La primera idea que me viene es celebrarlo por todo lo alto, evidentemente. Recibir mi diploma de titulado, tras años de duro esfuerzo, es motivo para estallar de felicidad. Solo de pensarlo, me entra la emoción. Pero después… después habrá que hacer algo.
Lo he hablado con algunos de mis compañeros y la mayoría no tiene ni idea. Es como si toda su vida fuese ahora, su vida universitaria. Estudiar, hacer exámenes, ir a alguna que otra fiesta (cuando se podía y cuando vuelva a poderse), pero cuando llegue el momento en el que se gradúen, es como si ya no hubiese nada al otro lado. «Ya veremos», dicen. «¿Eso qué importa ahora?», también dicen.
Pero importa. Y mucho. No sé si es que soy demasiado previsor o qué, pero a mí el no tener ningún plan para después me causa mucha angustia y me estropea un poco las ganas de cruzar la meta y ser titulado.
Investigando un poco, encontré una agencia especializada en programas de intercambio a Estados Unidos. Me emocioné bastante con la idea de poder pasar un año allí, aprendiendo inglés y, de paso, experimentando cómo es la vida fuera de Ecuador. ¡Hasta dan la opción de estudiar en Hawaii? Pero entonces me di cuenta de que ponía «año escolar en USA». Tal vez para mi futuro hijo, si es que algún día me reproduzco. Pero es tarde para mí.
Pero he seguido investigando un poco más por esa página y sí que hay cursos para adultos en varios lugares del planeta. Estados Unidos me apetece mucho. Pero tampoco estaría nada mal aprenderlo en Reino Unido, Irlanda o incluso en Australia.
Está claro que hay que encontrar un buen trabajo para sacarle rendimiento al título universitario, pero una posibilidad que siempre me ha rondado la mente es tomarme un año sabático y viajar a Europa o cualquier otro lugar. Nunca he salido de mi Ecuador y tampoco he viajado mucho dentro de mi país. Viajar dicen que te abre la mente y te transforma. Y cuando comience a trabajar, me temo que las obligaciones se echarán sobre mí y todo se complicará más.
Llevo tiempo ahorrando y tal vez mi momento sea justo cuando termine en la universidad. Sería como una luna de miel, pero yo solito.
Si a esto le sumo que el inglés siempre ha sido mi punto débil… Hablar bien el inglés te puede abrir muchas puertas. Incluso me gustaría aprender también chino, aunque aventarse a aprender ese idioma es solo para valientes.
No hay nada definitivo aún, no tengo planes cerrados y considero que aún me queda mucho tiempo para pensarlo con calma. Pero… ¿y si al terminar la universidad me voy a estudiar inglés a otro país y me quedo allí un año? ¿Será muy complicado encontrar un trabajo allá? Quién sabe, ¡puede que ni siquiera vuelva!
Sea como sea, no estoy tan lejos de mis compañeros, que no tienen ni idea de lo que van a hacer después. Pero el haber descubierto esta posibilidad, ha eliminado mi ansiedad. Ahora, al pensar en el después de la uni, ya solo me queda un cosquilleo en la boca del estómago que me encanta.