domingo, julio 03rd, 2011 | Author:

Ecuador tierra de sapos y ranas

Luís A. Coloma Revista Ecuador Terra Incógnita – Quito   January 2005

Ecuador es, sin duda, el país de los sapos y las ranas. Aquí habita el 8% de los anfibios del mundo. Sus 439 especies de anfibios (410 ranas y sapos, 23 ilulos, y 6 salamandras) le ubican en un tercer lugar mundial, después de Brasil y Colombia, en cuanto a número de especies. No obstante, ocupa el primer lugar si se toma en cuenta su modesta superficie.

El 40% de especies de anfibios del Ecuador (es decir 175) son endémicas. Habitan desde los agrestes bosques secos hasta los fríos páramos. En estos últimos, cerca del 70% de sus 49 especies son exclusivas de este ecosistema.

Recuerdo que en mi infancia, durante los años sesenta, la diversidad de sapos en Guaranda (mi ciudad natal) resultaba espléndida. No era difícil encontrar pozas rebosantes de ultios (renacuajos), poblaciones abundantes de ranitas cristalinas (Centrolene buckleyi), marsupiales (Gastrotheca pseustes), cutines (Eleutherodactylus w-nigrum) y los más conspicuos pucasapos (Atelopus guanujo). Estos últimos ostentaban su color rojizo en los potreros verdes.

Recuerdo que en el Escolar Ecuatoriano, texto obligatorio de las escuelas en ese entonces, encontré extrañas incongruencias con la realidad. No se mencionaba que existían sapos rojos, y solo había un párrafo escueto que decía algo así «son animales nocturnos y los hay de dos clases: los sapos son café, torpes, feos y con verrugas, mientras que las ranas son verdes, con grandes orejas, y se mueven a grandes saltos».

Nada más lejano de la realidad; los textos de aquel entonces habían replicado (¡con algunos errores!) lo que se conocía de las ranas y sapos europeos. Lo cierto es que en Ecuador no solo había especies parecidas a las ranas y sapos europeos, sino que este pequeño país sudamericano contaba con una casi inimaginable diversidad de estas criaturas, las cuales, por aquel entonces, eran muy poco conocidas. Pero…

¿Qué son los anfibios?

Los anfibios (ranas, sapos, ilulos y salamandras) son vertebrados singulares por varias razones. Poseen una piel permeable con glándulas que la mantienen húmeda y otras que la protegen de virus, hongos y bacterias. Su audición también es peculiar, pues además de escuchar a través del tímpano, lo hacen por medio de sus patas. Ellos perciben sonidos de frecuencias bajas con ayuda de músculos asociados a las patas delanteras y en conexión con receptores especiales en el oído interno. Otra característica de muchos anfibios es la metamorfosis de renacuajo acuático para transformarse en adulto terrestre. Esto último generó interés por su estudio desde los albores de la zoología.

Este interés derivó en exploraciones científicas que en Ecuador comenzaron en 1849. Desde aquel entonces se han realizado esfuerzos monumentales por describir las especies de anfibios del Ecuador, cuya diversidad es exuberante. Basta mencionar tres ejemplos para ilustrar lo dicho:

En la provincia de Esmeraldas existe el sapo (Bufo blombergi) con el cuerpo más grande del mundo (26 cm). No menos interesante es el caso de la rana chachi (Hyla picturata), una rana arbórea de ojos telescópicos (extremadamente grandes y potentes) como ninguna otra (ésta vive junto a los riachuelos del Chocó ecuatoriano). Y qué decir de los más conocidos sapos «pacman» (Ceratophrys spp.), que tienen enormes bocas para devorar sapos, y así… podríamos llenar muchas páginas mencionando los múltiples tamaños, formas, colores y modos de vida de estos habitantes de nuestro país.

Category: Ranas Y sapos
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