de que es muy significativo que este milagro sucediera en la ciudad llamada por el nombre de Longinos, el que traspasa el corazón de Jesús, y existe otro paralelo con lo que pasó con Longinos: El sacerdote al contemplar el Corazón Eucarístico de Jesús y su sangre, recibió la gracia de la conversión.

Otro detalle importante es que en este milagro eucarístico Jesús permitió ser crucificado de nuevo. Después del milagro, la Hostia fue clavada a un pedazo de madera, para que al secarse no se enrollara como le sucede a la carne. Aquí estaba El otra vez con clavos en Su Cuerpo, clavado a un pedazo de madera.

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