Alimento para el alma!!!

Así es la Vida



 Muchas veces en la vida pensamos y hasta decimos que nos queremos morir. Pero la vida es muy valiosa para desperdiciarla. Todos somos muy importantes.

Piensa que aunque para el mundo no seas nadie, para alguien eres el mundo.

Muchas veces pensamos que otros son perfectos, pero no hay nadie perfecto, todos somos iguales. Sólo hay gente que tiene cosas que tú no tienes, como tú tienes cosas que ellos no tienen.

Muchas veces te sientes mal por la forma en que actúas y reaccionas, pero lo que ocurre es que algunos lastimamos con más facilidad que otros. Las virtudes de los demás siempre son más visibles para ti, que las tuyas propias.

Muchas veces te aferras a algo o a alguien. No está mal, pero trata de no hacerlo indispensable para tu vida, si te acostumbras a usar siempre muletas, nunca andarás bien.

Muchas veces te desprecias, te miras al espejo y te insultas. No lo hagas, acepta tanto tu realidad como el hecho de que sólo Dios puede transformar tu vida.

Muchas veces nos desesperamos y desilusionamos, pero si todo lo que esperamos o deseamos se cumpliera, ¿dónde estarían las sorpresas?.

Muchas veces nos traicionan los que creíamos amigos. Y ahí aparecen los verdaderos amigos que nos consuelan.

Por todos esos motivos no bajes los brazos nunca.
Por todo eso vive la vida al máximo, sonríe, se feliz, disfruta de la vida y confía en el Señor.
Por todo eso ama la vida, quizás no sea muy larga, pero puede ser intensa y significativa.
Puede que te toque vivir cosas difíciles, pero con el Señor, lo mejor, está por venir.
No hagas que tu vida sea un infierno, trata de vivir cada momento como si fuese el último.
Toma con cuidado las decisiones importantes, si te equivocas puedes derribar lo que construiste a lo largo de toda tu vida.

Nunca cambies, siempre sé tu mismo. Piensa que siempre hay gente que te va a recibir con los brazos abiertos.

Nunca creas que es tarde para volver a empezar. Nunca es tarde para realizar un sueño. No hay nada imposible para Dios.

Acuérdate siempre que en nuestro idioma existe una palabra clave para volver a empezar, PERDÓN.

“La vida es gratis, es un regalo y los regalos no hay que rechazarlos. Pero para que ese “regalo” tenga algún sentido, tienes que preguntarle a quien te la regaló, de otra manera te estarás perdiendo el verdadero significado de tu existencia

 

 

 

Las percepciones del Rey



Un poderoso rey encontró finalmente el amor. Su joven esposa tenía todas las condiciones que un hombre pudiera desear en la vida. Además de ser hermosa y atractiva, era alegre y entusiasta, con un corazón amoroso siempre abierto a ayudar a los demás. El amor fluía entre ellos como en pocas ocasiones se había visto.

En los actos protocolares ella caminaba orgullosa a la par del rey. Muy alagado el monarca pensaba: “Cuánto me quiere. Ella sabe que el protocolo indica que debe permanecer detrás de mí, que mis súbditos pueden ir a prisión si no hacen eso, sin embargo ella me ama tanto que siempre quiere estar a mi lado”.

En cierta ocasión, ella se disponía a comer una manzana. Era la última que quedaba y tenía un brillo que la hacía realmente apetitosa. En eso llegó el rey y al ver aquella fruta resplandeciente manifestó su deseo de comerla. Ella lo miró con dulzura, le dijo que era la última que quedaba pero que no tenía problema en compartirla. Tomó un cuchillo, la cortó en dos y de inmediato le ofreció una de las mitades a su esposo. El monarca pensó: “Cuánto me quiere. Ella es capaz de compartir lo que sea conmigo. Que suerte he tenido”.

Pasaron unos años antes que se presentaran problemas en la pareja. Tras un fuerte altercado, ella se retiró del amplio salón en el que discutían, dejando al Rey solo. De inmediato el soberano mandó a llamar a su consejero para quejarse amargamente de su esposa.

– Ella nunca me quiso – decía lleno de rabia -, cada vez que tenemos un acto protocolar es incapaz de permanecer detrás de mi, siempre se pone a mi lado y olvida que yo soy el monarca y que nadie puede ponerse a la par del rey. Es una insolente, no me ama, no respeta la dignidad de mi majestad. Lo que siempre quiere es brillar ella por encima de mí.

– Pero su majestad – alcanzó a decir el consejero.

– No me interrumpa – gritó el rey –. Definitivamente ella dejó de amarme hace mucho tiempo. Recuerdo aquella vez que llegué hambriento, solamente había una manzana y ella fue incapaz de dármela. Lo único que alcanzó a hacer fue cortarla en dos y darme el trozo más pequeño. Que insolencia, tratar así al Rey, ¿no se da cuenta que ella es sólo un súbdito? He mandado a cortar muchas cabezas por mucho menos que eso.

Y las quejas continuaron por mucho tiempo…

Un hecho puede ser visto desde distintas perspectivas por una misma persona dependiendo de su estado de ánimo y/o de la condición emocional en que se encuentra. ¿Cuántas veces hemos dejado que un pésimo estado de ánimo o una mala actitud mental desvirtúe la belleza, las virtudes y las bondades de quienes tenemos a nuestro lado?

Ir a la barra de herramientas