karla ma.

Siendo las tres de la madrugada, la policía llegó a las calles Tungurahua y Alcedo, de donde recibieron una llamada pidiendo auxilio.
La aglomeración de las gente, era impresionante. Todos veían sin hacer más nada a una mujer tendida en pavimento bañada en sangre.
El teniente Carlos Salazar, trata de tomar su pulso. ¨Está muerta¨dice.
La incertidumbre por parte de los familiares no se hizo esperar, y los vecinos ya murmuraban que fué muerta por sicariato. Presunto caso de infidelidad.
En lo que va de 2011, la Fiscalía ha receptado 147 denuncias por homicidios. De ellos, 89 corresponden al de estilo sicariato; 58 ocurridos en Guayaquil, liderando la cifra a nivel nacional.

Luego de cuatro y medio años en el poder, el Ejecutivo, no cumple aún con sus promesas de controlar la delincuencia en el país.
Tachando la prensa de sensacionalista, para alarmar al país ante una situación que no es de tanto escándalo, no se preocupa en buscar una alternativa que nos libre del miedo que se siente cuando se sale.
El peligro está latente, en cualquier esquina roban y no se hace nada.
Señor Presidente, es hora de dejar de culpar a la prensa y policías, busquemos medios de mejora ante este estado lamentable donde la ciudadanía es la única víctima.

Se ha demostrado, que la población con mayor índice de estrés es la juvenil. La sobrecarga que ellos manejan es mayor a la de un jubilado, que ya posee experiencia.

Los jóvenes, sienten mayor estrés ya que en esta etapa de su vida están obligados a tomar decisiones que cambiaran su vida.

Como que carrera seguir, qué trabajo elegir, casarse… y con quién?

Etapa sufrible y entendible, según sicólogos que han revelado que incluso, dentro de los jóvenes, las mujeres las que lo adquirieren más temprana a edad que al hombre e incluso es más duradero su estado.

Ser buena hija, buena, madre, buena estudiante, buena trabajadora, buena en todo, hacer colapsar las mentes de las jóvenes que a esta edad entienden que juegan todo por su futuro y que muchas veces se extra limitan para conseguir lo anhelado.