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viernes, agosto 28th, 2009 | Author:

En esta ocasión les presento un análisis sobre una realidad cruel que desafortunadamente lastima a los seres más inocentes, nuestros niños. Espero  que nos sirva para reflexionar y buscar soluciones conjuntas a este problema.

Desde hace muchos años nuestra sociedad se ha visto amenazada por seres perversos que únicamente buscan su propio beneficio aun a costa del profundo sufrimiento de otros, quienes equivocadamente por miedo o recelo deciden continuar con su vida sin emitir una sola queja, guardando para sí mismos el dolor por el recuerdo de tan duros actos.

A pesar de los típicos tabúes o la errónea discreción actualmente es mucho más común que las personas hablemos acerca del abuso, mismo que va desde el laboral al sexual, y aunque nos parezca increíble que constantemente perjudica a seres de todas las edades.

Hablemos de la explotación laboral, especialmente con personas que ayudan en el servicio doméstico, y a quienes no les pagamos horas, no están inscritas en el Seguro Social y por tanto no reciben ningún beneficio de seguridad; y nosotros tomamos esto como algo natural, pensando por supuesto que contratando este servicio le hacemos un favor a quien acogemos en casa, porque le damos techo, comida, pero que tenemos trabajando 12 horas sin ninguna situación económica, ¿cómo puede ser…?

Ahora pasemos al siguiente punto de mi exposición, el abuso y la explotación sexual, al parecer el abuso sexual en niños, adolescentes y adultos es más común de lo que se piensa. Estudios muestran que 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 8 niños serán víctimas de abuso sexual antes de cumplir 16 años, además en el 90% de las veces el abusador es un hombre y talvez lo más preocupante en más de un 80% de los casos el agresor será un familiar o conocido.

Saben es triste pensar que la mayoría de estos actos quedan impunes, ya que como dije antes para muchos esto pertenece a una especie de tabú, y por tanto no puede ser mencionado. La ignorancia y falta de comprensión de la familia, cultura y sistema judicial, quienes muchas veces culpan a la víctima y encubren o excusan al abusador, hace que la persona calle y no denuncie el acto, convirtiendo su experiencia en un secreto. Existen al menos 10 millones de “sobrevivientes secretos” que llevan consigo la carga de un abuso, jamás compartido.

Debemos siempre estar atentos, ya que muchos niños no hablan, porque temen que al hacerlo nadie les creerá o en el peor de los casos les culparán por aquel hecho; por esta razón se sienten culpables y avergonzados.

En el caso de un hombre es más difícil denunciar una violación, porque piensa que si se sabe que fue abusado sexualmente su “hombría” y orientación sexual pueden ser cuestionadas. Generalmente asumimos que cuando un hombre ataca o viola sexualmente a otro hombre, el ofensor es homosexual y la víctima puede llegar a serlo también y convertirse en abusador más adelante. Estas nociones, populares están equivocadas, tienen su raíz en el mito de que el asalto sexual busca principalmente la gratificación sexual, ignoramos entonces aspectos como el poder y el control que alguien quiere experimentar. Por lo tanto no todas las personas que fueron abusadas, se convertirán en abusadores, aunque si muchos de los violadores fueron  abusados de niños.

Mencionaré algunos de los síntomas más comunes como consecuencia de los abusos sexuales, pero antes aclararé que aquel que los presente no necesariamente fue abusado, ya que estos síntomas pueden darse por otros tipos de trauma.

          Se presentan enfermedades sin razón orgánica, tales como depresión, fobias, ansiedad, y problemas psicosomáticos, por lo que la persona puede pensar que se está volviendo loca

          Inhabilidad para regular el afecto, es decir la persona se siente “inundada” o sobrecargada por emociones, o también puede sentirse como anestesiada, adormecida, por lo que camina por la vida como un robot sin sentimientos.

          Una persona abusada siente enojo, furia, y rabia, y tiene motivos para esto, ya que ha sido herida y maltratada. Estos sentimientos son generalizados.

          Tienen problemas y dificultad para relacionarse con otras personas, tanto social como sexualmente.

          Le temen a la intimidad, y son incapaces de poner límites o autoafirmarse. Es demasiado permisiva o por el contrario muy rígida en sus límites.

          Odia su propio cuerpo, se siente sucia.

          Tienen pobre autoestima.

          Se agreden a sí mismos, se realizan cortaduras, quemaduras o golpes, y a veces intentando suicidarse.

          Abusan del alcohol, nicotina y drogas; pero también pueden volverse adictos al trabajo así como personas violentas.

          Sienten confusión, desconfianza y vergüenza; así también muestran miedo, ansiedad, terror y fobia.

          Sienten que no tienen control, sufren de amnesia, es decir no recuerdan periodos largos de tiempo, eventos específicos, parte de su vida.

          Hipervigilancia, no pueden dormir ni relajarse, además sufren intromisión de imágenes del abuso en estado de vigilia.

          Se sienten culpables, ya que son incapaces de distinguir claramente entre el sexo con consentimiento y sin consentimiento. Por otra parte hay personas que pueden sentir placer cuando el abusador le estimula sus órganos, creando así confusión porque no saben que el cuerpo está diseñado para sentir placer cuando se le estimula en ciertas partes.

          Sufren disociación, es decir que el niño ve su abuso como si le hubiese pasado a alguien más, desde afuera, existe una desconexión. Sienten como si estuvieran solo en un sueño, y si la disociación es temporal incluso les ayudará a superar el trauma; también puede presentarse en ciertas partes del cuerpo impidiéndoles sentir.

 

No podemos dejar de lado un tema tan importante como la explotación sexual, ya que esta situación se va agravando con el paso de los días, tanto así que cada vez es mayor el incremento de los niños y niñas a nivel mundial que son explotados sexualmente, y lo peor actualmente se va reduciendo la edad de los niños afectados, según estudios realizados la edad promedio de un infante explotado va desde los 15 años a menores de 5 y 6 años; siendo en sí esto lo perverso de una demanda sobre la cual aun no tenemos datos específicos.

Las principales víctimas de tan atroz actividad son las mujeres y niños generalmente latinoamericanos,  que luego de ser secuestrados son sometidos a las redes de prostitución por los llamados Polleros quienes también los utilizan para la venta de droga en estados Unidos.

Según encuestas realizadas se sabe que los explotadores encuentran a sus víctimas entre los menores migrantes, entre los hijos de familias disfuncionales o desintegradas, en los blogs y chats de las páginas de internet a partir de los 6 años de edad, y que a pesar de que existen convenciones internacionales y leyes, este delito no se persigue con diligencia, razón por la cual crece de manera alarmante, convirtiéndose en un jugoso negocio que genera ganancias hasta de 30 mil millones de dólares anuales, cifra equiparable a la que obtienen individualmente el tráfico de armas y el narcotráfico.

En Estados Unidos, Alemania, y España, se reporta el mayor tráfico de infantes, provenientes de regiones pobres o que huyeron de su país de origen.

Tomemos conciencia por un momento de esta realidad, no creen que ya es tiempo de que nos unamos y luchemos por cambiarla, de que vivamos y trabajemos protegiendo a los más pequeños y vulnerables, ofrezcámosles una sociedad segura y tranquila, un mundo pacífico por el que puedan transitar alegres y en el que algún día vean realizados sus inocentes sueños.

 

Gracias.

 

 

martes, agosto 18th, 2009 | Author:
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