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    Una noche en sueños vi
    que con Jesús caminaba
    junto a la orilla del mar
    bajo una luna plateada.

     Soñé que veía en los cielos
    mi vida representada
    en una serie de escenas
    que en silencio contemplaba.

    Dos pares de firmes huellas
    en la arena iban quedando
    mientras con Jesús andaba
    como amigos conversando.

    Miraba atento esas huellas
    reflejadas en el cielo,
    pero algo extraño observé
    y sentí gran desconsuelo.

    Observé que algunas veces
    al reparar en las huellas,
    en vez de ver los dos pares
    veía solo un par de ellas.

     Y observaba también yo
    que aquel solo par de huellas
    se advertían mayormente
    en mis noches sin estrellas,
    en las horas de mi vida
    llenas de angustia y tristeza,.
    cuando el alma necesita
    más consuelo y fortaleza.

    Pregunté triste a Jesús:
    Señor, ¿Tú no has prometido
    que en mis horas de aflicción
    siempre andarías conmigo?
    Pero noto con tristeza
    que en medio de mis querellas
    cuando más siento el sufrir
    veo solo un par de huellas.

     ¿Dónde están las otras dos
    que indican tu compañía,
    cundo la tormenta azota
    sin piedad la vida mía?

    Y Jesús me contestó
    con ternura y comprensión:
    Escucha bien hijo mío,
    comprendo tu confusión
    siempre te amé y te amaré
    y en tus horas de dolor
    siempre a tu lado estaré.
    para mostrarte mi amor.

    Más si ves solo dos huellas
    en la arena al caminar
    y no ves las otras dos
    que se debieran notar,
    es que en tu hora afligida,
    cuando flaquean tus pasos,
    no hay huellas de tus pisadas…
    porque te llevo en mis brazos.

                                                         Anónimo

     

     

    Posted by mianganc @ 10:24 am

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