Los juegos del hambre: en llamas. Es el segundo largometraje de la saga de Los juegos del hambre de la escritora estadounidense Suzanne Collins. El mismo se estrenó el 22 de noviembre de 2013. La dirección quedó en manos de Francis Lawrence, luego de que Gary Ross (director del largometraje anterior) rechazara la oferta. Producida por Nina Jacobson y Jon Kilik, mientras que los guiones estuvieron a cargo de Simon Beaufoy y Michael Arndt.
Katniss (Jennifer Lawrence) regresa a su vida en el distrito 12 antes de ser enviada en un viaje "triunfal" a lo largo de los distritos tiempo después del fin de los 74 juegos del hambre, lidiando con su novio Gale (Liam Hemsworth), a quien le perjura que todo ha sido una farsa y no siente nada por Peeta, su compañero de los juegos del hambre.
Al proponer un pacto suicida, la pareja de sobrevivientes despertaron la animosidad del presidente Snow (Donald Sutherland), que gobierna con mano de hierro el Capitolio y que sabe que Katniss mintió al ver una proyección de ella y Gale besándose.
Peeta (Josh Hutcherson) no ha hablado con ella apenas en los meses que estuvieron de regreso, así que incorporarse a la vida de una farsa que tendrán que llevar el resto de sus vidas para salvar a sus seres queridos, son producto de la amenaza directa de Snow a Katniss que se da cuenta del descontento de la gente que la ve como un símbolo de resistencia.
El presidente Snow necesita de una manera de deshacerse de Katniss, así que el nuevo jefe de seguridad Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman) le sugiere instaurar un nuevo concurso de los juegos del hambre, pero ahora compuesto exclusivamente de los líderes y ganadores de los anteriores concursos.
Plutarch le propone que esa será la manera en que logrará que ella, al acabar con la vida de sus compañeros, pierda apoyo popular, aunque casi inmediatamente sabemos que el jefe de seguridad tiene otros objetivos pues habla con Katniss intentado que ella comprenda algo.
Mientras tanto, la represión crece a lo largo de los distritos que son brutalmente reprimidos en televisión nacional, Katniss y Peeta debieran hacer aliados entre los profesionales si es que quieren sobrevivir a una prueba, aparentemente hecha para que ella en especial, sea destruida.






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