Ecuador tiene una nueva marca turística presentada oficialmente junto con el slogan «ama la vida», por el presidente Rafael Correa durante su enlace ciudadano el último sábado. Lo sorprendente no es que el mismo presidente haya hecho el lanzamiento, sino que esto sucede año y medio después de que el Plan de Marketing Turístico del Ecuador 2010-2014 determinó que el posicionamiento mundial de la marca vigente hasta ese momento junto con los 4 mundos (ver foto) fue uno de los objetivos que alcanzó mayor éxito en el plan de marketing anterior. Pero mucho más sorprendente aún es que el anuncio ha suscitado todo tipo de reacciones de una comunidad turística tradicionalmente pasiva. Grupos en Facebook, cartas a la prensa, una marcha pacífica e incluso un interesante artículo al respecto en el diario de mayor circulación nacional, son algunas de las evidencias de que los actores sociales del turismo en Ecuador estamos empezando a opinar críticamente.
Fuera de las opiniones que cuestionan el diseño del logo y la idoneidad del slogan (personalmente me gustan), creo que cabe preguntarnos si invertir el dinero público en estrategias completamente nuevas de marketing es la decisión más acertada en tiempos de crisis, especialmente cuando la inversión en el desarrollo y consolidación de productos turísticos locales pareciera más urgente. Cabe preguntarnos si la nueva marca es congruente con las estrategias trazadas en el Plandetur 2020 (que por cierto tiene aún diez años más de vigencia). Cabe preguntarnos también si la decisión se tomó técnicamente, apoyada en el nuevo Plan de Marketing y en los estudios que se hicieron al respecto a finales del 2008 y principios del 2009. La impresión de folletos de información turística y la relativamente reciente inversión para seguir promocionando la marca anterior nos indican que no (nueva folletería para la Ruta del Spondylus por ejemplo, o los taxis en Londres). Por eso no hay que desestimar la magnitud del cambio y la inversión que representa: desechar la folletería obsoleta, rehacer la señalética turística nacional tanto en ciudades como en carreteras, repintar las paredes de las oficinas de información, mandar a hacer nuevas gorras, camisetas y uniformes para todo el personal del MINTUR. Eso sin mencionar las pequeñas y medianas empresas que invertieron en su propia folletería e incluyeron nuestra marca para sentirse parte de un todo. Porque esa es la función de una marca país, presentar un producto turístico variado pero unificado.
¿Lo positivo? La marca país y la marca turística serán una sola… lo que significa que el logo y el slogan esta vez representan también a otros sectores de la producción bajo una imagen internacional única. ¿Otro aspecto positivo? Las opiniones de la comunidad turística como una señal de que nos preocupa la continuidad de los procesos turísticos iniciados y liderados por el sector público y nos preocupa también que las nuevas estrategias incluyan procesos de toma de decisión que sean a la vez técnicos y participativos. Quizá constituyen el reflejo de una evidente profesionalización del sector turístico, de un creciente interés de participación ciudadana… o simplemente de que quizá estamos cansados de borrar una y otra vez para empezar de cero.
Hace dos semanas me fui pasear a Londres -a hora y media de Eastbourne, donde yo vivo- con mi mamá y una amiga ecuatoriana. Caminando por Regent Street mi mamá pegó un grito: ¡mira! Un clásico taxi londinense con la marca país -Ecuador- pintada en todo su exterior estaba parado junto a nosotras. La emoción fue tanta que no alcanzamos a sacar nuestras cámaras.
Hoy me puse a buscar una noticia al respecto y esto fue lo que encontré y efectivamente, es una estrategia del Mintur para promocionar Ecuador en el mercado inglés. La noticia completa aquí.
Hay 22.000 taxis en Londres ¿cuáles eran las posibilidades de que estas tres ecuatorianas vean uno de los 27 que tienen la marca país? Tuvimos tanta suerte que quizá debimos comprarnos un guachito.
Si quieren recordar la canción del título y/o pegarse un buen dancing ahí les va el link de la salsa de Luis Felipe González.
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Foto principal obtenida de taximedia.com
Se habla muy poco ya del proceso de descentralización y transferencia de competencias a los municipios turísticos que impulsó el Ministerio de Turismo del Ecuador a partir del año 2001.
Y es una lástima, ya que mientras el resto de América Latina seguía teorizando sobre la necesidad de procesos que promuevan el desarrollo local, la autonomía de los espacios locales, el uso adecuado de recursos territoriales y la participación pública en la toma de decisiones sobre turismo, Ecuador ya contaba con un Modelo de Descentralización Turística coherente y viable.
Partiendo de una solicitud expresa y la voluntad política de los alcaldes, el Ministerio de Turismo transfirió atribuciones a los cantones que incluyen legislación y regulación local del turismo, actualización de los inventarios y catastros, promoción turística, concesión de licencias anuales de funcionamiento, entre otras (Maldonado, 2008).
La descentralización del turismo en nuestro país fue un proceso bastante ágil y se aplicó gradualmente a un número importante de municipios (60 bajo el modelo original), con un componente adicional que no tuvieron los procesos de descentralización de otros sectores… ni de otros países: incluyó un breve proceso de acompañamiento y capacitación por parte del MINTUR con el fin de que el personal que conforma las Unidades Técnicas Municipales de Turismo puedan asumir sus nuevas funciones.
Un estudio del CONAM evalúa el proceso en el 2004 y concluye entre otras cosas que el 65% de los municipios descentralizados ejerce el 60% de las atribuciones transferidas… y que menos de la mitad de las unidades técnicas municipales cuentan con profesionales en turismo. Además según el informe ‘a esto se suma que sólo el 47% de los jefes de estas unidades han asistido por lo menos a la mitad de los cursos de capacitación ofrecidos por el MINTUR’.
Así, mientras el modelo contemplaba el acompañamiento y se invertía el dinero público en capacitar a los actores sociales locales, los encargados de su ejecución no contaban con una base técnica mínima para asimilar esa capacitación, o eran removidos al arbitrio por los alcaldes de turno. Excusa no hay, porque ahora tenemos profesionales en turismo hasta en los rincones más alejados de la patria, pero por alguna razón, a cargo de estas oficinas se sigue prefiriendo a las reinas de belleza.
FUENTES:
Maldonado (2008). Descentralización del turismo en el Ecuador: el caso de los municipios de Ibarra y Manta. Tesis de maestría en Ciencias sociales, FLACSO.
CONAM-GTZ (2004), Estado de concreción del proceso de descentralización en el Ecuador (López Hernando), CONAM.
Finalmente el manual está terminado y publicado en la página de DSpace de ESPOL, lo comparto en el blog para facilitar su acceso pero sobre todo para tener un poco de retroalimentación ya que la página de DSpace no lo permite. Un poco a partir de mi propia experiencia en proyectos de turismo y en las dificultades que a veces tenemos como técnicos en buscar la mejor forma de evaluar un destino y hacer un buen diagnóstico, lo que he hecho es revisitar la fundación teórica sobre la cual se hace planificación turística y tratar de incorporar diferentes autores en una perspectiva sistémica que nos permita trabajar. De esta forma, el documento tiene dos partes: una teórica y una práctica.
El manual propone básicamente que el diagnóstico turístico consiste en la recolección de información y el análisis técnico de los 6 elementos que permiten el funcionamiento turístico de un destino (atractivos, oferta de servicios, demanda, infraestructura, gobernanza y comunidad receptora), así como de las condiciones del entorno que pueden influir en su dinámica.
La revisión del sistema turístico en el destino que se va a planificar, tiene como propósito definir cuáles son los factores que están afectando positiva o negativamente a la actividad, identificar las oportunidades y limitaciones del desarrollo, la definición de estrategias y la toma de decisiones. Con este fin, el diagnóstico turístico puede completarse en tres etapas: La primera es la planificación y diseño del diagnóstico, la segunda se refiere a la recolección de información de campo y la tercera consiste en el análisis y sistematización de resultados.
El manual incluye instrumentos sugeridos para la recolección de información de campo (fichas de recolección de información) que ya han sido utilizadas en varios proyectos en el Ecuador (¡la retroalimentación sobre las fichas es más que bienvenida!).
Para acceder al manual, haga click aquí. Y si lo quieren citar, el formato sugerido es:
Ricaurte, Carla (2009). Manual para el diagnóstico turístico local. Guia para planificadores. [En línea] ESPOL. http://www.dspace.espol.edu.ec/handle/123456789/8300
Nuestro blog no esta muerto, solo ha estado un poco abandonado… Gracias a los comentarios de unos lectores he decidido retomarlo aunque quizá no con la misma frecuencia. Sin embargo, siento que es importante que se mantenga este espacio para la reflexion turística para comentar lo que sucede con el turismo en el Ecuador, compartir datos curiosos sobre el turismo en el mundo o por lo menos para mantener mi propia salud mental y la de un par de visitantes frecuentes.
En esta tercera entrada sobre complejidad quiero compartir mi primer bosquejo de investigación doctoral… tarea a la que me estaré dedicando durante los próximos años.
El objetivo de la investigación no es solamente aplicar la Teoría de Sistemas Complejos para entender como funcionan los destinos, sino proponer nuevos métodos y herramientas de planificación en los que se tome en cuenta los factores cambiantes y a veces inestables que pueden afectar a los destinos y a los planes de turismo. En otras palabras, buscar maneras de hacer planificacion turística flexible, adaptativa y evolutiva. Bien simple. Como diría mi maestra Rocío Serrano, lo complejo no tiene por qué ser complicado.
Entre los temas de actualidad turística se trata ampliamente cuestiones de calidad del producto y de los destinos turísticos, de certificaciones a la calidad ambiental de los servicios, de prestadores de servicios que cobren el precio justo, de la necesidad de hacer publicidad turística no engañosa, en resumen, de la importancia del comportamiento ético de los diferentes sectores que integran la oferta turística ¿pero qué hay de la ética de la demanda? Los turistas debemos también comportarnos éticamente.
En efecto, si nos detenemos a pensar, a veces viajamos por nuestro país y tenemos comportamientos que afectan negativamente a los destinos que estamos visitando: oímos por ejemplo, música a todo volumen en nuestro auto recién “tuneado”, dejamos nuestros envases vacíos a lo largo del camino, consumimos langostas que no han alcanzado su tamaño de adulto, compramos cangrejos en temporada de veda, adquirimos paquetes turísticos “piratas” porque están a más bajo precio, contratamos guías de turismo sin preguntar si tienen o no licencia y regateamos en la compra de artesanía hasta el cansancio, lo que básicamente demuestra que no somos responsables al momento de consumir el producto turístico.
La pregunta clave es si nosotros, en nuestro rol de consumidores del producto turístico somos capaces de escoger un servicio sostenible sin importar que sea más costoso, de esperar unas semanas a que termine la veda, de bajar el volumen, de valorar la artesanía más que los productos industriales, en resumen ¿somos tan conscientes que estamos dispuestos a pagar más por obtener un servicio que podemos obtener más barato en el chiringuito de junto, solo porque éste sí es legal/ ecológico/ socialmente responsable? ¿O la filosofía de la viveza criolla sencillamente no nos lo permite? ¿Estamos dispuestos a convertirnos en turistas de calidad?
Resumen del artículo publicado por la autora en la Revista Transport, agosto de 2008.
El Estado de Queensland en Australia —donde está el Great Barrier Reef— lanzó a finales de 2008 una estrategia de marketing increíblemente creativa. Se trata de la búsqueda de alguien que llene la vacante para el «mejor trabajo del mundo».
Si ya vieron el video, pueden seguir a Ben, el británico ganador de 34 años y a su novia, en el Blog del Island Caretaker.
Una pregunta de clase refleja una de mis inquietudes más grandes. Sin embargo la respuesta es simple: los planes no funcionan porque no se ejecutan solos. Es bastante ingenuo pensar que con la misma estructura pública que existía antes del plan, se puede ejecutar las nuevas estrategias y políticas. Imposible.
Para empezar, cada estrategia o ámbito de acción del plan —en el PLANDETUR 2020 son seis— necesita una estructura pública equivalente —llámese oficina, equipo de trabajo o coordinador— que impulse los objetivos trazados en conjunto con otros departamentos, organismos, actores sociales y estructuras públicas.
De ahí está el tema de seguimiento. Una vez publicado, difundido y aplaudido el documento, es necesaria la creación de organismos público—privados encargados de vigilar y apoyar la ejecución de los programas y proyectos en los tiempos programados, adaptar el plan a periodos de crisis e incluso actualizar la vigencia de los contenidos del plan. Sí, como los Comités de Turismo que se establecieron en su momento para los municipios descentralizados, pero con una agenda definida.
Y aún lo anterior es insuficiente: además hay que medir el éxito del plan en el tiempo. Claro, hay que saber si el plan funcionó o no funcionó y ahí estoy hablando específicamente del diseño de variables e indicadores de desarrollo turístico, pero también de la definición de los mecanismos y metodología de monitoreo.
En resumen, cuando el plan está listo el trabajo no ha terminado… más bien recién empieza.
La semana pasada asistí a una de las conferencias que el Prefecto Jaime Nogales está dictando con el fin de difundir el Plan Maestro de Desarrollo Turístico del Guayas. Me llamó la atención que los primeros tres objetivos del plan consisten en incrementar el volumen de visitantes (8% anual), los gastos por turismo (también en un 8% anual) y la inversión medida en número de habitaciones y número de vuelos, datos que nacen de un detallado análisis de la tendencia mundial y regional de crecimiento turístico, de la oferta actual y potencial de la provincia, así como del perfil de nuestra demanda real. En resumen, la finalidad del plan es impulsar el crecimiento del turismo.
En la determinación de objetivos de planificación turística, el turismo o el crecimiento turístico no deberían ser un fin. El turismo debería ser un medio para lograr algo, ya sea la protección ambiental, la conservación del capital natural local, el desarrollo de modelos de negocio sostenibles, la mejora de la calidad de vida de la población, fin que debe establecerse claramente y por adelantado para que esta misma actividad económica que estamos alimentando no nos regrese a morder la mano.
En efecto, el éxito turístico medido en satisfacción del visitante o en número de empleos, camas y asientos de avión, es un enfoque de planificación económico-tradicional que ha sido muy útil en otros destinos para lograr inversiones e incremento de la oferta, también para dinamizar empresas, atraer a la demanda y convertir áreas desoladas en grandes destinos masivos. Sin embargo, también se ha demostrado que puede tener grandes consecuencias ambientales y sociales que a la larga impiden que la actividad siga creciendo. Resultado: si la calidad ambiental y social se deteriora los turistas se van a otro lado.
Pero esto es solo un punto de vista, además la fortuna de los planes estratégicos es que pueden ir incorporando nuevas variables y acomodarse al entorno cambiante. Guayas tiene un plan de turismo y eso —yo diría junto con la regeneración de Guayaquil, el aeropuerto internacional y terminal terrestre— es uno de los avances más significativos que ha tenido nuestra provincia en materia de turismo en los últimos años. Un plan que además está siendo difundido de manera efectiva y entusiasta por el prefecto saliente. (Ver video aquí)
La verdad sí. Vale la pena ir aunque no están bien definidos sus sitios de visita, aunque sus senderos no han sido del todo acondicionados, aunque existe poca interpretación ambiental, aunque no hay muchas actividades para realizar. Vale la pena por muchas cosas: los guías hacen la experiencia enriquecedora, está cerca, es tan diferente a Guayaquil, es una oportunidad para pasear en bote, está ordenada, limpia, verde y además sus habitantes son muy amables.
El paseo duró aproximadamente 3 horas y media porque éramos muchos (45 en total, mis alumnos y yo) y además fuimos a hacer una investigación de campo. La Isla está a cargo de la Fundación Malecón 2000 y la entrada cuesta USD 1,00 por persona. De los ingresos un porcentaje es para solventar gastos administrativos de la Fundación y otro porcentaje es para el guía. El transporte fluvial con una operadora local costó USD 5,00 por persona. Allá nos atendieron dos guías comunitarios capacitados y acreditados por el Ministerio de Turismo: Don José y Doña Elsa quienes nos contaron historias de aparecidos y nos recitaron amorfinos. Después de eso regresamos a la ciudad cansados y contentos.
La verdad es que vale la pena que no nos olvidemos de ella, ni de todo lo que se puede y se podría hacer ahí.