Cada 31 de diciembre en todos los países se realizan una serie de actos para despedir al año. En el Ecuador y por ende en Cuenca, es ya una tradición la elaboración de los “años viejos”. Los “años viejos” son elaborados en su mayoría con aserrín y papel, emulando la figura humana, llevan también caretas y en su interior tronadores, petardos, diablillos, camaretas y más artilugios que causan estruendo al filo de la medianoche, cuando los “viejos” son quemados con la finalidad de que el año venidero sea mejor que el anterior.
La construcción del año viejo congrega a toda la familia, barrio o amigos, quienes a la vez se encargan de elaborar o escribir un testamento en el cual, una parte en serio y otra en broma, se legan instrucciones para el año nuevo. Este es leído antes de quemar al “viejo”. Muchos de los que participan en su creación, se disfrazan de “viudas del año viejo” fingen llorar, van vestidas de negro y tienden cuerdas a lo largo de las calles, para pedir monedas a los transeúntes y de esta manera alegrar la fiesta. A nivel de ciudades se organizan concursos de años viejos, que sirven para fomentar la tradición y la unión de barrios. Así pues, llegadas las 12 de la noche, los años viejos arden por doquier hasta quedar convertidos sólo en cenizas. ¡Año nuevo, vida nueva: abrazos, besos, fuegos artificiales, fogatas de años viejos y los deseos de que el 2007 sea mejor que el anterior!. FUENTE: AÑO NUEVO |