Apretarle a alguien las clavijas/las tuercas/los tornillos/los cordeles

Apretarle a alguien las clavijas/las tuercas/los tornillos/los cordeles: Es, más o menos, como Ajustarle a alguien las cuentas (v.): hacer de «servicio técnico » de otra persona y apretarle esas piezas que tiene sueltas para que funcione mejor; pedirle seriedad, exigirle que cumpla con su obligación. El acto puede ser más o menos doloroso, pero suele ser necesario. Este niño cada día es más desobediente, voy a tener que apretarle un poco las clavijas. Las clavijas, las tuercas y los tornillos bien podrían referirse a las que sirven para afinar algunos instrumentos musicales, como la guitarra. Al apretar las clavijas el instrumento (la persona) suena (se comporta) mejor. No obstante, no podemos aparcar la idea de que la frase tenga que ver con aquellos siniestros instrumentos de tortura inquisitoriales en los que se ataba al reo a un potro y, mediante clavijas y tuercas, se retorcían las sogas o se tensaban las cuerdas hasta prácticamente descoyun- tarle los miembros. Es, más o menos, la forma de funcionamiento del garrote vil, en este caso aplicado al cuello. Se explicaría así la aparición de los cordeles.

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