Era exactamente el 11 de Julio cuando la familia León Simosa recibió en su seno a Oscar Emilio. Su madre, una bella mulata dedicada al hogar, amante de la música, el baile y el canto. Su padre, un gallardo venezolano, albañil de profesión.
Una familia de clase media que se quedó con él como hijo único y muy consentido en la medida de sus escuetas posibilidades. Sin embargo, fue criado con férrea disciplina por su madre, quien le dió el toque matriarcal al hogar. Ah! Sí señor.
Desde niño, la inquietud fue su rasgo distintivo. Creció entre el béisbol, el deporte nacional en Venezuela y por supuesto, la música… pues todo, todo le sonó siempre. Si todo ser humano tiene cinco sentidos, en su caso, cada uno gira en torno a la música.
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