Es simple hacer un inventario de las áreas de enfrentamiento de una pareja. Engloban todas y cada una aquellas en las que se mueve la relación. Las disputas en los matrimonios se dan de manera frecuente sobre las responsabilidades (quien se hace cargo de hacer las cosas) y el poder (quien decide lo que se tiene que hacer), las finanzas, las relaciones con miembros de la familia de origen, el cuidado de los hijos, actividades sociales y de trabajo fuera de la familia, sexualidad y también amedrentad y la comunicación.
Existen algunas áreas en las que los inconvenientes aparecen habitualmente, por poner un ejemplo, la percepción de desigualdad en la distribución del trabajo, mas no son irremediables y, por lo general, no dan sitio a la ruptura; si bien amargan la relación. No obstante, hay otras fuentes de enfrentamiento que atacan a la propia constitución de la relación de pareja, como el sexo extramatrimonial, la bebida y las drogas, que pronostican el divorcio con bastante seguridad. En exactamente el mismo sentido hay que estimar los celos y la insensatez en el gasto de dinero.
Los enfrentamientos en la pareja se pueden reunir cerca de los aspectos esenciales que estructuran la pareja y os lo he planteado de esta manera:
Amedrentad. Epstein, Baucom, Tankin y Burnett (mil novecientos noventa y uno) identifican como áreas de enfrentamiento marital los límites que existen entre los 2 esposos en el grado de amedrentad y de compartir y el cómputo entre el poder y control en la toma de resoluciones de la pareja. Afectando a la amedrentad, estos autores, incluyen elementos como la expresión de aprecio, detalles, sexo, etcétera.
Compromiso. Epstein y cols asimismo incluyen en el apartado de la amedrentad otros aspectos que en el artículo se han asignado al compromiso, concretamente el grado de inversión que cada esposo pone en la pareja. La inversión incluye, la inversión instrumental, que es el ahínco conductual que se efectúa para sostener o bien progresar la relación, y la inversión expresiva que son los sacrificios que se efectúan para hacer feliz al otro.
Dominancia. Afectando al cómputo entre el poder/ control en la toma de resoluciones de la pareja. En este apartado, Epstein y Cols, incluyen elementos esenciales como el dinero, el empleo del tiempo de ocio, la distribución del trabajo en casa, las prioridades en el desarrollo de la carrera de cada miembro, etcétera
La propia existencia de una relación de dominancia en la pareja se ha mentado como causa de enfrentamientos y de injusticia, sobre todo desde el punto de la teoría de unas relaciones equitativas; mas no se ha probado experimentalmente que sea de esta forma. Puede darse la dominancia sin que aparezca o bien se perciba ninguna distorsión, siempre que la otra persona lo admita. Además de esto la toma de resoluciones tiene la característica de ser una habilidad escasa y bastante difícil y por este motivo un bien apreciado. El apoyo que cada uno de ellos consigue de la pareja en la toma de resoluciones individuales o bien conjuntas, puede ser uno de los refuerzos básicos que se consigue de la relación. Por este motivo si bien exista una relación de dominancia de un miembro sobre el otro puede ser considerado como algo admisible e inclusive deseable pues evita la labor desapacible de tomar resoluciones.
Asimismo hay que estimar que el poder, el ejercicio de la dominancia, es reforzante en sí. Como la amedrentad es un refuerzo esencial para cada componente de la pareja y es simple reconocerlo como tal. El ejercicio del poder asimismo lo es, no únicamente pues deja acceso a ciertos recursos, sino más bien por la percepción de control y de autoeficacia que consigue quien lo ejercita. La persona que está machacada en su trabajo o bien en sus relaciones sociales podría buscar en la pareja la validación que le falta, y no únicamente mediante la amedrentad, sino más bien por sentirse poderoso al ejercer el poder en un entorno social significativo como es la familia o bien la pareja.
Los inconvenientes se pueden dar en campos que afectan a los 2 aspectos, amedrentad y dominancia. Por servirnos de un ejemplo, las relaciones con las familias de origen es fuente corriente de enfrentamientos (Weissman et al, dos mil). Si no se ha producido la separación precisa para edificar la amedrentad o bien si progenitores o bien hermanos interfieren demasiado, y tienen excesivo peso en la toma de resoluciones en la pareja, se introducen elementos distorsionadores que provocan contrariedades esenciales. Muy frecuentemente la manera en la que aparecen estos inconvenientes en la consulta, es a través de protestas de que hay un desequilibrio en las relaciones con las familias de los dos. Es esencial que se haya establecido un espacio para tomar las resoluciones con el suficiente grado de amedrentad, para lo que se debe haber dado la separación real de la familia de origen.
Apego. Las conductas de apego se aprenden en la infancia y se automatizan. Asimismo se aprenden en la familia de origen las conductas de contestación a la petición de ayuda. Si no se cumplen las esperanzas que producen las solicitudes del otro, pueden darse problemas serios en las parejas. El hecho de que las conductas sean automáticas y por lo tanto no conscientes y muy básicas, hace que los enfrentamientos en este aspecto sean graves y no siempre y en toda circunstancia explícitos, dando sitio a emociones fuertes que no hallan una expresión conveniente para su solución.
Cómo se dan los conflictos de pareja?
Componentes conductuales
Se han determinado patrones conductuales que se instalan en las parejas con conflictos:
El más conflictivo es cuando a una comunicación negativa se responde normalmente con otra comunicación negativa por la parte del otro estableciéndose una reciprocidad en la negatividad que puede terminar en una escalada de violencia.
Otro patrón conflictivo aparece cuando la mujer o bien el hombre da contestaciones hostiles al paso que el hombre o bien la mujer se retira o bien no responde, frente a lo que se acrecienta su hostilidad. En los matrimonios armoniosos se da asimismo este patrón si bien con una menor frecuencia y con frecuencia termina con la retirada de los dos.
Uno de los métodos que se usan para solucionar los inconvenientes de comunicación es la utilización de la metacomunicación, o sea, meditar sobre la manera en que se da la comunicación. Por poner un ejemplo, se afirma “no me estás escuchando” para procurar que haya una escucha, mas el mensaje no verbal, puede ir acompañado de componente violento, con lo que, el que responde lo hace a ese componente beligerante, lo que lleva a más discusiones, metiéndose en un círculo vicioso. En los matrimonios sin inconvenientes responden a la metacomunicación y no al componente sensible.
Como patrones de comunicación conflictivos Gottman (mil novecientos noventa y ocho) agrega la presencia de los 4 jinetes del Apocalipsis que pueden conducir a la pareja al divorcio: la crítica, la actitud protectora, el menosprecio y charlar mucho a fin de que el otro no pueda dar su opinión. Para este autor se empieza con la crítica que lleva a los otros.
Todos estos patrones de conductas pretenden la mayor parte de las veces solucionar el enfrentamiento, mas no únicamente no lo resuelven, sino lo conservan y la propia interacción se transforma en el propio inconveniente.
Los elementos cognitivos de los conflictos
Se han estudiado asimismo los elementos cognitivos que anteceden, si están asociados al enfrentamiento y si en ocasiones pueden desencadenarlo. Se identifican así:
La atención selectiva. Los miembros de la pareja tienden a valorar de forma muy, muy diferente la frecuencia y gravedad con la que ocurren determinadas conductas, fijándose en aquello que les duele y dándole subjetivamente mayor frecuencia o bien gravedad, para lo que asisten a buscar en la historia de la pareja hechos afines con los que procuran confirmar su percepción actual.
Atribuciones. La atribución del inconveniente a ciertas causas se ve como un factor preciso para su solución, de acá la relevancia de que las atribuciones estén efectuadas apropiadamente. Un género de atribuciones que acrecientan los inconvenientes, son aquellas en las que se atribuye al otro la responsabilidad de los inconvenientes comunes. Lo mismo ocurre con aquellas en las que se atribuye la conducta negativa del otro a malas pretensiones, siendo prácticamente imposible probar su falsedad. Esta clase de atribuciones acentúa el enfrentamiento al acrecentar los ataques verbales que procuran culpar y abochornar al otro.
En los inconvenientes generados por las atribuciones mal hechas está la de atribuir al otro la capacidad de hacer el cambio preciso para la solución del inconveniente, suponiendo que no lo hace por el hecho de que no desea y entonces se le culpa y ataca.
La discrepancia en las atribuciones sobre la causa de los inconvenientes, puede ser por su parte causa de inconvenientes. Por servirnos de un ejemplo si la esposa piensa que el marido crea que su personalidad es la causa de los inconvenientes y no está conforme, esto se transforma nuevamente en un foco de discrepancia.
Esperanzas. Está claro que si no se tienen esperanzas de solución, la posibilidad de que los inconvenientes se resuelvan son mucho menores, se deja de buscar y de procurarlo. En consecuencia pueden darse inconvenientes al generarse indefensión. Cuando tienen la creencia de que los inconvenientes se pueden solucionar se dan más opciones de que se resuelvan.
Suposiciones y estándares. Si aparece una discrepancia entre lo que creen los esposos que habría de ser el matrimonio y lo que perciben que es, tanto en cualidad como en cantidad, los inconvenientes están asegurados. No es preciso que sean siendo conscientes de la discrepancia a fin de que aparezcan los enfrentamientos. No obstante las diferencias reales entre los estándares de los dos componentes tienen poca relación con el nivel de satisfacción del matrimonio, siempre que no exista discrepancia entre lo que “debería ser y lo que es”, cada uno de ellos de ellos puede meditar que se cumplen en el matrimonio.
Las opiniones irracionales pueden ser una de las fuentes de enfrentamiento en las parejas. Eidelson y Epstein (mil novecientos ochenta y dos) alistan ciertas de ellas: Estar en disconformodidad es destructor de la relación, los miembros de la pareja han de ser capaces de descubrir los deseos, pensamientos y emociones del otro, los miembros de la pareja no pueden mudarse a sí mismos o bien a la naturaleza de la relación, uno ha de ser un compañero sexual perfecto del otro, los enfrentamientos entre hombre y mujeres se deben a diferencias innatas asociadas al sexo que se muestran en las necesidades y en la personalidad.